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El Libro de los Privilegios, en la red

POR VALLE SÁNCHEZ

Gracias a la importante labor de divulgación que realiza el Archivo Municipal de Toledo, que dirige Mariano García Ruipérez, el Libro de los Privilegios de Toledo está al alcance de todos en internet. La página web del Ayuntamiento (ayto-toledo.org) ha colgado recientemente este documento que forma parte del número 5 de la colección de publicaciones del Archivo Municipal.

En el año 2005 se editó en facsímil el libro de los Privilegios de Toledo, que constaba tan sólo de mil ejemplares que fueron distribuidos en ese momento desde la Alcaldía de Toledo.

Dado que esta edición ya está agotada, el director del Archivo Municipal ha entendido que ese bello códice medieval, -y el interesante estudio que lo acompaña-, debe y puede ser consultado por los toledanos o por los internautas de cualquier parte del mundo desde la web municipal. El texto reproducido va acompañado de un estudio introductorio realizado por el prestigioso profesor Ricardo Izquierdo Benito, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Castilla-La Mancha.

En el Archivo Municipal de Toledo se conserva un pequeño libro de 39 hojas de pergamino, que es conocido como el Libro de los Privilegios, que recoge una parte de los muchos privilegios que la ciudad de Toledo recibió y disfrutó a lo largo de la Edad Media.

El catedrático Izquierdo Benito explica en su introducción que a lo largo de la Edad Media, por muy diversas circunstancias, «los reyes se vieron en la necesidad de tener que otorgar determinados favores -como reconocimiento de servicios prestados, recompensas, consecución de fidelidades, etc.- a algunos individuos, sectores sociales o instituciones que, de esta manera, y sin apenas contraprestaciones significativas, conseguían disfrutar de ciertas prebendas, generalmente de carácter económico». «Ello suponía -continúa- marcar diferencias, en ocasiones acusadas, dentro del contexto social, lo que, en definitiva, originaba y caracterizaba a una sociedad feudal, en la que cada grupo se desenvolvía y actuaba conforme a la base jurídica que sus privilegios específicos le conferían».

Confirmación de privilegios

El disfrute de cualquier privilegio, mientras no se revocase, se consideraba que tenía una duración a perpetuidad y no limitada al reinado del monarca que lo había otorgado. El catedrático Ricardo Izquierdo aclara, sin embargo, que «para conseguir este reconocimiento, era necesario que sus sucesores lo confirmasen y de esta manera se mantuviese en vigor durante un tiempo ilimitado». Por ello, cada vez que un nuevo rey accedía al trono, «debía de inmediato reconocer y confirmar los privilegios de las ciudades, pues era una manera de conseguir su fidelidad a la par que garantizar el mantenimiento de los derechos locales, aunque en ocasiones pudiesen ir en contra de los intereses de la propia monarquía, pues no en balde el compromiso de su cumplimiento limitaba su poder de intervención.»

Así, se reflejan muchas confirmaciones de privilegios y otras muy importantes para la ciudad como la de Sancho IV, que confirmaba el privilegio de exención de moneda a los caballeros de Toledo (20 de diciembre de 1289, Toledo). Otro sector con privilegios durante esos años fue el de los mozárabes, aunque pasó por momentos de crisis que casi desembocaron en su desaparición, pero eran confirmados en otros momentos por los monarcas de turno.

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