En el Mundial de balonmano de Qatar 2015 hay españoles disfrazados de aficionados qataríes, hay españoles que se camuflan en un millón de voces para animar los partidos y hay un francés que quiere ser español. Es Bruno. Un enamorado de España y de su balonmano. Un enamorado de la selección a la que acompaña en todos los torneos alrededor del mundo.
De lejos, ataviado con su camiseta de la selección y la bandera española nada parece indicar que no haya nacido en Oviedo, en Huesca o en Granollers. De cerca, su acento lo delata. Sus haches aspiradas, su dificultad al pronunciar las erres. Menos las de Viran Morros o Raúl Entrerríos. "Victor Tomás me firmó la bandera", explica entusiasmado porque va a poder verlos de nuevo. "Mis padres, en París, veían la televisión española, y cada fin de semana, antes del telediario había un partido de balonmano. Eso fue a finales de los noventa. Ahí me aficioné al equipo español. Massip, Dujshebaev...", sonríe.
Y a partir de ahí, el amor por los colores españoles no dejó de crecer. "Jota (Hombrados) es increíble. Se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo que me hice una foto en un torneo y luego en el siguiente torneo se acordaba de mí y tenía guardada la foto". No ha parado de seguir a la selección por todo el mundo. Fue voluntario en el Mundial de España y ahora está en Qatar con su camiseta firmada. "Hablé con la Federación española para poder venir, pero me salía mejor viajar con mis compañeros franceses. Aunque ahora ya no estoy con ellos. Yo sigo a España". Su amor por los colores españoles lo ha llevado a Londres, donde lloró cuando las chicas lograron el bronce. "Me dijeron que me invitaban a cenar si ganaban. Fue muy emocionante". Lo llevó a Dinamarca. "Allí me firmó Victor Tomás la bandera y ¡¡salí de marcha con ellos!!"
Se queda con la pasión que trasmiten en la pista y su cordialidad fuera de ella. "Es fantástico que los veas en una competición y se acuerden de ti en la siguiente en la que coincides. Francia está bien, sí, pero no tienen esta humanidad que tienen los españoles. Ojalá se enfrenten entre ellos y gane España muy bien", reafirma Bruno. Ya en el partido, este francés camuflado entre los colores de España anima como nadie, canta el "Paquito chocolatero" y sacude la bandera española en cada gol. Corea los nombres de los jugadores y aplaude a rabiar con la victoria ante Brasil. Hay aficionados españoles disfrazados de qataríes, y hay un aficionado francés que muestra a las claras que el español.
