Acto fallido

EL doctor Freud estableció que el acto fallido es la expresión de un deseo -latente- reprimido. Algo de eso hay en algunos de los partidos empeñados -eso dicen- en el llamado derecho a decidir. Hablemos del borrador para solicitar la autorización de un referéndum en Cataluña. El documento -CiU, ERC, ICV y la CUP- no solicita un referéndum vinculante, sino un «referéndum consultivo»; no habla de independencia, sino del «futuro político y colectivo de Cataluña»; no menciona el carácter binario o inclusivo de la pregunta; no especifica quien tramitará la petición al Congreso. ¿Prudencia por parte de quien desea el «no» del Congreso para engrasar el victimismo independentista? La hipótesis: en la tramitación de la demanda y la pregunta aparece el acto fallido.

Algunas cuestiones. ¿Por qué ICV quiere que el Parlament tramite la petición al Congreso en forma de proposición de ley? Probablemente -acto fallido que expresa reticencias o dudas sobre el proceso soberanista-, porque sabe que la Mesa del Congreso puede retrasar la petición.

¿Por qué ERC apuesta por una proposición no de ley vehiculada por los grupos catalanes en el Congreso? Porque -aquí no hay acto fallido entre lo querido y lo manifestado- sabe que esa es la vía rápida para llegar a la consideración de la demanda.

Por su parte, CiU -que ha de contentar a unos y a otros y a Unió- apostaba hasta ahora -medio acto fallido- por la doble vía. Y, tras la negativa de ERC, se sube al carro de retrasar la petición para ganar tiempo y aprobar los presupuestos. Pero, ERC exige que la tramitación contenga la pregunta. El problema: ni CiU ni ICV -¿otro acto fallido?- han propuesto todavía un modelo de pregunta. Ganar tiempo, ¿para qué? ¿Para llegar a un nuevo acto fallido que evidencie la debilidad -posible pinza Unió/ICV- del proceso?

¿Cómo salir del embrollo? En casos como este, el doctor Freud analizaba los sueños y recurría a la hipnosis. Me temo que, en este caso, ni siquiera el psicoanálisis tiene la solución.