Los otros «relaxing cafés con leche» de los dirigentes españoles
Rajoy, a Cameron: «It's very difficult todo esto» - foto: afp. imagenes de la sexta colgadas en youtube

Los otros «relaxing cafés con leche» de los dirigentes españoles

Meteduras de pata, salidas de tiesto, lances infortunados... y todo por no tener don de lenguas, sobre todo por no dominar la de Shakespear

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Meteduras de pata, salidas de tiesto, lances infortunados... y todo por no tener don de lenguas, sobre todo por no dominar la de Shakespear

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  1. Rajoy, primer ministro de las Islas Salomón: «It's very difficult todo esto»

    Rajoy, a Cameron: «It's very difficult todo esto» - foto: afp. imágenes de la sexta colgadas en youtube

    «Aquí se le exigen más idiomas a un camarero de la costa que a un presidente del Gobierno». Es la frase de un ciudadano anónimo que recogen en su fantástico y simpático libro los periodistas Sandra Mir y Gabriel Cruz «¡Mamá, quiero ser político!» (La Esfera de los Libros, septiembre de 2013), con la que quieren sintetizar el sentir de un pueblo cuando examinan, en primera persona y en directo en muchas ocasiones, el nivel de idiomas que tienen sus representantes públicos.

    Mir y Cruz, que dan continuidad en este volumen al anterior y no menos brillante «La casta autonómica», nos ayudan a repasar algunas de esas meteduras de pata improvisadas, lances infortunados o carencias idiomáticas de base que han marcado el capítulo más rumboso de la política española. Son los episodios y situaciones más hilarantes que demuestran que Ana Botella se bebió un «relaxing cup of café con leche» delante de todos los comisionados del Comité Olímpico Internacional (COI) y no fue la única que despertó más de una sonrisa. Otros de nuestros servidores públicos se trababan con la misma lengua de Shakespeare o, simple y llanamente, no comprendieron al interlocutor dando lugar a una situación digna de un sainete. Ahí van. En descargo de nuestros políticos, conste que su nivel de idiomas entra dentro de los parámetros que arroja el último estudio de la oficina de estadística Eurostat y que sitúa el conocimiento de otros idiomas extranjeros promedio en España a la cola de Europa. Además, el nuestro es el tercer Estado miembro de la UE que ostenta menor número de adultos que hablan al menos una lengua foránea, a años luz de la media comunitaria.

    A Mariano Rajoy, ya como jefe del Ejecutivo, le sucedió lo siguiente. En la Cumbre de Jefes de Estado de Bruselas, cuando Gibraltar aún no era un asunto tan espinoso como para cortar el ambiente con su homólogo británico David Cameron con un cuchillo, ambos tienen un encuentro bilateral puntual. Es momento de acercar posturas, de estrechar relaciones. El aparte de los dos se resume así (página 78 del libro de Mir-Cruz): Cameron se acerca al español y se refiere al contexto general de medidas que se están adoptando en el cónclave comunitario.

    -Cameron: «News travel fast (Las noticias viajan rápido)».

    Rajoy mira a su intérprete Carlos que, para su desgracia, se ha dormido en los laureles y el dirigente popular comienza a incomodarse. Así que responde en una mezcla versionada de inglés y español muy divertida (en «spanglish»):

    It's very difficult todo esto» (no hace falta la traducción del gallego).

    Los cámaras de agencias que, como en el vídeo que acompaña esta información, pudieron captar ese momento comprobaron cómo Cameron, viendo la respuesta, interpeló al mandatario del PP si había podido descansar bien. «Sí, sí, five hours», contestó un sonriente Rajoy que se suelta poco a poco con el inglés, que confesó en 2011 estudiaba, si la agenda se lo permitía, hasta tres horas al día.

    No se sabe si lo entendió en ese momento o quizás ni lo escuchó por la megafonía del lugar, pero en otra ocasión, en una cumbre climática en Río de Janeiro y en su estreno en uno de estos cónclaves de la ONU, en junio de 2012, el «primer ministro» español fue presentado por el altavoz como el primer ministro de las Islas Salomón: «Prime Minister of Salomon Islands». Y el presidente español pronunció su discurso. Sin pestañear, sin quejarse. En el Viejo Continente, mientras tanto, la anécdota ya copaba la primera plana de todas las ediciones digitales.

  2. Zapatero: «Hablo en español» y «every day, bonsáis»

    Paseo en La Moncloa de Zapatero, Chirac y Schroeder - foto: jaime garcía / vídeo youtube

    Quienes, como los autores de este cómico libro, han seguido de cerca los pasos de varios jefes del Ejecutivo español aseguran que de los principales mandatarios del país, ha sido José Luis Rodríguez Zapatero el que, digamos, estaba más «verde» o «pez» con los idiomas. Con el anglosajón protagonizó algunas escenas brillantes, dignas de esas películas de Berlanga rodadas en la España más profunda, y sorprendió fuera de nuestras fronteras a los periodistas locales que acometían con preguntas al expresidente socialista. Después de otra reunión con el premier británico, una periodista inglesa le interrogó acerca de cómo habían transcurrido las conversaciones entre los mandatarios, y Zapatero solo pudo contestar un «Hablo en español» para cortar la verborrea de la británica. Pero la mejor estampa se produjo sin duda en casa. Y el dirigente leonés regateó igual de mal que en la ocasión anterior.

