Las cinco grandes opciones españolas de medalla en los Juegos de Sochi

Javier Fernández (Patinaje artístico)

Ha tenido algún problema con los patines, pero ha recuperado los del año pasado —«y que duren»— para encarar la última parte de los entrenamientos con el ánimo por las nubes. Javier Fernández espera la llegada de Sochi 2014 con ilusión y sin presión, por mucho que en su currículum luzcan brillantes sus oros en los Europeos de Zagreb y de Budapest —logrado este mismo sábado— y un bronce en el Mundial de Canadá: «Eso solo significa que hay un español que quiere la medalla. Que tiene opciones de luchar con los mejores y eso es lo que intentaremos hacer. Llegar en las mejores condiciones y...». Es consciente de que sus éxitos han abierto alguna ventana a los deportes de invierno, y que una medalla colgada de su cuello seguiría ayudando al patinaje español. «Tenemos entrenadores muy buenos, pero apenas nueve o diez pistas en toda España. No hay tiempo para todo: clases, hockey, para el público...». Pero advierte: «La gente que ve patinaje, al final acaba enganchada, y necesitamos su apoyo».

Carolina Ruiz (Esquí alpino)

La esquiadora sonríe desde la distancia cuando se le pregunta por Sochi 2014. «Es la cita más importante del año y no la voy a desaprovechar», advierte para ABC. Su progresión desde 2012 ha sido muy buena. Alcanzó uno de sus puntos álgidos en febrero al convertirse en la primera española en ganar la Copa del Mundo de Descenso y no quiere parar ahora. «Me estoy entrenando muy duro para llegar a la competición lo mejor preparada posible. No podemos controlar todas las variables en la prueba, como la meteorología, pero eso no va a evitar que yo dé el máximo». Sabe que se juega buena parte de su temporada y de sus opciones en apenas dos minutos, pero Carolina Ruiz sortea las dificultades de un deporte al que todavía le queda mucho por crecer como las puertas en el slalom, con deportividad. «Tendríamos que estar luchando por todo cinco o seis personas, y solo estoy yo», reconoce la esquiadora que se encuentra entre las quince mejores del mundo. «Es una posición privilegiada que me permite dedicarme a esto en exclusiva, aunque no podría hacer nada más porque viajamos muchísimo a lo largo del año. Me lo he ganado y lo sigo haciendo, pero sé que en cuanto bajen mis resultados no podré permitirme seguir. Y eso que la Federación, en lo que puede con tanta crisis, nunca nos ha dejado de lado». Por eso quiere aprovechar la oportunidad de Sochi 2014 donde lo dará todo y más: «He trabajado siempre creyendo en este deporte. Vale que en España no hay tanta tradición, pero alguien tiene que intentarlo para demostrar que se puede y que se animen los que van a esquiar porque es divertido. También se puede llegar a luchar por lo más alto», afirma.

Queralt Castellet (Snowboard)

Su nombre aparece en todas las quinielas de las opciones de medalla españolas, pero no se sobresalta porque los Juegos Olímpicos le deben una y se lo piensa cobrar en Sochi 2014. Sin embargo, es precavida porque en su deporte depende de su concentración y otras variables que no puede controlar. «No tengo presión, pero sí muchas ganas de que llegue ya la prueba, hacerla lo más limpia posible y salir satisfecha», comenta Queralt Castellet para ABC. En su satisfacción se incluye quitarse la espina de Vancouver 2010, donde fue la abanderada española, y una caída en los entrenamientos la apartó de la final que se había ganado en la modalidad de «halfpipe». Sochi será su tercera opción olímpica, con la que espera resarcirse de todas las dificultades con los que se enfrenta un español dedicado en cuerpo y alma a los deportes de invierno. «La mayor parte del año la tengo que pasar fuera, pero trato de escaparme a Sabadell antes del verano y durante las pruebas europeas invernales». Porque su ciudad natal es su sitio favorito para descansar, desconectar y reponer fuerzas para afrontar lo que venga con la escasez de patrocinios que caracteriza a la mayoría de los deportes que no se llaman fútbol.

Ander Mirambell (Skeleton)

Los malos resultados de las primeras pruebas de la temporada le provocaron cierta ansiedad, pero si de algo puede sentirse orgulloso Ander Mirambell es de su capacidad de lucha y sacrificio que le hizo ganarse la plaza para sus segundos Juegos Olímpicos. Y ahora quiere más. «Ya no me conformo con la plaza vigésimo cuarta de Vancouver 2010, he mejorado y tengo confianza en mí», concede el piloto de skeleton que comenzó a entrenarse «en seco» con un banco de madera que sacó de un contenedor con cuatro patines enganchados. «He mejorado mucho desde los orígenes y aún tengo mucho margen si pudiera disponer de un equipo y de un entrenador propio», se queja. Sin embargo es muy optimista: «De un país tercermundista en deportes de hielo como España, a Sochi va a ir la generación más preparada de la historia».

Mirambell quiere seguir llenando las páginas de un libro que llevará por siempre su nombre, el del skeleton español. No obstante, está muy pendiente de la posición en la que saldrá en los Juegos Olímpicos que se celebran dentro de poco más de dos semanas. «Es un circuito con temperaturas altas y cuando anochece esa capa de humedad se pega al hielo e impide que el trineo se deslice con la velocidad que necesitas». El trineo, su herramienta de trabajo más preciada, está bautizado con el nombre de «Mirambala» y así espera su dueño que vuelve en los Juegos Olímpicos de Sochi, hacia un nuevo récord de un sueño que él hace realidad.

Sara Hurtado y Adriá Díaz (Patinaje artístico)

La madrileña Sara Hurtado y el barcelonés Adrià Díaz son la primera pareja española de danza de patinaje artístico que competirá en unos Juegos Olímpicos. «Hay que entrar en la final», se reta a sí misma Hurtado. Acaban de ser décimos en los Europeos de Budapest con su mejor puntuación de siempre, superando en más de seis puntos su anterior mejor nota. «Estamos haciendo historia, y lo hacemos con la bandera de nuestro país a la espalda. Pero no solo lo hacemos por nosotros, sino por todos los que tienen un sueño que parece imposible, como el que teníamos nosotros», prosigue. Ambos entienden que no pueden competir con el fútbol en visibilidad, pero no tirarán la toalla.