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El otro cuento chino de las cajas

El Estado, todos los españoles, tenemos que pagar los despropósitos de unos pocos y encima a precios de escándalo

Día 15/04/2011

Al fondo soberano China Investment Corporation (CIC) le ha faltado tiempo para desmentir las afirmaciones de la delegación española presidida por Zapatero a la que se le hacían los dedos huéspedes tras anunciar que el gigante asiático estaba dispuesto a destinar 9.300 millones de euros para el saneamiento de las atribuladas cajas de ahorros.

Poco ha durado la alegría en casa del pobre pero el verdadero cuento chino se refiere a la intención que tiene el Gobierno español de asegurar la solvencia de las entidades de crédito con nuevas aportaciones procedentes del FROB. El fondo estatal de rescate financiero pretende entrar en el capital de las cajas de ahorros a precios superiores a los que poseen, en términos relativos, los grandes bancos en Bolsa.

Ni el Santander ni el BBVA y menos aún el Popular o el Sabadell disfrutan de precios de mercados superiores a su valor en libros. Todos ellos cotizan con descuentos que responden a la volatilidad del momento económico y a la falta de confianza generalizada de los inversores. Incluso la Caixa se ha tentado la ropa en la presentación de su flamante nuevo banco, que ha nacido con un precio de referencia de 0,8 veces su valor contable.

Frente a esta política prudente y acorde a los tiempos que corren, el Gobierno está dispuesto incluso a pagar una prima de control en aquellos supuestos en los que el FROB tenga que asumir la mayoría de capital de las entidades socorridas. La generosidad de tal esfuerzo se justificará con el argumento de preservar la nacionalidad de empresas financieras que, de otro modo, quedarían al albur de un proceso de almoneda a precios de saldo. Pero la coartada pierde toda su legitimidad cuando se recuerda que la financiación se efectúa con recursos públicos y para salvar entidades que están donde están por sus propios méritos. El Estado, todos los españoles, tenemos que pagar a escote los despropósitos de unos pocos y encima a precios de escándalo. Un cuento chino sencillamente impresentable.

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