    Recuerden o imaginen a Zapatero, flanqueado por el presidente francés Jacques Chirac, y el alemán Gerhard Schroeder. Pasean en septiembre de 2004 por los jardines que circundan el complejo de La Moncloa, antes de embarcarse en una de esas soporíferas (o no) reuniones a múltiples bandas. El tridente camina mientras los fotógrafos, como para ABC hiciera Jaime García (al que pertenece la imagen superior, que se antoja ya ciertamente histórica) disparan sus objetivos. Lo único que los dispositivos audiovisuales captaron fue la siguiente y memorable sentencia:

    -«In the last time of the government every day, bonsais». Lo que más o menos quería decir el jefe del Ejecutivo socialista, sin dejar en muy buen lugar a su predecesor del partido, Felipe González, era que «uno de los últimos presidentes, o en el pasado un presidente del Gobierno, cada día se dedicaba al cultivo de bonsáis».

    Zapatero también lo intentó en otra ocasión en un discurso ante la Asamblea Nacional francesa, en el idioma del país. Tripitió en su error, porque tampoco en la lengua de Victor Hugo demostró ser un verdadero as. Cuando llegó a La Moncloa, el leonés sí admitió que solo hablaba un poco de galo, un idioma en el que se maneja mejor Rajoy, que lo estudió durante años.

  3. Aznar, primero «trabaja en ello» y luego «Italia va mal»

    Aznar y Bush, en una comparecencia ante la prensa en el rancho en Crawford (Texas) del estadounidense, en 2003 - vídeo: youtube

    Y José María Aznar se lanzó con el tejano para mimetizarse. Lo describen como el «síndrome del acento extranjero»: cuando llegado a un país, hablas con tu idioma propio pero tiznado de la pronunciación más propia de la nación donde has aterrizado. El «estamos trabajando en ello» de febrero de 2003 junto a George W. Bush en el rancho texano de Crawford permanecerá grabado a fuego en la memoria colectiva sin posibilidad de remisión. Los discursos posteriores desde el atril de la Universidad norteamericana de Georgetown pulieron parte de esa imagen parcial, pero era tarde para el mandatario políglota. El soniquete martilleaba incesante.

    No resonó con la misma trompetería mediática, pero el expresidente popular alberga otro percance lingüístico en su particular haber: fue en el programa «Ballarò» de la cadena italiana RAI 3. Aznar pudo acuñar en ese instante «el itañol», comentan con gracia los autores en la página 82, cuando se le preguntó por Silvio Berlusconi que por aquel entonces era un afín ideológico. Aznar hizo sus pinitos en el idioma local y dejó caer en una mezcla muy rara y en «prime time» que «la sensación de debilidad política en Italia es muy importante». De repente, vio la reacción de los intervinientes en el programa y reculó con lo que seguramente tenía intención de enunciar en primera instancia: se deshizo en elogios hacia la capacidad indiscutible para gobernar de su correligionario político.

  4. El «relaxing café» de Ana Botella enardece a las masas

    Ana Botella, en Buenos Aires, antes de lanzar su famosa frase, obra, se arroga él mismo, de Terrence Burns - afp

    El caso más reciente es, cómo no, el de la mujer de Aznar, la alcaldesa de Madrid, Doña Ana Botella. En un llamativo discurso, que derrochó energía y gestualización por doquier, lanzó una idea que dará hasta para ser registrada o estampada en camisetas, tazas (sobre todo tazas) y demás «merchandising» de la ciudad de Madrid. A posteriori, fue el conseguidor en la sombra de candidaturas olímpicas como Atlanta o Sidney, Terrence Burns, el que se arrogó tan ¿brillante? idea, pero el caso es que deslizar una mezcla de «spanglish» ante los miembros del COI en Buenos Aires, el pasado 7 de septiembre, ha calado casi tanto en la ciudadanía como el resto de mensajes que dejó en la capital argentina Madrid 2020.

    El «relaxing cup of café con leche» en la «Plaza Mayor» y «el Madrid de los Austrias» se antoja ya mítico. Y lo de que ninguno celebra la vida como los españoles en Madrid («no one celebrates life like Spanish people do»), con la rudimentaria fonética que desplegó la regidora («laik espanis pipal du») les debió sentar tan discutible y opinable a los divertidos comisionados como desternillantes sonrisas desencajó en España. También en esto, Madrid y «Spain» son differents.

  5. «El Aiguanmuviman» de Franco para promocionar España

    El Aiguanmuviman de Francisco Franco en el NO-DO - vídeo: youtube

    No es un político de la época democrática reciente en España, pero el vídeo del legendario NO-DO demuestra que, en su intento por romper el aislamiento internacional que sufría España, Francisco Franco también hizo uso del inglés en una intervención ante la cámara ya antológica y mil veces reproducida, y demostró que no tenía dominio de este idioma.

    Intentó relacionarse con otros países y promocionar España con la difusión de esta cinta, que en el vídeo aparece subtitulada porque es una tarea ciertamente trabajosa.

  6. Almunia: se mantienen «aguar social polisis», pero no su acento

    VÍDEO: YOUTUBE

    Para el vicepresidente de la Comisión Europea, el socialista Joaquín Almunia, el idioma de Oscar Wilde tendría que ser ya parte de su ADN. Lo cierto es que su paso por Bruselas ha depurado las incorrecciones de su acento, que se antojaba algo «macarrónico» al principio de su periplo europeo cuando, como se muestra en este vídeo, ostentaba el cargo de comisario de Finanzas y Economía.

    La lectura del documento que tiene enfrente dista mucho de rozar la excelencia en anglosajón o incluso aspirar a obtener el «First» de pronunciación principiante para asombro de los periodistas comunitarios que cubrían la comparecencia de prensa. En su inglés de Bilbao esgrime el impacto económico que produce el envejecimiento gradual de la población y el principal mensaje que lanza a los ciudadanos y gobernantes es que la política social y el Estado del bienestar se pueden mantener («aguar social polisis»). Lo que no se mantiene es este nivel de inglés en un comisario europeo.

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