PSC

ADIVINEN ustedes a quién pertenecen los siguientes textos: «compartir y respetar la voluntad ampliamente mayoritaria del pueblo de Cataluña», «la consulta era y es una gran oportunidad por su potencial democrático y por su dinámica transformadora», «mantener firmemente la posición dentro del bloque catalanista», «proclamar la posición favorable a que el pueblo de Cataluña pueda decidir libremente el futuro de su relación con el Estado español», «la esperanza está depositada en el derecho de todos a participar y decidir democráticamente el futuro colectivo», «somos partidarios de una transición nacional tranquila», «solo tendremos futuro -el partido- como espacio de libertad, contestatario, sin tabúes», «¡una inyección libertaria, por favor!» ¿Algún dirigente de CiU, ERC o ICV? ¿Quizá de la CUP? Los textos pertenecen a dirigentes del sector catalanista o nacionalista del PSC. Con estos mimbres, se entiende que la dirección del PSC se proponga enderezar el partido. O eso o jugar el papel de monaguillo o muleta del nacionalismo catalán. ¿Acuerdo de mínimos? El PSC ya ha firmado demasiados acuerdos de mínimos con los críticos catalanistas o nacionalistas del partido. Quizá -por aquello de la supervivencia, en este caso- lo que convenga hoy sea recuperar la vieja práctica de la izquierda -no solo de la izquierda, por mejor decir- que afirma que «el partido se fortaleza depurándose».

Cuando el «derecho a decidir» es el «derecho a decidir que sí a la independencia», cuando el nacionalismo catalán cumple o incumple la ley según convenga a sus propios intereses, cuando las denominadas estructuras de Estado (independiente) ya están en marcha mucho antes de la práctica del «derecho a decir», cuando las cartas están marcadas y el proceso soberanista va hacia la nada, ¿qué podía hacer el PSC? Desmarcarse -¡basta ya! ¡se acabó la comedia!- del sector catalanista o nacionalista. Y lo ha hecho a través de un ejercicio de democracia interna. ¿O es que el PSC no tiene derecho a decidir?