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Crisis migratoria La pesadilla de cruzar el Canal de la Mancha

Miles de personas como Ian Molani, este iraní de 18 años, esperan para cruzar en botes los 30 kilómetros que hay entre Francia e Inglaterra. El aumento sin precedentes del número de migrantes que llegan desde Calais o Dunkerque, en la costa francesa, hasta el Reino Unido y el naufragio que costó la vida de 27 personas en el canal de la Mancha el pasado mes de noviembre han hecho que las relaciones entre ambos países se endurezcan y las ONG internacionales pidan una acción inmediata.

Lunes, 20 de Diciembre 2021, 11:02h

Tiempo de lectura: 6 min

En el campo de refugiados que se levanta cerca de Dunkerque, al noroeste de Francia, las bandas de remolcadores organizan viajes ilegales en botes inflables que, en muchas ocasiones, no son aptos para navegar. Tan solo unas horas antes de la escena en la que Ian Molani espera sentado sobre las vías del tren a que una de esas bandas le consiga una plaza para cruzar el canal de la Mancha, 29 personas volcaron en una embarcación frente a la costa, incluidos tres niños. Solo dos de los adultos sobrevivieron.

Y mientras la Organización Internacional para las Migraciones hablaba de «la mayor pérdida de vidas en el canal» desde que comenzaron a recabar datos en 2014, los líderes de los dos países implicados intensificaban los reproches mutuos en medio de un clima de pésimas relaciones derivadas del brexit. De momento tres hombres han sido condenados a prisión acusados de participar en una de estas redes de tráfico, pero hay más de 150 nombres investigados.

Sobrevivir a la tragedia

Mohamed Isa Omer, de 28 años, fue uno de los dos únicos supervivientes del naufragio más mortífero registrado en el canal de la Mancha hasta la fecha. «El agua estaba fría, demasiado fría», relataba a la BBC. Aquella noche Mohamed fue uno del 29 migrantes que abandonaron la costa francesa para intentar llegar al Reino Unido. Habían estado viajando aproximadamente unas tres horas y media cuando la embarcación comenzó a hundirse: «Vi gente muriendo frente a mí», explicaba. «Los que no sabían nadar, se ahogaron y murieron en minutos. Yo comencé a nadar. Vi un gran barco a lo lejos y nadé hace él». Aproximadamente doce horas después de que el bote comenzara a hundirse, los barcos de pesca franceses encontraron los restos del naufragio y alertaron a un ferry.

«Vi gente muriendo frente a mí. Los que no sabía nadar, se ahogaron y murieron en minutos. Yo vi un gran barco a lo lejos y nadé hace él»

Mohamed Isa OmerSuperviviente del naufragio con más muertes registradas en el canal de la Mancha

El otro superviviente es Mohammed Shekha. Tiene 21 años y en declaraciones a la agencia de noticias kurda Rudaw cuenta cómo vio ahogarse a todos sus acompañantes uno a uno. Mohammed se montó en un bote por la noche en la costa francesa. Según explica, entre sus acompañantes había varias personas procedentes de países como Irán, Somalia, Vietnam o Egipto y otros que no llegó a saber de dónde venían. «Ni siquiera nos conocíamos», contaba. «Éramos personas que solo compartían un deseo en común: llegar a Reino Unido. Yo quería ir porque mi hermana está enferma y necesito dinero». El agua empezó a entrar por la parte trasera de la barca hinchable cerca del motor: «El lado derecho del bote comenzó a perder aire -explica-, así que los que tenían teléfonos móviles empezaron a pedir auxilio a un lado y al otro del canal. Llamamos a la policía francesa para pedir ayuda y nos dijeron que estábamos en aguas británicas y que llamásemos a la policía británica. Gran Bretaña tuvo que venir porque nos ahogamos en sus aguas, pero no nos ayudaron, no hicieron nada. Muchos estuvieron como yo, agarrados al bote desinflado hasta que amaneció, pero con la luz del sol no pudieron soportarlo más y renunciaron a vivir», concluye.

