El sufragio femenino fue aprobado durante la Segunda República, en la Constitución de 1931, y las mujeres pudieron ejercer por primera vez su derecho al voto en las elecciones generales de noviembre de 1933. Las españolas han vencido, Clara Campoamor ha vencido, pero el sufragio femenino será su pecado mortal, imperdonable, como ella analizará después.