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Cómo conducir si nos pilla una tromba de agua

Las distancias de frenado se alargan hasta un 40% y la dirección pierde hasta un 75% de eficacia cuando la grasa y la suciedad del asfalto se mezclan con el agua de las tormentas

MADRID Actualizado: Guardar
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El invierno no deja de ser una época sugerente para viajar. Pero para hacerlo en coche hay que seguir algunas recomendaciones

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  1. Claves para viajar seguros en invierno

    Viajar en invierno tiene un encanto especial y España cuenta con multitud de destinos llenos de alicientes para ello. Desplazamientos que, sin embargo, se realizan por carreteras que pueden ser más peligrosas e impredecibles por las bajas temperaturas, las heladas, la lluvia, la nieve o el hielo propios de esta época.

    Es preciso revisar otros elementos del vehículo especialmente importantes de cara al invierno como:

    - Batería: puede perder más del 50% de su carga cuando las temperaturas caen bajo cero. De hecho, durante esta estación muchas averías responden a fallos en este elemento. Asegúrate de que la has probado bien y que está en condiciones siguiendo estos prácticos consejos.

    - Frenos: son importantes siempre, pero todavía más cuando las condiciones de la carretera se deterioran. Haga que un técnico cualificado compruebe su sistema de frenos.

    - Limpiaparabrisas: comprueba que las escobillas del limpiaparabrisas funcionan correctamente y cámbialas por unas más resistentes para clima frío. Lleva siempre líquido anticongelante, durante todo el invierno.

    Y por lo que toca a la conducción, también hay una serie de factores que se deberán tener en cuenta.

    Las condiciones de la carretera pueden cambiar rápida y drásticamente, de modo que es importante comprobar, de manera regular, el nivel de tracción con el que puedes contar en caso de tener que frenar o desviarte de forma repentina. Pisa suavemente el freno de vez en cuando y reduce la velocidad, si es necesario, en respuesta a las condiciones cambiantes de la vía.

    Gira por etapas: en curvas con nieve o sobre superficies heladas, divide la maniobra en pasos más pequeños. Frena primero, en línea recta, antes de hacer el giro. Y acelera gradualmente tras enderezar la dirección. Así usarás toda la adherencia disponible.

    Olvida el control de crucero. Circulando en condiciones húmedas o heladas necesitarás adaptar la velocidad todo el tiempo. Apaga el programador de velocidad del coche y manten siempre el control manual de la aceleración y desaceleración.

    En caso de duda, no conduzcas: si las condiciones meteorológicas son traicioneras, deja el coche en casa. Nada está por encima de tu seguridad y la de los tuyos.

  2. En caso de aguacero

    Las distancias de frenado se alargan hasta un 40% y la dirección pierde hasta un 75% de eficacia cuando la grasa y la suciedad del asfalto se mezclan con el agua de las tormentas. Estos fenómenos dispara los riesgos para la conducción, como el aquaplaning. Sigue estos consejos si en la carretera te pilla una tromba de agua:

    Hay que reducir la velocidad. La adherencia al asfalto cae en picado durante los aguaceros. Disminuir el ritmo de marcha de modo progresivo, activar el alumbrado, especialmente el antiniebla posterior, y accionar los limpiaparabrisas al máximo. No parar en medio de la vía y buscar el arcén si la visibilidad es mínima y no se logra continuar con confianza.

    Usar neumáticos con buena profundidad de dibujo e inflados correctamente: las gomas desgastadas son especialmente peligrosas sobre asfalto mojado. El límite legal es de 1,6 mm de profundidad de dibujo, pero deben cambiarse antes de llegar a ese extremo. Algunas marcas equipan indicadores de agarre óptimo en agua a 2,3 mm, por lo que orientan sobre la oportunidad de cambiarlos de cara a la temporada de lluvias.

