«Inmigración ilegal, un acto de amor», la frase que puede cerrar el paso a Jeb Bush
El hermano menor de George W. Bush recibe crecientes apoyos para ser candidato presidencial en 2016, pero su discurso moderado choca en un partido en el que aún pesa el Tea Party
Cuando parecía que Jeb Bush, hijo y hermano de presidentes y exgobernador de Florida, iba abriéndose camino en el Partido Republicano como posible candidato para el proceso electoral de 2016, una frase ha vuelto a recordar la dificultad de que alguien con un discurso moderado se alce con la nominación republicana para las presidenciales de ese año. Calificar la inmigración ilegal de «acto de amor» le ha valido un alud de críticas al hermano menor de George W. Bush.
Hace una semana, Jeb Bush insistió en su tradicional posición de que hay que proceder a una regularización de los once millones de inmigrantes que residen en Estados Unidos, en su mayoría de origen hispano . Bush, que aún no ha desvelado si se presentará a las elecciones, reclamó compasión hacia quienes llegaron al país buscando una mejor vida para su hijos. «Quebraron la ley, pero no fue un crimen, sino un acto de amor», afirmó.
La reforma inmigratoria está encallada en la Cámara de Representantes
El recuerdo de Romney en 2012
En un acto posterior, Bush defendió su posición, aunque evitó repetir las mismas palabras. «No hay contradicción entre hacer respetar nuestras leyes y tener algo de sensibilidad hacia la experiencia del inmigrante, que es algo que forma parte de lo que somos como país», afirmó Bush, casado con una mexicana nacionalizada luego estadounidense y fluido en español.
Bush, de 61 años, está notando la demagogia con la que sectores del Partido Republicano se pronuncian sobre este asunto. Ya en las primarias de 2012 , el gobernador de Texas, Rick Perry, se vio acorralado por sus contrincantes debido a que defendía tender puentes hacia los inmigrantes ilegales que llevaban tiempo enraizados en el país. El discurso más radical de Mitt Romney, que abogaba por una «autodeportación» le valió a este la nominación republicana, pero también la espantada del electorado hispano en las presidenciales.
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