
Los saltos son para el verano: de la llegada masiva de «cayucos» a las 48 horas de apagón
De la crisis de 2005 a la actual situación, los veranos en la frontera son la ocasión perfecta para acometer el asalto de las vallas de Melilla y de Ceuta
Actualizado: GuardarDe la crisis de 2005 a la actual situación, los veranos en la frontera son la ocasión perfecta para acometer el asalto de las vallas de Melilla y de Ceuta
123456En la etapa de Aznar se levantan las vallas de Melilla y Ceuta
Valla que separa Ceuta (España) con Marruecos, vista desde el lado marroquí - Xemenendura A causa del aumento de la presión migratoria, Aznar planeó levantar en 1998 una valla en Melilla por un coste de 5.500 millones de pesetas. Una estructura de 12 km en doble vallado de seis metros de altura con alambres de púas y caminos entre medias para el paso de vehículos de vigilancia. Además, las nuevas barreras fronterizas fueron equipadas con luces de alta intensidad y videocámaras de vigilancia, así como equipos de visión nocturna. Desde aquel año, su altura no ha dejado de aumentar y con la crisis de inmigrantes de noviembre del 2005 alcanzó los seis metros.
En 1999 se realizan obras similares en Ceuta donde se comenzó a sustituir la antigua valla de alambre de 2,5 metros de altura por otra de acero galvanizado.
No en vano, durante este periodo la preocupación del Gobierno de Aznar estaba dividida entre las vallas en África y la llegada masiva de inmigrantes en pateras.
El salto masivo de 2005 desborda a los agentes de la frontera
Imágenes de una cámara de la Guardia Civil de uno de los saltos en Melilla durante el verano de 2005 - ABC El 8 de agosto de 2005, más de 250 inmigrantes intentaron entrar en Melilla en un salto que duró quince minutos, durante los cuales unos cuarenta inmigrantes consiguieron su propósito. Cinco inmigrantes y dos miembros de la Guardia Civil resultaron heridos. De esta forma se abría una crisis en las fronteras que el Gobierno de Zapatero tardó muchos meses en cerrar, y que derivó en polémica cuando el Ejecutivo instaló cuchillas en las vallas que provocaban graves cortes a los inmigrantes.
Al final del verano, cuando ya se habían producido media decena de saltos masivos, seis inmigrantes fueron heridos de muerte a causa de los disparos de las fuerzas oficiales de Marruecos el 6 de octubre de ese año.
Con el aumento de medidas de seguridad y el reforzamiento de la valla, la presión migratoria fue disminuyendo poco a poco.
La crisis de los cayucos de 2006
Un grupo de inmigrantes es rescatado por Salvamento Marítimo cuando se dirigía a las costas españolas - EFE En 2006 la presión migratoria se trasladó a las aguas españolas con una oleada de cayucos sin precedentes. Las costas españolas se vieron desbordadas con la llegada de 39.180 irregulares, principalmente a Canarias.
La situación forzó a la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a pedir a la Unión Europea el envío de más medios. «Necesitamos más medios porque tenemos muy poquitos para frenar la llegada de una cifra tan alta de cayucos», afirmó. Paradójicamente, antes de esta crisis, que llenó las páginas de los periódicos con la palabra cayuco, poca gente conocía la apariencia y significado de estas embarcaciones.
Crisis de 2012: «Una invasión en toda regla»
Un grupo de subsaharianos es custodiado por agentes de la Guardia Civil tras un salto en Melilla en 2012 - EFE Hasta el verano de 2012 no volvió a vivirse una situación tan extrema en la frontera como la de 2005. A mediados de agosto, se produjeron dos intentos coordinados en la misma noche (aproximadamente 70 y 80 personas cada uno). Los treinta que llegaron a territorio español fueron ingresados en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) dependiente del Imserso.
Cuatro días más tarde otro grupo de alrededor de 450 personas realizó un intento masivo para saltar la valla y unas 60 lo consiguieron. Un asalto que fue realizado a plena luz del día y que la Delegación del Gobierno calificó como « una invasión en toda regla».
En 2013 aumenta la presión y la «agresividad»
Un grupo de inmigrantes tras ser interceptados por la Policía - EFE Desde abril de 2013 se sucedieron una decena de asaltos a las vallas de Melilla y de Ceuta. Entre ellos, uno en junio donde 300 personas se abalanzaron sobre la frontera de Melilla. Una situación que sorprendió al Gobierno y obligó a poner en marcha una serie de medidas de urgencia para reforzar los puestos fronterizos en Ceuta y Melilla.
Por su parte, el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, advirtió de que la actitud de las personas que trataban de traspasar la valla había aumentado en agresividad con «novedosas prácticas de amenazas y presión a las Fuerzas de Seguridad del Estado». Según denunciaron distintos agentes fronterizos, en los asaltos al vallado los inmigrantes utilizaron piedras y palos, mientras que, en las llegadas en patera, lo hicieron provistos de garrafas con gasolina e, incluso, amenazaron con tirar al mar a los menores que viajan en las embarcaciones».
Enero dramático y agosto fuera de control, a pesar de la malla antitrepa
La policía marroquí hostiga a seis inmigrantes que se encontraban encaramados a la valla de Melilla - EFE El aumento de la agresividad en los asaltos fue respondida con el uso de material antidisturbios por parte de la Guardia Civil. Y a principios de año, nueve inmigrantes (8 varones y una mujer) fallecieron tras el intento de «asalto» protagonizado por un grupo de «aproximadamente 250 subsaharianos» en la zona de Ceuta. Los inmigrantes denunciaron que la Guardia Civil había disparado pelotas de goma al grupo de inmigrantes que trataban de acceder a España bordeando la valla a través de la costa.
Como respuesta a la llegada masiva, el Gobierno ordenó levantar una malla antitrepa por toda la frontera que impide a los inmigrantes meter los dedos entre los alambres. No en vano, el día 13 de agosto se vivió una situación extrema causada por la dejadez de las autoridades marroquíes que llevó a que se produjeran hasta seis intentos masivos de entrada a través del vallado en menos de 72 horas, en las que participaron unos 1.600 subsaharianos. Los inmigrantes que intentaron acceder a Melilla utilizan garfios y anclas de fabricación caseras, al tiempo que incrustaron tornillos en sus zapatos, para poder superar la valla, reforzada desde hace semanas con la malla antitrepa.