    Conviene conducir por el centro de la calzada: todas las vías circulatorias tienen la curvatura necesaria para evacuar la mayor cantidad de agua posible. El eje central longitudinal ofrece el máximo nivel de adherencia. Hay que evitar los flancos.

    Ojo al embrague. En un coche con cambio manual, sobre vías encharcadas se debe 'jugar' con el embrague, llevando el motor alto de vueltas y pisando el embrague ligeramente para modular el avance. El motor revolucionado asegura un buen caudal de potencia para sortear obstáculos, evitando detenciones intempestivas.

    El pie en el acelerador: si el coche se adentra en un gran charco no hay que levantar el pie del acelerador. Manteniendo el motor en funcionamiento se evitan percances serios y caros de solucionar, pues el agua no entrará por el escape.

  3. La batería, en perfectas condiciones

    Tener la batería del vehículo en perfecto estado es fundamental y un paso clave del mantenimiento. Con frío, las posibilidades de que se descargue son mayores, por lo que al motor le costará más arrancar.

    Puestos a cambiar de batería por una nueva, es bueno saber que no acarrea un gasto elevado, si bien antes de llegar a ello podemos alargar la vida de este elemento con ciertos cuidados.

    Otra pregunta es cuándo cambiar la batería del coche. Pues bien, ormalmente puede durar hasta 7 años, aunque debemos prestarle más atención a partir del segundo año de vida útil. Y es que aunque su duración es elevda, conviene revisar su estado en el taller de vez en cuando.

    Revisar la batería de nuestro coche en el taller es una tarea imprescindible antes de salir de viaje —como el resto de elementos y niveles básicos a comprobar en el mantenimiento del coche—, y no suelen cobrar por hacerlo. El taller utiliza un polímetro para comprobar su estado, sobre todo para verificar que tenga más de 12,5 voltios.

    Sobre los problemas que puede ocasionar, la batería puede fallar cuando el coche no se utiliza regularmente. Si fuera el caso, es recomendable arrancarlo una vez cada dos semanas y darse una vuelta —por breve que sea— para que aproveche el rodaje y se 'desperece'. Con 10 ó 15 minutos puede ser suficiente para que el alternador la recargue.

    Ojo a dejarse las luces encendidas con el coche aparcado: gastan la batería rápidamente. También «tiran» de ella la radio, la climatización… sobre todo con el propulsor detenido.

    Más: cuando arranques mejor que calefacción, radio y luces estén apagados, algo que los coches modernos ya suelen hacer automáticamente.

    Es importante arrancar un coche con cambio manual pisando a fondo el embrague, para evitar que el motor de arranque tenga que mover toda la transmisión; hoy en día hay diversos vehículos que obligan a hacerlo para ponerse en marcha, también por seguridad —si la marcha está engranada el coche no se moverá del sitio—. En todo caso, es un modo perfecto para facilitar el trabajo a la batería, que por cierto será más arduo si solo realizamos trayectos cortos.

    Aún con todos los cuidados, es fácil llegar a quedarse sin batería en el coche, sobre todo con el frío invernal y porque, no está de más decirlo, a veces una batería sale mala.

    De todos modos, hay varias formas de salir del apuro. Es recomendable llevar pinzas para que, en este caso, podamos conectarlas a los bornes de la batería de otro coche.

    Muchos conductores son reacios a meterse en ese lío de cables y electricidad, pese a tratarse de una operación sencilla: las pinzas rojas se conectan al borde positivo, primero en nuestro coche y luego conectando el otro extremo al coche «de ayuda». Lo mismo con las pinzas negras, que conectan los bornes negativos. Una vez queda todo enlazado, se arranca el «coche de ayuda» y después el nuestro. Una vez en marcha una y otra mecánica, con ambas encendidas, procederemos a la inversa para quitar pinzas y cables.

    Si la batería se descarga con frecuencia, debemos buscar el origen del problema en otro elemento, como el alternador, del que puede estén fallando sus escobillas o el regulador.

