Gracias a su extrema sensibilidad e inspirado por sus protegidos, el bien apodado Rey Sol creó un universo estético que parecía salido del mundo de los sueños y convirtió Versalles en el palacio más deslumbrante del mundo conocido, un lugar espléndido para los artistas que en sus jardines pintaban, esculpían y representaban música, danza y teatro.