La selección española, clasificada ya para semifinales, tratará de cerrar la segunda fase del Mundial de balonmano con una victoria sobre Hungría para seguir aspirando a la primera plaza del grupo I.
Un primer puesto que los de Valero Rivera nunca podrían alcanzar en el caso de una victoria francesa en el choque que enfrentará al vigente campeón olímpico, mundial y continental con Islandia, y que servirá para cerrar la jornada.
España, si es primera de grupo, se enfrentará en las semifinales del viernes con el segundo clasificado del grupo II, en el que Suecia y Dinamarca, ya clasificadas también para las semifinales, se medirán por la primera plaza.
Los laterales húngaros, principal amenaza
No obstante, el principal problema del equipo español será, una vez alcanzadas las semifinales, encontrar la motivación necesaria para exprimirse al máximo ante un rival que sí necesita obligatoriamente la victoria para poder seguir teniendo opciones de acceder a los torneos preolímpicos.
El conjunto húngaro, como evidenció ante Alemania, basa su juego ofensivo en la capacidad de lanzamiento los laterales Carlos Pérez y Tamas Mocsai, así como en la velocidad de los extremos, los hermanos Tamas y Gergo Ivancsik. Argumentos que se unen a la solidez defensiva que ofrecen jugadores como Timuzsin Schuch y Szabolcs Zubai, sin olvidar al portero Nandor Fazekas, que desesperó con sus intervenciones al conjunto alemán.
