Outback 2.5i Bifuel, opción interesante
Aunque están de moda los eléctricos y los híbridos, hay otras opciones de combustible que pueden resultar atractivas, como el autogas que mueve al nuevo Outback 2.5i Bifuel, un coche que acepta gasolina o GLP sin merma de rendimiento.
madrid Actualizado: GuardarAunque todas las marcas investigan la electricidad y sus variantes como fuente de energía para mover coches en un futuro cercano, no han olvidado un combustible alternativo, el GLP (gas licuado de petróleo), que llegó a ser muy popular entre algunos colectivos de nuestro país no hace muchos años. Y es que dada la situación de polución, con el GLP se consigue una reducciónfrente al diésel (ver vídeo adjunto sobre estas líneas), en cuanto a emisiones de NOx, de un 68%, y de partículas de un 99, además de una merma del 10% del CO2 liberado.
Aunque su nombre parezca apuntar a lo contrario, el GLP sólo recibe un 40% de su composición de esta materia prima; el resto procede de pozos de gas natural, con previsiones de reservas para más de 30 años sobre las previstas de petróleo.
Sobre todo en los países del norte de Europa como Suecia, donde la concienciación medioambiental es muy elevada, ya es corriente ver multitud de vehículos con las siglas GLP. También en otros mercados como el italiano, donde quizá haya menos mentalidad ecológica, pero sí interés por ahorrar. Para hacerse a la idea, este combustible acapara en aquel país el 40% del mercado.
En España, la importadora de Subaru ha visto una gran posibilidad en la adaptación y venta de uno de sus modelos, el todocamino Premium Outback de gasolina (equiparable, entre otros, al Audi A6 allroad quattro), con la opción de utilizar GLP; es decir que pueda utilizar indistintamente gasolina o GLP. ABC Motor ha recorrido a los mandos del Outback 2.5i Bifuel, que es como se llama, bastantes kilómetros, y las expectativas se han cumplido sobradamente. Por una parte a la hora de repostar, porque el coste del GLP supone casi la mitad que el de la gasolina o el diésel, y aunque consume algo más se compensa ampliamente por su menor coste. Y por otra, porque el Outback 2.5i Bifuel sigue siendo un auténtico Subaru, con todo lo que ello implica. Dispone, como el resto de la gama, de un motor bóxer aspirado (o sin turbo) de cuatro cilindros (opuestos) y 2,5 litros de capacidad, que genera 167 CV/229 Nm, suficientes para mover el coche sin problemas. También disfruta de la tracción total AWD simétrica típica de la marca nipona, que permite una circulación muy segura en días de lluvia o con mal asfalto, y además facilita excursiones por pistas de tierra o nieve con garantías.
Con estos ingredientes, el Outback 2.5i Bifuel se mueve «como pez en el agua» por carreteras de curvas o rectas interminables, pues aunque es más alto que la mayoría de familiares convencionales su arquitectura mecánica permite un bajo centro de gravedad, y además la tracción corrige inercias. También ayuda al confort de conducción la caja de cambios automática secuencial Lineartronic CVT de seis etapas, con levas tras el volante para un manejo secuencial. Su acción es, en conjunto, agradable, pese a los ruidos y resbalamiento propios de las transmisiones por variador continuo.
Al volante del Outback 2.5i Bifuel es casi imposible notar con qué combustible se circula si no se elige voluntariamente uno u otro. El sistema funciona indistintamente con ambos y da a elegir con cuál ir mediante un mando situado en el lugar tradicional del freno de mano. Una vez agotado cualquiera de los carburantes, el coche pasa automáticamente a utilizar el que queda alargando la autonomía hasta unos 1.000 km, muchos y difíciles para un rival de gasolina de potencia similar. Además, el citado mando indica la cantidad aproximada de GLP que queda en el depósito, de 53 litros, situado bajo el piso del maletero, que apenas cede capacidad respecto al resto de Outback.
Por cierto, aunque el uso del GLP no está muy extendido en España, las expectativas son muy buenas, como avala que tanto Repsol como Cepsa se hayan comprometido a terminar el año 2015 con cerca de 1.000 gasolineras que dispensen este carburante, una red cercana a la de países como Italia, Alemania o Francia.

