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tribuna abierta

El pensamiento único

El último ejemplo de esa nueva vuelta de rosca lo ha vivido el periodista catalán Jordi González, que tuvo la osadía de moderar un debate en Telecinco sobre la deriva de la televisión pública catalana

albert rivera

En Cataluña hace años que algunos venimos denunciando desde la tribuna pública la falta de pluralidad y respeto por la discrepancia democrática que se ha instaurado en la Cataluña oficial. El pensamiento que siempre ha gobernado la Generalitat, el nacionalismo, ha pretendido construir su nación basándose en una falsa identidad única de los catalanes, cuando en todos los aspectos somos una de las sociedades más heterogéneas de Europa. Esa ideología dominante ha propiciado que todo aquél que discrepa de esa Cataluña homogénea se convierta en un hereje de la religión obligatoria. Pero esta situación se ha visto agravada desde que Artur Mas se ha tirado definitivamente al monte del separatismo después de la manifestación del 11S que reivindicaba un estado catalán. Estamos viendo alcaldes quitando la senyera de todos y poniendo la bandera separatista, alcaldes al frente de la insumisión fiscal, líderes nacionalistas amenazando con un golpe contra el orden constitucional y democrático o una televisión pública descaradamente al servicio de la propaganda del pensamiento único que pretende implantar el gobierno convergente.

El último ejemplo de esa nueva vuelta de rosca lo ha vivido el periodista catalán Jordi González, que tuvo la osadía de moderar un debate en Telecinco sobre la deriva de la televisión pública catalana y cuestionar que los catalanes tengamos que pagar un nuevo impuesto -otro- para financiar los seis canales de televisión públicos. Uno de los presentadores de TV3, Xavier Bosch, independentista, dijo que lo que hacía Jordi González con TV3 no tenía nombre. González en su cuenta de Twitter se preguntaba si TV3 era un dogma de fe. La respuesta es evidente, sí que lo es para la ideología del poder.

Cuando en una democracia se persigue y castiga la discrepancia, se tacha de enemigo de la patria al que cuestiona cómo y en qué se gasta el dinero público, o las instituciones y medios de comunicación públicos son ocupados por una ideología, nos acercamos peligrosamente al pensamiento único. Y desde luego, mucho tiene que ver en ese peligroso acercamiento la estrategia de gobernantes actuales y anteriores que para tapar sus vergüenzas y fracaso en la gestión decidan apelar a la épica, al sentimiento y al conflicto para intentar substituir a la razón, la pluralidad y la discrepancia.

Albert Rivera es presidente de Ciutadans.

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