En el imperial FedEx Field Stadium, David Villa (3 de diciembre de 1981) le roba la foto a Diego Costa. España habla de los delanteros que pueden ser y al final siempre aparece él, dueño del gol (ya lleva 58 con la selección), renacido en el Atlético de Madrid y uno de los fijos para Vicente del Bosque. Brasil es su tercer Mundial y aterriza en Curitiba con la moral por las nubes después de su doblete contra El Salvador. Pero antes, atiende a ABC y explica sus sensaciones ahora que ha decidido que jugará en el New York City. Es el gol con mayúsculas, el pichichi de Sudáfrica 2010 con cinco tantos.
-¿Necesitaba reivindicarse con estos goles?
-Era muy importante para tener minutos y estoy feliz por seguir sumando datos, que los goles sirvan para ganar siempre es importante. No sé si seré titular, pero trabajo para ello.
-¿Cómo está?
-Bien, me encuentro muy bien de ánimo, con ganas de que empiece esto. Las mini pretemporadas previas son importantes, pero lo que realmente queremos es que empiece lo bueno.
-Ahora usted trabaja más y marca menos goles. ¿Por qué?
-Es verdad. Ha sido un año en el que me ha tocado más trabajar en una posición diferente. Jugaba en punta o de segunda punta, pero más alejado de la portería y con más trabajo de equipo. Es igual de placentero. Es verdad que he hecho menos goles que otros años, pero el trabajo ha sido bueno y lo he dado todo por el equipo.
-¿Cuando se hace mayor, el delantero piensa menos en el gol?
-El gol obsesiona siempre, a mí me sigue obsesionando. Pero siempre he trabajado por el bien del equipo y la exigencia ha sido otra. Hasta la época del Valencia, se me pedía básicamente hacer goles. Era el más adelantado, trabajaba un poco en la presión y estaba ahí para hacer goles. Era el hombre gol y en el Atlético y en el Barça ya no lo era. Claro que tenía que hacer goles, pero pensando más en el equipo que en mí mismo. Aún me quedan.
-Le pasa lo mismo en la selección, que ya no se cuenta tanto con usted como delantero puro.
-Aquí también me he acoplado muy bien a la banda izquierda. De hecho, me siento más a gusto en el sistema de la selección jugando en banda, mejor incluso que de «9». Los mejores momentos son jugando en la banda. En el Mundial, y tendría que mirar la estadística, creo que jugué cinco partidos en la banda y dos de delantero centro. En esos dos no marqué y en los otros cinco sí. Es muy positivo para un jugador poderse acoplar a varias posiciones y me siento orgulloso.
-¿Cuántas veces ha soñado con marcar el gol del Mundial?
-Más que con marcarlo, con ganarlo. Soñé más eso. A ver, también imaginé marcarlo porque soy goleador y lo piensas, todos lo hacemos. Cuando éramos niños asociábamos la Copa del Mundo con una camiseta y te salía la amarilla de Brasil, la blanca de Alemania o la azul de Italia. De España no se decía nada y entre todos cambiamos la mentalidad de un país entero. El rojo ya es para nosotros.
-Cambió tanto que ya es una referencia para la eternidad.
-Sí. Con el paso del tiempo nos daremos cuenta, ya le digo. Ahora, en el presente, queremos hacer más.
-Es un veterano en este grupo. ¿Vive igual el Mundial que antes?
-Es obvio que soy de los veteranos, pero tengo la misma ilusión que en el primero. Sabemos que tenemos mucha responsabilidad porque defendemos el título. Representamos a todo un país que está esperando que hagamos lo mejor posible. El seleccionador ha escogido entre muchos que podían estar y los 23 que jugamos en Brasil tenemos una responsabilidad enorme. Más si cabe que el primer día.
-Ha anunciado que deja la selección. ¿Cómo prepara los últimos partidos?
-Con la misma ilusión, de verdad. Ponerme la camiseta de la selección es lo más, lo que siempre se sueña. Cuando tienes uso de razón piensas en ser futbolista y en jugar con la selección. Cada jugador se hace de un equipo o de otro, pero lo que quieres es estar con tu país. De niño tienes preferencias de clubes, pero la selección es la de todos. Y la meta es esa. Cada vez que me he puesto la camiseta he pensado en eso, en ese sueño. Trabajaré hasta el último día por España.
-¿Recuerda mucho el Mundial de Sudáfrica?
-Muchísimo, no se imagina. He visto imágenes y las veré toda la vida. Ahora, con el presente tan rápido que nos lleva, vemos las cosas, pero quizá no somos lo suficientemente conscientes de todo lo que hemos hecho en los últimos años. Seguro que lo seremos más de aquí a un tiempo. Fue uno de los momentos más felices de nuestras vidas, claro. De la mía, por supuesto.
-¿Y qué imagen le viene de hace cuatro años?
-Recuerdo todo con detalle. Hasta los momentos malos, que los hubo. Los tres días posteriores a la derrota en el debut contra Suiza fueron muy difíciles, pero fue positivo. Esos tres días de fastidio nos ayudaron a ganar un Mundial. Y luego recuerdo la fiesta y la alegría final.
