Algo más que un guiño
Llega hoy el turno heavy del Debate regional. Mano a mano Simancas-Aguirre. Cortesía parlamentaría, sí, pero la justa; más bien, a degüello con el enemigo porque se avecina la precampaña otoñal. No podría ser de otra manera el duelo después de ver ayer cómo Simancas, con una gélida sonrisa, contenía la rabia bajo el eco de los aplausos de una bancada popular entregada a la causa mientras escuchaba un angelical balance de gestión al que la presidenta -más conciliadora- adornó, de un paquete de medidas volcado en un claro exponencial social. Un guiño proyectado sin exclusiones, a estas alturas del penúltimo tramo de la legislatura, hacia el granero electoral donde los inmigrantes, por cierto, ya toman asiento.
Simancas, por tanto, empieza con desventaja esta mañana porque Aguirre le ha abierto una vía de agua con su discurso socializante de mayor bienestar y menos carga impositiva. Como reacción, el líder de la oposición fruncirá el ceño para decir a Esperanza de tú a tú esas cuatro cosas que tanto le indignan: su perfil derechista, el desprestigio de Telemadrid, los miles de madrileños en lista de espera y la caótica educación. Sin paños calientes. Aguirre, que se lo intuye, curtida en el regate corto, se siente segura. Ayer abrió la caja de promesas y hoy seguirá hasta vaciarla.
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