En la maleta de España, la ilusión de todo un país. La selección partió este domingo a Curitiba para preparar, y ahora ya en serio, el Mundial de Brasil, la cita más importante del fútbol y en la que España defiende corona, estrella y orgullo. Nada puede ser más exigente que este torneo por las circunstancias, pero Del Bosque ve cosas buenas y así lo transmitió después del partido contra El Salvador.
Para empezar, tiene a todos sanos, que ya es mucho. Se propuso que los 23 que fueran a Brasil estuvieran en condiciones y puede decir que va todo bien. Juanfran jugó los 90 minutos en el triunfo contra El Salvador y Diego Costa tuvo 73 para recuperar la autoestima y despejar los fantasmas. Responde su bíceps femoral y el grupo le necesita.
El juego no ha sido maravilloso, pero tampoco se trataba de eso. Tanto en el duelo contra Bolivia como contra El Salvador, España ha ganado por oficio y por nombre, dominio en ambos casos sin que se haya puesto de manifiesto en el resultado. De hecho, si hay alguna mancha es la falta de acierto.
No se le puede reprochar nada en ese sentido a David Villa, que se reivindica con un doblete justo antes de Brasil. El máximo realizador de la selección, con 58 tantos, sigue ahí demostrando que nunca muere y, aunque no parta con demasiadas opciones para ser titular, ya ha presentado sus credenciales a Del Bosque. Villa, desde siempre, ha sido el gol de España.
La defensa apenas ha sido exigida, pero ha mantenido la portería a cero en las dos tardes. Una portería, por cierto, por la que han pasado los tres guardametas, siendo David de Gea el último en debutar en la era actual. Con el técnico salmantino, ya son 42 los que se han estrenado en la absoluta.
Hay buenas noticias con los jugadores del Real Madrid y del Atlético, que se incorporaron una semana más tarde por disputar la final de la Champions. Aún hay tiempo para que suban el nivel, pero no desentonan. De hecho, Xabi Alonso estuvo bien contra El Salvador y los otros también.
Y por último hay recursos. David Silva demostró en los dos partidos que es un genio y que enciende a la selección con su magia. Fue suplente en ambos, pero cambió el paisaje tanto en Sevilla como en Washington y pide a gritos un lugar en el once inicial. Pero jugar con España está muy caro.
