Las mayores excentricidades de los grandes empresarios
Gerrit Zalm convertido en su hermana Priscilla para dar un mensaje de tranquilidad a clientes e inversores - afp

Las mayores excentricidades de los grandes empresarios

El del presidente ABN Amro, que se disfrazó de «madame» ante sus empleados, es el último caso de una larga lista de rarezas en el (aparentemente) formal mundo de los negocios

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El del presidente ABN Amro, que se disfrazó de «madame» ante sus empleados, es el último caso de una larga lista de rarezas en el (aparentemente) formal mundo de los negocios

123456789
  1. Gerrit Zalm

    Gerrit Zalm convertido en su hermana Priscilla para dar un mensaje de tranquilidad a clientes e inversores
    Gerrit Zalm convertido en su hermana Priscilla para dar un mensaje de tranquilidad a clientes e inversores - afp

    Haciendo un más que inquietante paralelismo entre las finanzas y el lenocinio, dos de los oficios más viejos del mundo (el podio lo completaría el de periodista, siempre hubo alguien que corría a contarlo todo), el exministro de Finanzas holandés y presidente del banco ABN Amro, Gerrit Zalm, ha ofrecido el último ejemplo de excentricidad en el encorsetado universo de los poderosos hombres de negocios. A Zalm no le dolieron prendas, o más bien hizo de su capa un sayo, para cambiar la corbata por el disfraz de «madame». Transmutada en su hermana Priscilla, trataba de mostrar a la plantilla del banco nacionalizado (los convenios deberían estar para proteger de cosas así) las enseñanzas que un banquero puede obtener de la adecuada gestión de la prostitución. «El banco tiene mucho que aprender de mi negocio», espetaba el personaje interpretado por Zalm. «Hay que partir de los valores fundamentales. En mi empresa, tenemos tres: seriedad, profesionalidad y ambición (...) Siempre tratamos de superar las expectativas del cliente», apuntó. ¿Pero dónde demonios quedó lo de regalar la vajilla?

  2. Richard Branson

    El especial y espacial Richard Branson flotaba de alegría en el lanzamiento de Virgin Mobile en India - FOTO: efe Video: Air asia

    Si hay un hombre capaz de convertir la excentricidad en negocio ese es Sir Richard Branson. En globo, barco, nave espacial y en cualquier caso a todo tren, el millonario británico vive la vida como una aventura (también empresarial, descubriendo nuevos segmentos de mercado) y, aunque a veces pierde pie (tuvo que ser rescatado dos veces del oceáno en sus imposibles expediciones), siempre consigue un provechoso e inmediato rédito mediático. Así es Branson, inquieto y singular: un día pierde una apuesta y se convierte en azafata por unas horas, otro se disfraza de reverendo, después crea un santuario de lémures o decide que quiere colonizar Marte, qué menos ya que te pones a viajar al espacio... Y si estás inspirado también defiendes que legalizar la marihuana resolvería el problema del déficit en España o cambias el Reino Unido por el Caribe para no pagar impuestos. Bueno, en realidad esto último tampoco es tan raro...

  3. Warren Buffet

    Warren Buffet, con peor aspecto si cabe que el Axl original, a punto de colmar su apetito por la destrucción - foto: abc Video: new york daily news

    Multimillonario y filántropo, especulador y benefactor, creso y austero, gavilán y paloma... La personalidad de Warren Buffet es tan poliédrica (de un polo a su extremo en lo que un trader pestañea) que no es de extrañar que acabe sufriendo algún periodo ocasional de confusión. Con la recurrente excusa de crear buen ambiente y motivar a sus empleados (lo de la subida de sueldo es un recurso demasiado obvio, claramente), el octogenario Buffet decidió disfrazarse en un vídeo de algo que trataba de parecerse (estar a la altura del original es complicado) al vocalista de Guns N' Roses, Axl Rose. «Sacas lo mejor de mejor de mí, siempre puedes recurrir a mí, siempre somos auténticos para ti, haremos todo por ti», berreaba Buffett en su «perfomance». El oráculo de Omaha sin rumbo. Una inversión a fondo perdido. Tranquilidad, se recuperó rápido.