  4. Si te pilla una nevada

    No es necesario ser un experto para circular en este tipo de situaciones, pero lo más importante es la anticipación. De este modo v tendremos más tiempo para decidir qué maniobra debemos hacer y cuál no. En todo momento, pero sobre todo cuando nos sorpenda una nevada inesperada, tenemos que conducir con suavidad, tanto en lo que se refiere a la dirección, al acelerador y al freno como a la hora de mantener la calma al frente del volante. Todo moviliento o maniobra que no se ejecute con suavidad puede ocasionar deslizamientos, inestabilidad en el vehículo y una conducción no segura. Uno de los errores más comunes es girar el volante en exceso, lo que que puede ocasionar un subviraje (tendencia a seguir rectos en curvas).

    Para arrancar el vehículo también se deben seguir una serie de pautas. Si nuestro coche está equipado con cambio de marchas manual, lo haremos en segunda velocidad para evitar que las ruedas motrices patinen. En el caso de tener que frenar, se debe hacer preferiblemente en una recta y no en curva, ya que los neumáticos se encuentran en una superficie de baja adherencia. Si se puede, mejor intentar utilizar el «freno motor».

    Si nos vamos a desplazar por una zona montañosa o vamos a atravesra un puerto, será necesario que contemos con unas cadenas.

    En una pendiente tenemos que utilizar la marcha más corta posible para que el motor nos retenga y así usar el freno del pedal , lo menos posible. Además, será necesario circular siempre a una velocidad moderada y aumentando mucho la distancia de seguridad, siguiendo las rodadas de otros vehículos excepto si la capa de nieve es fina y se ha compactado. Esto daría lugar al llamado «black ice» o hielo negro, que pasa desapercibido para el conductor y puede provocar sustos importantes.

    De vez en cuando conviene que nos detengamos para retirar la nieve acumulada de los pasos de rueda y así evitar que se compacte y nos impida mocer el volante de forma suave.

    En medio de una nevada la visibilidad también se ve afectada, por lo que puede ser necesario encender las luces de corto alcance y, dependiendo de la situación, las luces antinieblas. También puede ser necesario emplear limpia- y lavaparabrisas y tener en cuenta que si hace sol la nieve nos puede producir deslumbramientos.

    En casos de poca acumulación de nieve, hay que tener en cuenta que los primeros copos suelen ser los que hacen que la carretera se vuelva más deslizante. Puede ser de utilidad llevar en el coche una bolsa con arena para gatos, que nos ayudará a recuperar la tracción si el coche se queda atascado.

  5. En general, en invierno hay que conducir de forma más suave

    Mantenerse alerta, reducir la velocidad y anticipar imprevistos. En invierno las condiciones climáticas son difíciles de prever por lo que resulta imperativo extremar la prudencia en la conducción primando la seguridad. Hay que tener además en cuenta que la conducción invernal exige más de neumáticos y habilidades del conductor., y que en la lógica preparacón para afrontar las condiciones invernales no está de más considerar 4 neumáticos de invierno, que mejoran la seguridad y la movilidad por su mayor tracción, frenada y control con agua, escarcha, nieve, y especialmente con hielo.

    Hay que ser conscientes de nuestras limitaciones y de las del resto de conductores, concentrándose en la conducción, adaptado la velocidad a las condiciones de la ruta y manteniendo la distancia de seguridad con el vehículo precedente, lo que a buen seguro evitará frenadas bruscas en sobre firmes resbaladizos.

    Para realizar una maniobra de frenado es fundamental anticiparse valorando la distancia necesaria evitando al mismo tiempo bruscos frenazos. No hacer movimientos repentinos y no acelerar a fondo es al mismo importante, como intentar parar suave y gradualmente para no bloquear las ruedas. De no hacerlo, el vehículo derrapará sin control. En ese caso, soltar el pedal del freno para recuperar tracción y usar el freno de motor alternándolo con el pedal del freno. Para reducir riesgos de derrapaje en subidas, usar una marcha más alta de la que habitualmente engranaríamos en seco.

