Ya no hay goleadas en el fútbol, repite siempre Vicente del Bosque. Ya no hay cenicientas en el Mundial y dice el seleccionador que ese avance de los países menos tradicionales se debe a la globalización, abiertas las puertas para que el futbolista salga y crezca. En España, costaba muchísimo ver a un jugador cruzar los Pirineos, muy concretos los casos. Luis Suárez cuando el fútbol era en blanco y negro y luego los Martín Vázquez, Víctor Muñoz o Lobo Carrasco se atrevieron a romper el mito. Ahora, sin embargo, España abre sus puertas, pero no sólo para que entren. De los 23 que están en Brasil, nueve actúan en otras ligas (diez si se tiene en cuenta que David Villa ha fichado por el New York City) y alguno más, como Diego Costa o Cesc, pueden salir de inmediato.
España exporta su talento y eso enriquece a la selección, que habla muchos idiomas. «La salida de jóvenes talentos nos ha equilibrado a otros países», reconoce Del Bosque en ABC. «El jugar en otra competición hace que cada jugador pueda aprender otras cosas distintas a las que siempre hemos visto en la Liga. Ayuda a todos los niveles», sentencia. Para él y los de su quinta era imposible pensar en cruzar la frontera y ahora no sorprende a nadie ver a un español hacer las maletas y cambiar de aires.
«La selección ha mejorado también por esa salida de futbolistas. Te ayuda a ser más competitivo», admite Santi Cazorla, que juega en el Arsenal y es uno de los más admirados en el club de Londres. «Se lo recomiendo a cualquiera», sostiene Juan Mata, que ahora está en el Manchester United después de jugar para el Chelsea. «Yo ya llevo mucho tiempo en Inglaterra y el futbolista español, aunque parezca un estilo muy diferente, encaja muy bien en la Premier. Y se te exige más por ser de fuera, así que tienes que dar el máximo», sentencia.
Es muy común ver a ojeadores de cientos de clubes europeos en partidos de la liga española, pero sorprende aún más la plaga de cazatalentos que asoman en los encuentros de categorías inferiores. España tiene una cantera tremenda y todos quieren al nuevo Cesc, que en cierto modo fue el que cambió todo cuando dejó el Barça siendo un niño para fichar por el Arsenal de Wenger. Cuántas vueltas da la vida que, después de conseguir regresar al club de sus amigos, quiere salir a toda costa y volver a Gran Bretaña. El Chelsea, salvo giro inesperado, será su destino.
La Premier manda
Inglaterra, por la pasión de su fútbol, los sueldos y la competitividad del torneo, es el país que más españoles recluta. De Gea defiende la portería del Manchester United; César Azpilicueta es el lateral indiscutible del Chelsea sin que importe la banda; Mata le costó 45 millones al United en el mercado de invierno; Silva maravilla en el Manchester City como lo hace Cazorla en el Arsenal; y Torres, delantero del Chelsea, es una institución en la Premier. Además, Raúl Albiol y Pepe Reina comparten experiencia italiana en el Nápoles (el portero actuaba cedido y ha de volver al Liverpool) y Javi Martínez se ha adaptado a la perfección a la Bundesliga con el Bayern de Guardiola. Son nueve, pero serían mucho más si hubieran entrado en la convocatoria jugadores como Thiago (Bayern), Jesús Navas (Manchester City), Álvaro Negredo (Manchester City) o Fernando Llorente (Juventus).
«Fuera nos aprecian de una forma que no imaginamos en España. Hay mucho respeto», comenta De Gea. «Y en España es al revés, se admira al que llega. Ahí creo que se nos valora más, pero no sólo en el fútbol», confiesa, resumiendo un mal endémico que persiste por mucho que haya éxito. España, sin embargo, no es ni de lejos la selección con más «extranjeros». Uruguay, Costa de Marfil, Ghana y Bosnia tienen a 22 internacionales actuando en otro territorio, un dato impactante y que choca de pleno con lo que sucede en Rusia. Todos, los 23, juegan en la competición local, un tema más económico que otra cosa ya que los principales clubes en ese país tienen las cajas fuertes llenas de billetes. Y sorprende que sólo haya un inglés fuera de la Premier y haya 20 argentinos repartidos por el mundo.