-¿Qué hay que hacer para ganar un Mundial?
-Las competiciones como el Mundial, las Eurocopas, la Champions, la Copa del Rey o cualquier torneo de eliminatorias son peligrosas y dependen siempre de estar bien en todo momento. Recuerdo el Mundial de Alemania de 2006. Ahí España se salió en la fase de grupos, todo el mundo hablaba de nuestro juego. Y llegó un mal día con Francia y nos fuimos a casa. Todo se acaba en un momento, en un detalle. Por eso has de tener una experiencia enorme, jugadores vitales y saber que en cada partido, como en Sudáfrica, tienes momentos de felicidad. Ahí se podía haber inclinado la balanza en más de un partido en nuestra contra y estaríamos viendo la final por la tele. El nivel de exigencia en cada partido es enorme, cada minuto cuesta.
-Son 16 de los 23 que estuvieron en Sudáfrica. El equipo es igual de bueno, pero cuatro años más viejo. ¿Es positivo o negativo?
-Pasa el tiempo y es normal. Habrá quien diga que estamos peor y otros lo contrario. Incluso alguno apunta a que tenemos un grado más de experiencia que en Sudáfrica. Pero los análisis se deben hacer al final, aunque creo que estamos de sobra preparados para revalidar el título. Sabemos que es muy, muy, muy complicado y ya no es sólo el momento en el que estamos, sino también el de los demás. Pero nos sobra ilusión para repetir.
-¿Está bien la selección?
-Sí. El grupo está ilusionado, con ganas de seguir agrandando esta leyenda, de hacer un hito aún más grande.
-¿Es irrepetible este grupo?
-Ojalá no lo sea. Ojalá haya muchos como éste y que en unos años se diga que el de Sudáfrica fue el primer Mundial, pero que se ganen muchos más. Pero siempre, y es lógico, será recordará como la selección que lo hizo por primera vez, la primera que logró tres títulos consecutivos... A todos nos guardarán un cariño especial en el futuro y eso es lo que más emociona.
-¿Da autoestima la estrella?
-¡Hombre! Claro que sí, sirve mucho. Y no sólo para cada jugador, sino para todos los rivales. Sientes la mirada de los jugadores de los otros equipos cuando se enfrentan a nosotros de otro modo, es diferente. No tiene nada que ver la España que no conseguía nada con la España ganadora de los últimos años. El respeto, la admiración y el miedo, entre comillas, que genera a los otros el decir que juegan contra España se siente, se nota.
-Cuando le llaman campeón del mundo, ¿en qué piensa?
-Bufff... Trabajas por conseguir todo en la vida, y no sólo en el fútbol. Son retos y cuando te planteas una carrera de futbolista quieres eso. Puedes conseguir muchas más cosas, pero es una alegría tan grande, un privilegio tan importante... Hay millones de futbolistas que no son campeones del mundo.
-Su año ha sido peculiar. Deja el Barcelona por el Atlético de Madrid. ¿Sin ese cambio no estaría aquí?
-Sí. Obviamente me gusta la selección y estar aquí. Sabía que en el Barça no iba a tener todos los minutos que deseaba y que me darían pie a estar en el Mundial. El cambio ha sido muy positivo. Fui muy feliz en Barcelona, pero el cambio ha sido espectacular en todos los sentidos. En el Atlético he vivido alegría, felicidad, éxitos, trabajo... Nos sobraron esos dos minutos de la final de la Champions, pero ha sido un año muy feliz.
-¿Tanto representa Simeone?
-Y más, obviamente. No hay secretos en el fútbol y un entrenador que llega a una plantilla cuando estaba casi en descenso y dos años y medio después consigue, prácticamente con el 80 por ciento de esa misma plantilla, los títulos de la Europa League, la Supercopa, la Copa del Rey, la Liga y llegar a la final de la Champions lo dice todo. Algo tiene y así lo demuestra en el día a día.
-¿Por qué se va a Estados Unidos? ¿No se ve para seguir en Europa?
-Pues precisamente por eso. Me encuentro muy bien y sí que me veo jugando en Europa, a ese nivel tan alto. Los últimos meses en el Atlético me han ido bien, me encuentro como nunca. Y creo que es importante cambiar. De las ofertas que tenía, era la que más me gustaba. Siempre me he marcado retos, buscar una meta, algo, un objetivo. Repasando mi trayectoria en Europa creo que más no se puede pedir después de todo lo que he conseguido. ¿Por qué no, encontrándome bien y teniendo fútbol para años, hacer una carrera en Estados Unidos? Es otro fútbol, otra exigencia. Que digan que Villa no sólo ha existido en Europa.
-¿Qué le dicen sus tres hijos?
-Es una alegría tener una familia tan bonita. Me pide n el Mundial y hasta la Luna cuando hablan de fútbol. Les hace mucha gracia el tema de los balones cuando hago algún «hat trick» y me piden de todo. Me gusta que disfruten con el fútbol de su padre y con España.
