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El 'Beach Horror': cuatro muertos y muchas incógnitas tras el hundimiento en Palma

Aún se estudian las causas del colapso del local de Playa de Palma que acabó con la vida de cuatro personas, con el sobrepeso y la antigüedad de la estructura como principales hipótesis

Una camarera del Medusa Beach Club de Palma: «Estoy en 'shock', vi caer a mi compañera desde la terraza»

Los vecinos de Palma depositaron algunas fotos, velas y recuerdos a las puertas del Medusa Beach Club REUTERS
Mayte Amorós

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«Drinks and cocktails». En mitad de la calle Cartago de Playa de Palma conviven enormes escombros con los enseres inertes del Medusa Beach Club. Un futbolín rojo ha quedado destrozado. Un cartel promociona bufona la carta de bebidas, frente a una pila de sillas y mesas que han quedado amontonadas como una falla de trastos en mitad del caos en el paseo marítimo. Alguien ha traído dos velas y una rosa en recuerdo de los cuatro fallecidos. «La vi caer enfrente de mí desde arriba», llora una de las trabajadoras que servía copas en el local siniestrado el jueves cuando la terraza de la parte superior colapsó y sepultó a su compañera Mariama, de 23 años. También murieron el senegalés Abdoylaye Diop, de 44 años, y dos turistas alemanas.

«No estoy bien y no tengo fuerzas para hablar con nadie», reconoce a ABC esta empleada aún en 'shock', apenas 12 horas después de la tragedia que hizo enmudecer el epicentro del turismo en Mallorca. Cuenta que se salvó gracias a que se encontraba en la zona de la entrada del local -la parte derecha que afortunadamente quedó en pie-, aunque no se quita de la cabeza la recurrente idea de ella que pudo ser la quinta víctima mortal.

Su colega Mariama despachaba en la planta superior, en la terraza. Hubo un ruido «como una bomba» y quedó sepultada bajo los escombros, en el sótano. Abdoylaye fumaba una 'shisha' en la planta de abajo tras salir del gimnasio, algo que formaba parte de su rutina diaria. Lo rescataron pero no pudieron salvar su vida. Falleció sin un 'ángel de la guarda' en la misma zona donde él salvó a un bañista años atrás.

«Al hombre lo sacaron debajo de los escombros e intentaron reanimarlo durante un buen rato», rememora Rocío, que salió al balcón nada más escuchar las sirenas. Vio «cómo [Diop] estaba tirado en el suelo y lo intentaban reanimar». «Los camareros lloraban mientras le alentaban: 'vamos, vamos'», apunta Melisa, también vecina de la zona. «Era muy alegre y educado», coinciden.

La entrada principal al Medusa Beach Club seguía en pie en el 'día D'. Atestada de vecinos y turistas, la Policía ampliaba el perímetro de seguridad para proseguir con las labores para esclarecer los motivos del derrumbe. Al mediodía llegaba una grúa al lugar para que los técnicos pudieran acceder a la parte superior del edificio y evaluaran los posibles daños en la estructura. Las viviendas aledañas seguían desalojadas por motivos de seguridad.

Francisco Nogales estaba en su casa cuando oyó un estruendo y salió inmediatamente a la calle el jueves al atardecer. «La gente lloraba mientras sacaban a las personas de debajo de los escombros», recuerda aún conmocionado el presidente de la asociación de vecinos de Playa de Palma, que apoya la principal hipótesis sobre el derrumbe del Medusa: «La terraza se derrumbó por exceso de peso ante una falta de revisión. Pero vaya usted a saber».

La estructura de la finca cedió y cayó a la planta baja hasta acabar en el sótano, donde fueron rescatadas las cuatro víctimas. Otras 14 personas heridas fueron trasladadas a diferentes centros hospitalarios de la capital balear. Diez neerlandeses, tres alemanes y un español, este último trabajador del local siniestrado, de edades comprendidas entre los 24 y 34 años. Diez seguían al cierre de esta edición ingresadas aunque «no se teme por su vida», informó la Consejería de Salud en las horas posteriores.

