Madrid

Caja de cerillas

7.5 /10
Precio medio
60€
Dirección
Donoso Cortés,8
Teléfono
630 13 24 14 Llamar
 Caja de cerillas
Caja de cerillas Donoso Cortés 8,Madrid

En el currículo de Quique Valentí, inquieto cocinero y empresario madrileño, figuran unos años junto a Fermí Puig en Drolma, motivo por el que se trasladó a vivir a Barcelona, donde fue creando renombrados establecimientos como Casa Paloma, Marea Alta o Adobo. Este último aún continúa abierto con éxito. También hace cinco años puso en marcha en Madrid, junto a su hermano Carlos, los exitosos Hermanos Vinagre, inspirados en las barras tradicionales. Ahora regresa a la capital con Caja de Cerillas, donde busca recuperar la esencia de las casas de comidas.

Un local pequeño -de ahí el nombre- para poco más de veinte comensales, montado con gusto y cuidados detalles, empezando por buenos manteles y servilletas de tela y por la posibilidad del descorche para quien quiera llevar su propio vino. Cuenta con un profesional equipo de sala dirigido por Gerard Florenza, que llega del grupo Sagardi, y con Carolina Rollán, procedente de Piantao, como sumiller. Su carta de vinos, no muy larga, está seleccionada con criterio y ordenada por precios, detalle que me gusta.

Los que le conocemos desde hace años encontramos a un Quique Valentí feliz por regresar a casa e ilusionado con esta nueva aventura en la que, enlazando con la tradición madrileña, se aleja de los clichés imperantes. En la breve carta, que huye de rigideces y ofrece precios razonables, se entrelazan clásicos recuperados, guisos, tradición madrileña, brasas, materia prima de calidad y postres notables. Casi todo para compartir, salvo las sobresalientes tapas, que se ofrecen por unidades: excelentes anchoas con pan con tomate (5 euros); estupendas sardinillas picantes caseras (8); buenas tajadas de bacalao frito (8), homenaje a Casa Labra, acompañadas con salsa de piparras, y logradas empanadillas de atún (7), ligeras aunque con un formato que complica comerlas.

El bajón llega en un fuera de carta, la ensaladilla de merluza. Fría, aguada y bastante insípida. Por contra, están ricas las judías verdes y patatas chafadas con jamón (14) y estupenda la oreja frita, cortada en finas láminas, con genuina salsa brava madrileña (18), un plato que enlaza con la tradición castiza. Como pega las patatas paja, que no encajan bien. Uno de los mejores platos, sin concesión a florituras, son los huevos estrellados con gambas al ajillo (25). Todo se mezcla en la mesa. Los pescados varían según mercado. El nuestro era un lenguado a la brasa de considerable tamaño y mucha calidad, perfecto de punto. Gerard, el jefe de sala, lo limpia con la habilidad de un buen profesional.

Hay nivel en los postres (todos a 9). Refrescante el mango con manzana y sorbete de cilantro, aunque este último se impone en exceso; muy cremoso el flan con nata, y magnífico el buñuelo de anís relleno de crema, que enlaza con la mejor tradición de masas fritas dulces y con la cocina popular madrileña. El digestivo sorbete de anís estrellado que lo acompaña merece mención aparte. Muy buenas sensaciones en esta Caja de Cerillas que en sus primeros días apunta a ser una de las aperturas de este 2025 en Madrid.