  4. Donald Trump

    Donald Trump, que nunca está solo ni mal acompañado, saluda con cierto afecto a Miss Estados Unidos 2012
    Donald Trump, que nunca está solo ni mal acompañado, saluda con cierto afecto a Miss Estados Unidos 2012 - EFE

    «España está enferma y este es el momento de aprovecharlo». Ese fue el bonito y reconfortante mensaje de ánimo que este millonario norteamericano lanzó hace unos meses sobre el estado clínico de la economía española. Vale, un chollo es un chollo, pero la sutileza no es el punto fuerte de Donald Trump. Y saber estar, lo que se dice saber estar... solo cerca de alguna bella modelo. Entre, ejem..., romance y divorcio, el dueño del certamen de «Miss Universo» ha tenido tiempo para acumular un anecdotario a la altura de la torre Trump. Las escenas más brillantes las protagonizo como estrella mediática en «El aprendiz», el «reality» televisivo en el que varios candidatos a un puesto de trabajo, esa lotería moderna, tenían que escuchar una de sus frases favoritas: «Estás despedido». El título de su gran contribución al mundo editorial resume su filosofía vital: «Piensa GRANDE y patea traseros en Negocios y la Vida». Trump no se anda por las ramas. Después de ofrecer cinco millones por el pasaporte y el expediente universitario de Obama (pensaba que su colegio electoral debía estar en Kenia), el cómico Bill Maher bromeó con la posibilidad de que el millonario hubiera sido engendrado gracias a una relación de su madre con un orangután. Trump no tuvo reparos en presentar un certificado de nacimiento para matar los rumores de aquella esquina.

  5. Michael O'leary

    Michael O'leary elevando la provocación a su máxima altura frente a los trabajadores en huelga de Spanair
    Michael O'leary elevando la provocación a su máxima altura frente a los trabajadores en huelga de Spanair - Efe

    Azafatas en sujetador, gestos provocativos, campañas varios pies por encima del mal gusto, incendiarias frases lapidarias... Histriónico y bravucón, cada aparición pública del presidente de la aerolínea irlandesa Ryanair, Michael O'Leary, es un aútentico show. A veces el chiste, que no deja de ser una estrategia milimétricamente calculada, se le escapa de las manos. «Maldita sea la gracia», debieron pensar los trabajadores de Spanair que protestaban en el aeropuerto de Bilbao cuando O'Leary, tras ofrecer una convulsa rueda de prensa, se paró ante ellos para hacer el símbolo de la victoria. Castigados tras nueve días de encierro, el posado frente a las cámaras incendió a los empleados de la aerolínea española. O'Leary tuvo que salir escoltado por la Ertzaintza, pero nada parece hacer perder vuelo al afán provocador del hombre que redefinió el concepto de primera clase bajo el eslogan «camas gratis y felaciones» o que hacía «ofertas de rescate a España» por 12,99 euros.

  6. Chen Guanbiao

    Chen Guanbiao consumiendo aire, como cualquier cualquier cliente de un cocinero con estrellas Michelín
    Chen Guanbiao consumiendo aire, como cualquier cualquier cliente de un cocinero con estrellas Michelín - Reuters

    Hay algo paradójico en construir una gran fortuna gracias a una empresa de demoliciones, y quizás por eso Chen Guanbiao, el hombre que quiere comprar el New York Times, tiene cierta facilidad para convertir lo extraño en una rutina. Y la ruina ajena en una fiesta. Chen, ejemplo del millonario chino hecho a sí mismo, vivió una infancia mísera y triste (con trágica muerte de dos hermanos incluidas), pero posee hoy una fortuna valorada en 740 millones de dólares. Su bien ganada fama mediática como filántropo excéntrico nació en el terremoto de Sichuan de 2008 (90.000 muertos), en el que donó 15 millones de dólares y viajó a la zona afectada para ayudar en las tareas de rescate. Hasta aquí todo normal, de manual, salvo por el hecho de que se dedicó a entregar grandes fajos de billetes a los aldeanos afectados a cambio de hacerse fotos con ellos. Y para enmarcar la desconcertante escena, decidió liderar las labores de rescate… montado en una excavadora.

    Esta forma un poco sin pies ni cabeza de interpretar la expresión «echar una mano», a la manera de un cruce entre Van Damme y Paris Hilton, la repitió en marzo de 2011 en Japón, cuando viajó al área afectada por el tsunami y también se fotografió mientras entregaba dinero a las víctimas, y meses después en Taiwán. Chen ha prometido donar toda su fortuna a la beneficencia cuando muera, pero mientras llega el momento de entrar en el cuarto oscuro a revelar esa instantánea, se entretiene denominando a su modus operandi como «filantropía violenta» o «filantropía radical». O le da por cambiar el nombre de sus hijos a «Protección ambiental» y «Medio ambiente» (serán los niños más populares del cole, sin duda). Con cosas así, es normal que la sociedad china siga dudando si Chen Guangbiao ama al prójimo o lo toma por primo. Que en septiembre de 2011 conmemorara el «día sin automóviles» subiéndose nuevamente a una excavadora para destruir su lujoso Mercedes S600 no sacó a nadie de dudas.

