Cada cual a lo suyo

En el convento de San Gil, sede del Parlamento de Castilla-La Mancha, que próximamente contará con una iluminación monumental para resplandecer en las sombras de la noche toledana, se reúnen PSOE y PP para decir no a la instalación de un cementerio nuclear en localidades de nuestra región. Por mayoría socialista se consigue el objetivo, aunque en la hora de levantar los brazos en los escaños para apuntalar la decisión, los populares no lo hacen, y eso que están de acuerdo en que los residuos de centrales nucleares se alojen en otros entes autonómicos. Dos maneras, con diferencias de formas, para intentar cada uno salir victorioso en un litigio de parecidas características, pero donde Gobierno y oposición mantienen las distancias que les obliga sus respectivos postulados políticos. Como el PSOE es mayoría en San Gil, pues se aprueba la resolución y cada cual se marcha contento con sus actitudes. Así lo creen, otra cosa es que dejen satisfechos al personal por aquello de que no logran el consenso ni siquiera en lo que al parecer ambos partidos coinciden. Cualquiera lo entiende.

El rumor va y viene y cabalga con sucesión de dimes y diretes en los vientos desnudos de amplios horizontes. Dicen que el aeropuerto de Ciudad Real podría venderse a Estados Unidos para instalar una base logística militar. Y que también existe un buen número de millones de euros para el intermediario en la operación. Pero lo que sí está claro es que Cajastur, cuando absorba a Caja Castilla-La Mancha, lograría un respiro de ilusión si el pufo económico de estas instalaciones deficitarias desde los principios encuentran una solución aunque se pierda en el envite. Pero la empresa privada promotora del aeropuerto niega los comentarios de venta al respecto, y en eso está la cosa, para intentar remediar lo que sin duda alguna fue la intervención económica más perjudicial para los intereses de CCM como propietaria en la actualidad de la mayoría de las acciones.

Visto con mis propios ojos. A la una de la tarde de ayer y en la Plaza de Santiago de los Caballeros, se disuelve una manifestación sindical que protesta contra la situación laboral del sector de fabricación de puertas. Los liberados de CC.OO. y UGT recorrieron con anterioridad las principales vías del casco histórico y en la despedida van abandonando enseñas sindicales que dejan sobre el asfalto del entorno del Museo de Santa Cruz, donde coinciden con la salida de un grupo de escolares, visitantes de las instalaciones museísticas, quienes con la inquietud de la juventud recogen las banderolas sindicalistas para agitarlas con entusiasmo al grito unánime de «colegio no, colegio no». Pues eso, lo que se vive en primera línea se aprende deprisa.

ALFILERITOS