La antigüedad de la estructura del edificio derrumbado, que data de 1972, y un posible sobrepeso en la terraza son las principales hipótesis que se barajan para explicar el desplome de la infraestructura. Un espacio de 140 metros que no estaba preparado para soportar el peso del mobiliario y personas bailando. La estructura, hecha de losas de marés y materiales anticuados, no aguantó y cedió.

El jefe de los bomberos de Palma avanzaba ayer que la causa principal del derrumbe podría ser una sobrecarga de la estructura; que posiblemente no estaba preparada para soportar el peso de una o dos decenas de clientes -todavía no se sabe el número exacto- y el mobiliario. La bóveda que cedió es de marés, un material que se utilizaba en construcciones antiguas y el derrumbe se produjo en hora punta cuando el local estaba bastante lleno. En una superficie de unos 20 metros cuadrados encontramos 20 víctimas, resumió de forma gráfica.

Pasó la inspección

El inmueble pasó la Inspección Técnica de Edifcios (ITE) en 2017, confirman fuentes de la investigación, aunque posteriormente, dos empresarios austríacos abrieron un restaurante mexicano. Más tarde, en 2021, lo reconvirtieron en el Medusa Beach Club. Ahora los técnicos de Urbanismo investigan si la terraza era ilegal y si las reformas efectuadas el pasado invierno se ajustaron a la normativa vigente. El dueño alega que sólo puso decoración en la terraza, algo que deberá certificarse.

El Colegio de Arquitectos de Islas Baleares también apunta a un cambio de uso como posible causa, ya que «en su origen se trataba de una vivienda» y pasó a ser un local hace unos años. «Las consideraciones a tener en cuenta para calcular la estructura y el saneamiento, por tanto, eran distintas», apuntaron los expertos.

El regidor de Urbanismo, Óscar Fidalgo, informó de que se estaban revisando los expedientes del local y espera poder tener resultados concluyentes la próxima semana. «Lo demás son conjeturas», zanjó.

El ayuntamiento de la capital balear decretó tres días de luto, y el Ejecutivo balear hará lo propio durante todo el día de hoy. Las banderas oficiales exteriores ondean a media asta en todos los edificios de las administraciones públicas de la comunidad autónoma de Islas Baleares, y se ha suspendido la participación de autoridades en los actos lúdicos o festivos.

Miguel era amigo de Abdoylaye. Lleva una rosa en la mano y se acerca al precinto policial para dejarla en su honor. «Era un héroe que salvó a un bañista hace unos años», recordaba sobre la hazaña con la que Diop fue condecorado con la Cruz al Mérito Policial. Le llamaban 'Yale', era portero de una conocida discoteca. «Era muy querido».

«Se escuchaban gritos bajo los escombros», rememora un amigo de otros tres camareros del Medusa que sobrevivieron al derrumbe. «La Policía pedía silencio en inglés, en alemán y en francés para escuchar a supervivientes atrapados», cuenta Yeray, que se dirigía al Burger King justo al lado del local siniestrado cinco minutos después del accidente y se encontró con su amigo en plena calle. «Lo vi temblando y le pregunté: ¿estás bien? Estaba en 'shock'».

La calle Cartago de Playa de Palma vuelve a enmudecer. Los miembros de los equipos de seguridad y emergencias guardan un minuto de silencio por las víctimas. Vecinos y turistas se suman dando la espalda al mar, mirando la fachada de Medusa Beach Club. Las aspas de los tres ventiladores de techo siguen girando. Las luces intermitentes en su interior iluminan la tragedia a plena luz del día, como si la vida no se hubiera parado el jueves 23 de mayo en una terrible noche de luna llena. 'Beach Horror' la ha titulado la prensa extranjera.

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