Ahorrar hasta la última gota

En España la gasolina o si se prefiere el gasóleo nunca han sido baratos, pero nunca han estado tan caros como ahora. Si ello se añaden las dificultades que acarrea la crisis el cocktail está servido, y además no puede ser más explosivo para el bolsillo de casi todos.

Por ello, es momento de revisar ciertos hábitos al volante, y de paso de tomar buena nota de algunos consejos para afinar todo lo posible, porque según algunos estudios un ahorro de hasta 1.500 euros anuales (según el Instituto Nacional de Estadística) es posible, con independencia del vehículo de que se trate.

¿Qué coche me compro?

Es evidente que muchos ven en los diésel algo parecido a la «panacea», cuando las cuentas frente a los gasolina similares en el momento de la compra, equiparando potencia (de promedio, un 10% más económicos), no siempre son claras. La Asociación Nacionald de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam) calcula que pese a esa diferencia extra, un modelo de gasóleo puede ahorrar hasta 5.000 euros en carburante en una década de uso. Además, el reprís de estos, fruto del turbo que adosa cualquiera de ellos, permite una marcha gratificante, sobre todo al adelantar o superar repechos. Pero ahora hay nuevos modelos con pequeños motores turbo de gasolina, dentro de la corriente downsizing , de andar similar al de aquellos, lo que obliga a pensárselo y, como mínimo, a hacer números (calculando el coste por kilómetro) antes de incurrir en un gasto extra que, quizá, nunca recuperemos.

¿Qué tecnologías ofrece el mercado?

Casi todos los modelos llevan ordenadores de consumo fiables (algunos más veteranos incluyen un económetro, o medidor instantáneo del gasto), un buen consejero que se alía con marcas rojas en la escala del tacómetro (cuentarrevoluciones) donde verificar el punto de funcionamiento del motor óptimo. Los más modernos, además de un indicador de paso recomendado de marcha en el momento óptimo, incorporan sistemas de parada y arranque automáticos tipo start&stop para apagar el motor en semáforos y otras detenciones (incluyen baterías y motores de arranque especiales, además de un botón de desconexión que mejor no tocar para que el equipo cumpla su función ecológica) junto a otras medidas como neumáticos de baja resistencia al avance, parrillas con aletas internas móviles (sólo abren cuando el motor requiere refrigeración), dirección electroasistida (que sólo actúa cuando se gira el volante), recuperadores de energía para reponer la batería en frenadas y retenciones (aquilatan el gasto al evitar que el alternador funcione de continuo), desconexión parcial de cilindros (Audi...) y «navegación a vela» (Porsche, desacoplando motor y transmisión) yendo a velocidad sostenida…

En vehículos sin parada y arranque automáticos de motor se puede practicar una medida similar cuando el atasco nos detenga unos minutos (ahorro medio de 150 euros anuales), pues emular al sistema stop-start a las primeras de cambio puede dañar la batería y el motor de arranque a corto o medio plazo.

SEAT, con el Mii , y Fiat, en el caso del 500 , son dos buenos ejemplos de modelos que cuentan (o pueden llevar como extra) indicadores o recomendadores de conducción eficiente. En la marca española el dispositivo, ligado entre otros al navegador, se llama Eco-trainer; en la italiana ECO mode. Ford aplica un elemento similar en coches como el último Focus , que indica al conductor cuando la marcha es adecuada en términos de consumo.

La puesta a punto, imprescindible

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), circular con el filtro de aire sucio aumenta el gasto un 6%, pero además penaliza la seguridad. Otro tanto sucede con las presiones inadecuadas en los neumáticos, sobre todo con las ruedas poco hinchadas: aumentan la superficie de contacto (mayor fricción y mayor consumo) y merman el comportamiento, sobre todo al frenar.

¿Cómo practicar una conducción eficiente?

Hay aspectos clave a considerar:

No arrancar acelerando

Frenar aprovechando la inercia del coche, pisando el embrague sólo cuando el vehículo va a detenerse

Según el RACC, circular con suavidad, anticipándonos a las condiciones de la circulación, evitando fuertes acelerones, sobre todo en ciudad, puede ahorrar hasta un 15%. Sólo manteniendo la distancia adecuada de seguridad nos garantizamos en torno a un 10-15% en la merma de carburante. Se recomienda, por norma, engranar lo antes posible velocidades largas. En los diésel, una marcha adecuada y eficiente se sitúa en torno a 2.000 rpm, unas 1.000 menos que en un equivalente de gasolina.

Evitar cargar más de lo necesario: cada 100 kg extra el consumo penaliza un 5%.

El aire acondicionado es saludable y habitualmente beneficioso, pero aumenta el gasto en torno a un 20%. Usar la simple ventilación del vehículo es, a menudo, una buena alternativa, porque abrir las ventanillascastiga el bolsillo un 5% a 100 km/h.

¿Cómo saber dónde es más barata la gasolina?

Aunque las petroleras publican a través de Internet sus precios y hay web especializadas en mostrar los precios más competitivos, nada mejor que recurrir directamente a la sección Geoportal (http://geoportal.mityc.es/hidrocarburos/eess/) del site del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, donde localizar los precios más ventajosos en los puntos de reportaje, claro, más próximos a nuestras rutas habituales.

¿Y otros trucos?

Además de las tarjetas de fidelización que ofrecen gratuitamente algunas petroleras y centros comerciales, hay bancos que devuelven un pequeño porcentaje en la compra de carburante utilizando sus tarjetas de crédito. De esta forma, es posible ahorrar de un uno a un 5% mensual.

Planificar adecuadamente el recorrido es buena solución. Los dispositivos de navegación ofrecen opciones como ruta rápida y ruta corta, y como algunos equipos de sonido suelen avisar con antelación de los atascos.

También son interesantes opciones que cotizan al alza, sobre todo en países europeos, como el carpooling o car sharing, que a través de redes sociales y páginas web permiten compartir coche a usuarios con recorridos similares. En una línea similar figura el llamado parking compartido, que como apunta su nombre permite compartir (libremente o mediante un alquiler concertado de bajo coste) una plaza de garaje que permanece vacía algunas horas al día, muy interesante para los atestados núcleos urbanos de las grandes metrópolis.