Restaurante Adarraga, una apuesta importante
En agosto abrió sus puertas el Restaurante Adarraga que es una de las apuestas fuertes de esta temporada gastronómia. Una apuesta, la de dar bien de comer, siempre complicada pero convertida en heroica en estos tiempos de pandemias. Todos los empresarios de la hostelería ... merecen hoy un reconocimiento especial, y quienes como Chete Adarraga dan un paso al frente y cumplen un sueño en estos momentos ,una admiración especial. Y la apuesta pinta más que bien.
Situado en la calle Alcalá Zamora número 5, donde oficiaba el gran Periko Ortega, presenta el hándicap inicial de carecer de esa terraza que tantos comensales buscan hoy. El local apenas ha cambiado desde los tiempos de Periko: se trata de un espacio confortable —con una pequeña barra a la entrada en la que trasegar media ración de Sendra o queso curado con las que abrir el apetito— para un restaurante burgués en el que se respira un ambiente muy agradable.
Oficia en los fogones el cordobés Francisco Crespo ‹Curro›, formado en la escuela de Bodegas Campos y después en el País Vasco, del que habla con devoción, con el gigante Martín Berasategui; tras pasar por distintos restaurantes en Cataluña, Baleares y Canarias vuelve a Córdoba, donde promete ser una referencia en poco tiempo.
Los entrantes son variados y entre ellos destaca una espectacular vieira curada en cítricos con granizado de gazpacho, ceviche de alcachofa y espuma de tomate con una original presentación que está a la altura del plato. Además de la vieira son buenas opciones el huevo a baja temperatura, hongo y patatas paja o los raviolis de espinacas y carrillada con espuma de queso parmesano. Tampoco es mala opción, antes de afrontar un pescado o una carne (los arroces negro o a banda tampoco son mala elección) y el panaché de verduras ecológicas.
Entre los pescados probamos unas muy buenas kokotxas de merluza al pil pil , magníficas de sabor aunque la ración pareció un tanto escasa, y la carta ofrece diversas variedades de atún rojo de almadraba en forma de tartar, sashimi o tataki y unos siempre socorridos y deliciosos chipirones en su tinta con arroz blanco. Las carnes, que como todos los demás productos son compradas a proveedores nacionales buscando la máxima excelencia, son trabajadas al fuego de encina: presa ibérica, solomillo o hamburguesa. Su steack tartar, cortado a cuchillo y bien presentado, es más que notable y está a la altura de los mejores de la ciudad.
La carta de vinos, en construcción, está basada en los tintos sobre la base del binomio Rioja-Ribera, dispone de magníficas referencias y evidencia buen gusto, pero se echa en falta una apuesta por otras denominaciones de origen.
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