Urkullu admite ante Rajoy que no puede haber una amnistía colectiva para ETA
El presidente del PNV modera su discurso y ve comprensibles «los tiempos» del PP en la lucha antiterroristaRajoy le advierte que ETA debe disolverse antes de estudiar cambios penitenciarios
GABRIEL SANZ
MADRID
El presidente del PNV, Íñigo Urkullu, se confesaba ayer, fuera de micrófonos, muy contento y satisfecho tras dos horas de almuerzo con Mariano Rajoy, durante el cual le ofreció el «mismo apoyo» que di a José Luis Rodríguez Zapatero en la lucha contra la crisis y la pacificación del País Vasco. Un apoyo que, en este último caso, exige «discreción» y «confianza», según repitió luego varias veces. Nada que ver la comparecencia de Urkullu ante los medios de comunicación en La Moncloa con aquellas otras tronantes y de marcado tinte independentista que protagonizaba el lendakari Juan José Ibarretxe en La Moncloa en tiempos de José María Aznar e incluso de Zapatero.
Ayer, el soberanismo de Urkullu quedó reducido a recordar la reivindicación del PNV relacionada con «un nuevo estatus político» para el País Vasco en 2015 y la necesidad de tener en cuenta a la mayoría nacionalista en el País Vasco a la hora de diseñar el escenario político tras el final del terrorismo. Y ni siquiera esto lo puso en el frontispicio de su intervención, pues durante la enumeración de los temas tratados antepuso el ofrecimiento de su partido al PP para sacar a España de la «emergencia» económica. Ya en el turno de preguntas, Urkullu llegó a asumir la doctrina de la reinserción individual de etarras. Es más, cree que «los propios presos son conscientes de que no es posible una amnistía» y la izquierda abertzale tendría que empezar ya a hacer «pedagogía» con ellos.
El escollo con el PP son los tiempos para esa «flexibilización» de la política penitenciaria, reconoció el líder peneuvista, quien dijo entender al Gobierno porque viene de hacer una oposición dura al PSOE y no va a cambiar su política de la noche a la mañana. Más fácil será, vino a decir, agrupar a los presos etarras en cárceles cercanas a sus domicilios porque lo contrario, dijo, supone «castigar a sus familiares». Todo tiene que estar orientado a «pasar la página negra del terrorismo» y abrir la página «blanca» de la convivencia en paz y libertad. «Contamos con el mayor consenso para el cierre total del terrorismo», fue una de las frases que dejó el dirigente del PNV en La Moncloa.
Reducción de escoltas
El líder peneuvista fue preguntado repetidamente qué le había respondido el presidente del Gobierno a sus reflexiones, y solo a la tercera desveló que le nota «receptivo», el mismo término que el viernes pasado utilizó el lendakari, Patxi López, a su salida de La Moncloa.
Destacó el «hecho» de que el Gobierno de Mariano Rajoy y el autonómico vasco han acordado reducir servicios de escolta, antes de insistir en que es consciente «de la actitud de la que parte el PP, pero tengo la esperanza de que Rajoy sepa gestionar sus propios tiempos en esta cuestión». Además, al presidente Rajoy «no se le ha escuchado públicamente sobre estas cuestiones», afirmó.
Sin embargo, horas después, fuentes del Ejecutivo matizaron que el presidente del Gobierno había reiterado al líder peneuvista que ETA tiene que disolverse y luego ya se verá si hay cambios en la política penitenciaria. Frente al discurso de la «izquierda abertzale», que demanda ya el acercamiento de los presos etarras, la puesta en libertad de los reclusos enfermos, así como la derogación de la «doctrina Parot» (cumplimiento íntegro de condenas), el Ejecutivo contrapone la exigencia de disolución de la banda. No tiene previsto, en este sentido, modificar la situación de los presos y se remite al cumplimiento de la ley General Penitenciaria.
«Mucha» economía
Siempre según esas fuentes, Mariano Rajoy e Iñigo Urkullu dedicaron buena parte del almuerzo a hablar «mucho» de economía. Aunque Urkullu no quiso aclarar si Rajoy le había revelado el contenido de las reforma, el jefe del Ejecutivo sí le detalló «el calendario» de las mismas: este viernes el Consejo de Ministros aprobará la reforma financiera, el siguiente la reforma laboral, y el 31 de marzo los Presupuestos Generales del Estado 2012.
En la rueda de prensa, Urkullu señaló en la que no basta la mayoría absoluta del PP dada la gravedad de la situación, y su partido, sin llegar a ser «socio» parlamentario, sí se sumará a los consensos necesarios. Actuará con la misma responsabilidad que tuvo con los gobiernos de Zapatero. Señaló, en línea con lo que vienen defendiendo en las últimas semanas el propio Rajoy y los ministros económicos del gabinete, que son necesarias medidas para la estabilidad presupuestaria, pero también «orientadas» a la estimulación y la reactivación de la actividad. Ve imprescindible pactar iniciativas para la inversión pública, ayudas a la industria y creación de empleo, «especialmente» para los jóvenes, ya que muchos se «están viendo obligados a planificar su futuro incluso lejos» de su país.
«Estamos en momentos de sacrificios compartidos de todos», comentó, también por parte de los partidos, motivo por el cual el PNV actuará con «responsabilidad, coherencia, inteligencia y sacrificio». Eso sí, las reformas tienen que hacerse pero sin «castigar a los ciudadanos».
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