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Rescatados tras el infierno. Agotada y después de jugarse la vida en el trayecto del canal de la Mancha, una mujer y sus hijos desembarcan en la playa de Dungeness, en la costa suroeste de Inglaterra. Algunos de los migrantes que la acompañaban en este viaje y que fueron rescatados por el bote salvavidas del RNLI (Royal National Lifeboat Institution) relataron que tuvieron que achicar el agua de su embarcación y que pasaron doce horas a la deriva.Getty Images

La crisis migratoria

Más de 25.700 personas han realizado este año el peligroso viaje hacia Reino Unido en pequeños barcos, una cifra tres veces superior a la de 2020. Durante años, los traficantes de personas trasladaban a los migrantes en camiones pero la seguridad en el puerto de Calais, donde se encuentran los controles fronterizos británicos, se ha reforzado. Esta situación ha supuesto el aumento de los intentos de llegada por vía marítima, según explicaba a la BBC el exdirector general de la Fuerza Fronteriza británica Tony Smith. También la crisis sanitaria por el coronavirus ha jugado un papel importante en este aumento ya que se redujo el número de camiones que cruzaban hacia el Reino Unido. «Los traficantes de personas han cambiado sus tácticas y ahora han adoptado este fenómeno relativamente nuevo de llevarlos en pequeñas embarcaciones», aseguraba Smith. Muchos de ellos llegan de países como Siria, Irán, Yemén o Afganistán huyendo de la guerra o la persecución por parte de sus gobiernos.

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Sobrevivir en el limbo. Conocido como 'la jungla', el campo de refugiados de Calais fue desmantelado hace ya cinco años, pero los migrantes permanecen. Lo mismo ocurre en los alrededores de Dunkerque. El objetivo es encontrar una embarcación que los traslade hasta Francia. Las ONG llevan años denunciando las condiciones infrahumanas en las que viven.AGE

Un cementerio al aire libre

Asociaciones internacionales y locales que asisten a los migrantes en Francia llevan tiempo advirtiendo sobre el desastre que supone este repunte de llegadas y las condiciones en las que viven los miles de desplazados a la zona. «El canal de la Mancha se está convirtiendo en una cementerio al aire libre. Mientras Inglaterra esté allí las personas seguirán cruzando», aseguraba Pierre Roques, coordinador de L'Auberge des Migrants, uno de las principales asociaciones de Calais que dan apoyo a los migrantes. Y aunque el campo de refugiados de Calais, conocido como ‘la jungla’, fue desmantelado hace cinco años, los miles de desplazados que siguen llegando allí dispuestos a jugarse la vida para cruzar el canal ha hecho que se vuelvan a levantar nuevos campamentos improvisados. Según un informe de la ONG Human Rights Watch, todavía hay unos 2.000 migrantes, de los cuales 300 son menores no acompañados, «en zonas boscosas, dentro de almacenes abandonados y cerca de ellos, y bajo los puentes de Calais y sus alrededores». Una situación sobre la que ya alertaba hace dos años Amnistía Internacional: «Aunque algunas personas refugiadas y migrantes fueron alojadas en diferentes partes de Francia, muchas más siguen llegando y viviendo en torno a Calais y Grande-Synthe, un suburbio de Dunkerque. Viven en tiendas y campamentos informales; no tienen acceso habitual a comida, agua, saneamiento, refugio o asistencia jurídica, y sufren periódicamente desalojos, acoso, abusos y violencia a manos de la policía».

«El canal de la Mancha se está convirtiendo en un cementerio al aire libre. Mientras Inglaterra esté allí las personas seguirán cruzando»

Pierre RoquesCoordinador de L´Auberge des Migrants

El choque diplomático

La crisis ha sido la gota que colma el vaso en las malas relaciones que enfrentan a Francia y el Reino Unido desde la aprobación del brexit. Tras el desastre del naufragio, el primer ministro británico, Boris Johnson, publicaba en Twitter una carta en la que que proponía que los migrantes que atravesaran el canal de la Mancha fueran devueltos a su país. Entre las medidas que solicitaba y que pedía al presidente francés, Emmanuel Macron, estaban «las patrullas conjuntas para evitar que más embarcaciones salgan de las playas francesas, el despliegue de tecnología y patrullas en las aguas de cada país y un acuerdo bilateral con Francia sobre devoluciones». La reacción de París fue contundente: en una rueda de prensa, Macron criticó la forma de manejar la crisis por parte del Reino Unido: «La respuesta correcta es tener una cooperación seria, detener estos movimientos, desmantelar las redes de tráfico y evitar que estos hombres y mujeres lleguen a nuestro suelo, porque para entonces ya es demasiado tarde». Y añadía: «Entre líderes no nos comunicamos sobre estos temas mediante tuits y cartas que hacemos públicas».

En paralelo a la crisis migratoria, Francia y Reino Unido llevan meses enfrentados por la cantidad de licencias que deberían concederse a los pescadores franceses como parte del acuerdo post-brexit para poder faenar en aguas de la isla de Jersey, una pequeña dependencia británica a 22 kilómetros de Normandía. Las tensiones estallaron hace unos meses después de que el Reino Unido negara los permisos de pesca a varios barcos franceses y Francia amenazara con impedir que los británicos desembarcaran sus capturas en puertos franceses a menos que se otorgaran más licencias.

Etiquetas: Refugiados