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El poder de una idea
El desarrollo de la semilla del catalanismo que germinó a principios del siglo pasado, se desarrolló como nacionalismo en la segunda mitad del XX y ahora ha fructificado en independentismo
El Colegio de Periodistas de Cataluña acogió ayer a los integrantes de las nuevas promociones de este oficio que consiste en contar lo que vemos que ocurre, que luego serán los historiadores los encargados de explicarnos lo que ha pasado. Las nuevas hornadas son conscientes de las dificultades que entraña escribir los borradores de la historia, máxime en medio de una crisis perfecta del sector y en uno de los ambientes más enconados desde la muerte del dictador.
Pero no debemos desfallecer en el intento de contribuir al bien común. Como hacen las jóvenes periodistas Ana Basanta y Silvia Torralba, que ofrecen un ramillete de crónicas sociales de la Barcelona de la crisis en su libro «Inconformistes» (Angle Editorial). Una obra periodística que no se limita a dar voz a las desigualdades que siempre han existido y que se agudizan con la crisis en una ciudad como Barcelona, donde hay gente que no puede pagar el alquiler ni la hipoteca, enfermos desatendidos y barraquistas en pleno siglo XXI.
Pero los protagonistas que retratan Basanta y Torralba no son las víctimas, sino las personas que no se cansan de pelear por una sociedad mejor. Héroes cotidianos a los que agradecer que la civilización alcance las grietas del sistema a partir de la idea que la dignidad del ser humano se basa en tener cubiertas las necesidades materiales, sociales, culturales y ambientales.
La idea del bien común me persigue desde que tengo uso de razón. La sentí inoculada en la adolescencia y resiste pese a los embates del individualismo exacerbado. Es un virus que no me canso de contagiar. Pero asisto al crecimiento de otra más indestructible que una bacteria. El desarrollo de la semilla del catalanismo que germinó a principios del siglo pasado, se desarrolló como nacionalismo en la segunda mitad del XX y ahora ha fructificado en independentismo.
Como todas las ideas, define a quienes la poseen. Es resistente y altamente contagiosa por ser propagada por los medios de comunicación públicos y los concertados. A estas alturas, está completamente formada, asimilada y se aferra frente al razonamiento. Porque ha sido implantada a través de un sueño a partir de retazos de recuerdos y de una historia elegida, tuneada, tramposa. Lo malo es que ese sueño tiene formas imposibles y crea bucles cerrados como las escaleras de Penrose, cuyos escalones infinitos simulan que avanzas sin moverte. No es «Origen», la película de Nolan-DiCaprio. Es la ensoñación real de la Cataluña de Mas-Junqueras.
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