El PSOE, en la picota
La retorcida manipulación de la verdad con la que el portavoz del Partido Socialista, Jesús Caldera ha querido justificar ante la sociedad la actitud del alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, demuestra claramente dos cosas. La primera, la evidente falta de unidad de criterio en el seno de este partido, cuya más desgraciada consecuencia es la carencia de un proyecto concreto para afrontar el problema vasco. El PSOE sabe que, a pesar de los cantos de sirena de los nacionalistas, esa alianza tiene inexorablemente un final fatal, ya que sería imposible de defender ante unas elecciones generales. Tampoco se debe olvidar que el PNV nunca firmará este pacto porque ello le obligaría a enfrentarse abiertamente a Batasuna y eso Arzalluz no lo consentiría jamás.
La segunda es el nerviosismo del Partido Socialista producto de las terribles luchas intestinas por hacerse con el poder. Parece que su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, ha perdido toda su autoridad, si es que alguna vez tuvo alguna, y se oye hablar de primarias para elegir al candidato a La Moncloa. Por otro lado, los enemigos de Zapatero, azuzados por González y sus barones, no dejan de echarle en cara que en el pacto antiterrorista, ha salido mucho más favorecido el PP que el PSOE, por lo que parecen estar desesperados tratando por todos los medios de marcar distancias con el Gobierno. Lo que parece claro en este momento es que Aznar ha sabido ocupar un espacio suficientemente amplio en el espectro político, como para que el PSOE se sienta bastante incómodo y fuera lo que ya consideraba su ámbito natural cuando abandonó el marxismo y se convirtió a la socialdemocracia.
Luis V. y Colón de Carvajal.
Madrid.
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