    A la hora de arrancary para no patinar cuando sobre nieve es fundamental acelerar poco a poco. Si las ruedas patinasen, subir de marcha para reducir la fuerza que llega a las ruedas.

    Al tomar las curvas: antes de abordar virajes, reducir velocidad en recta. Para no patinar y perder el control en curva, la dirección debe mantenerse constante con un movimiento fluido, y la velocidad lenta y constante.

    Si perdemos el control de las ruedas delanteras: para recuperar adherencia ante pérdidas de control del eje delantero, reducir velocidad levantando el pie del acelerador. Si fuese necesario, pisar levemente el freno sin llegar a bloquear las ruedas.

    En caso de pérdida de control con las ruedas traseras: ante pérdidas de control del eje trasero, y en caso de que el anterior mantenga adherencia, en un coche de tracción delantera acelerar suavemente para recuperar el equilibrio, y en turismos de tracción trasera (o propulsión) levantar suavemente el pie del acelerador hasta que las ruedas ganen agarre. Después volver a acelerar con suavidad para mantener la velocidad y no frenar para evitar acentuar el desequilibrio del eje posterior.

  6. Si nos vemos rodeados de niebla

    La niebla es mala compañera de viaje, sobre todo en carretera y cuando aparece de forma repentina. Con todo, hay fórmulas sencillas e interesantes para combatirla, como estas que proponen desde Ponle Freno/AXA:

    1. Aumenta la distancia de seguridad: si al conducir te encuentras con niebla, disminuye de manera progresiva la velocidad, en lo posible nunca de forma brusca, para evitar choques por alcance de quien te siga. La DGT establece la Regla 3V para casos así: Visibilidad=Velocidad=Vehículo delantero. Por ejemplo, con visibilidad de 10 metros, circula a 10 km/h y sepárate 10 metros del vehículo precedente.

    2. Hazte ver con las luces: viaja con alumbrado de cruce. Recuerda que la luz antiniebla delantera es opcional, pero que la trasera es obligatoria en condiciones de niebla densa. Recuerda apagar unas y otras cuando vuelva la claridad para evitar deslumbrar al resto de usuarios. A todo ello, el alumbrado de carretera (luz larga) refleja en la niebla y dificulta aún más la visibilidad mientras molesta a otros conductores.

    3. Siempre por la derecha: hazlo aunque no haya niebla. Si ésta fuese muy densa, toma como referencia la línea continua blanca de la derecha de la calzada.

    4. El parabrisas, libre de vaho: usa los limpiaparabrisas de forma intermitente y si el vaho está por dentro, dirige el aire del ventilador hacia los cristales. También funciona abrir ligeramente las ventanillas y, por supuesto, conectar el aire acondicionado.

    5. El freno suave e intermitente: si pisas el freno de forma delicada evitarás bloquear las ruedas, y si lo haces antes de lo habitual y de forma intermitente, los vehículos que te sigan te verán antes y con una distancia de seguridad mayor.

    6. Baja la música de la radio: cuando conducimos con meteorología adversa hay que tener todos los sentidos al máximo. El oído puede ayudar a advertir la cercanía de un vehículo. Por ejemplo, en un cruce sin visibilidad, bajar la ventanilla puede ayudar a escuchar si viene un coche que no ves.

    7. Si dudas, para: si la niebla es muy densa y apenas deja visibilidad, la mejor opción es parar. Busca un lugar seguro donde esperar ocn el coche hasta que la niebla se disipe. Si en ese momento no encuentras un lugar seguro para parar, hazlo cerca del arcén derecho y enciende las luces de emergencia.

    8. Si necesitaras abandonar el vehículo...: deja las luces de emergencia puestas, abrígate, ponte el chaleco reflectante y avisa de tu situación por teléfono. En todo momento, manten la calma.

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