    También se le ocurrió que una medida para concienciar a China de los problemas de polución atmosférica era vender (inicialmente las regalaba, pero después ofrecía un 3X2, a lo sumo) en grandes ciudades contaminadas cientos de miles de latas con aire puro de la meseta tibetana, algo que hizo en el verano de 2012. Chen también es capaz de fotografiarse rodeado de paredes hechas con billetes o de contratar como entrenador personal a un famoso gimnasta chino que conmocionó a la sociedad nacional por verse obligado a mendigar en la calle. Mas le vale al hombre ser fotogénico…

  7. Steve Ballmer

    Steve Ballmer en uno de sus recurrentes ataques de hiperexpresividad - reuters

    ¿Alguna vez has notado que tu PC tarda en arrancar o que se queda «colgado»? Eso es porque probablemente Steve Ballmer, director ejecutivo en funciones de Microsoft, acapara toda (o la mayor parte) de la energía del gigante estadounidense de la informática. Reconocido como uno de los hombres más ricos del planeta por la revista Forbes con una fortuna de 18.000 millones de dólares (13.300 millones de euros), el sucesor de Gates es más conocido por sus intensas presentaciones, en las que grita, corre y se contorsiona cual «personal trainer» ebrio de endorfinas, que por sus comentarios empresariales. Critica los productos de la competencia con la misma vehemencia con que las que invitaba a adquirir las primeras ediciones Windows 1.0. Una contundencia que a veces se ha demostrado gratuita y no siempre atinada. Suya es la frase, ya legendaria, pronunciada en 2007 para referirse al Iphone: «¡500 dólares! Es el teléfono más caro del mundo y no tiene teclado». O su mesurada evaluación sobre el navegador de Google, Chrome: «Seré respetuoso (risas). ¡No sé que diablos es!». El pasado 23 de agosto anunció su retirada, que se hará efectiva en el verano de este año. Pero eso no impedirá que se mantenga fiel a sus principios. «No, no uso un iPod. Tampoco mis hijos. Mis hijos, en muchos aspectos, están tan malcriados como muchos otros niños, pero al menos en esto he lavado su cerebro: no uséis Google y no uséis un iPod»

  8. John McAfee

    Muchos se preguntaron el año pasado, al conocer que John McAfee estaba siendo perseguido por la policía de Belice por su posible implicación en el asesinato de su vecino, cuál era la historia del creador del popular antivirus (en manos de Intel, contra la que ha iniciado una nada velada cruzada). Desde que abandonó su carrera de acaudalado empresario en EE.UU. se entregó a una vida aislada en Belice. El caricaturista Chad Essley, que comenzó a elaborar un libro sobre el excéntrico empresario, lo describía como «un tipo viejo rodeado de chicas jóvenes y guardaespaldas con armas de fuego». Tras emprender su fuga, las autoridades del país centroamericano se toparon en su casa con un cartel que rezaba «no se preocupen por el perro, tengan cuidado con el propietario» y un pequeño arsenal que incluía rifles con mira telescópica. Desde entonces, poco se sabe de él. Recientemente la CNN publicó un reportaje en el que revela que ahora vive arruinado (según dice él mismo) en Montreal y se dedica a la consultoría. Recientemente, ha llegado a un acuerdo con una compañía canadiense para realizar una película sobre su vida.

  9. José María Ruiz-Mateos

    Ruiz Mateos en su aparición ante las cámaras más emblemática - abc

    Los disfraces ( el de Superman o el de presidiario y otros clásicos atemporales) y las frases de José María Ruiz Mateos («te pego leche» o «si no pago a mis inversores, me daría un tiro si mi fe no me lo permitiera») forman parte de la memoria colectiva (o de las cosas que desearíamos olvidar) de la España de las últimas tres décadas. Expropiado, eurodiputado, resucitado y arrojado de nuevo a la casilla de salida entre pagarés que siempre se conjugaron en un futuro imperfecto, el empresario gaditano es uno símbolos de la «rara avis» del corporativismo descarado y contestatario en nuestro país. Aparte de protagonizar algunos de los momentos más esperpénticos que vio aquella televisión de los 90 que sacrificaba su inocencia al ritmo de las Mama Chicho (como sus obsesiones compartidas en voz alta con la figura de Miguel Boyer, ministro de Economía cuando se realizó la intervención pública de Rumasa), Ruiz Mateos se dejó llevar por una ambición que lo condujo a comprar equipos de fútbol (como el Rayo Vallecano) o a protagonizar episodios menos conocidos, como ese viaje que realizó a Bagdad para entrevistarse con Saddam Hussein con el fin de evitar la Guerra del Golfo. «Todos los días salíamos en la televisión iraquí, que nos presentaba como parlamentarios europeos en misión de paz», explicaba Joaquín Yvancos, el antiguo abogado de la familia Ruiz Mateos en su libro «Una familia ideal».

Ver los comentarios