La tecnología está reescribiendo el mercado laboral. Surgen nuevas profesiones, otras se transforman, y muchas requieren habilidades que hasta hace poco no figuraban en ningún currículum. No es sólo una cuestión de futuro: la Comisión Europea alerta de que una de cada cuatro pymes tiene, ya a día de hoy, problemas para encontrar personal cualificado. Mientras tanto, el Foro Económico Mundial calcula que la mitad de los trabajadores en todo el mundo tendrá que adquirir nuevas competencias en los próximos años si no quiere quedarse rezagado en este entorno cambiante.

En este contexto, el informe Habilidades del Futuro, elaborado por Banco Santander con la colaboración de expertos de instituciones académicas internacionales, señala dónde mirar: ciencia de datos, inteligencia artificial, herramientas digitales, idiomas o bienestar son algunas de las áreas a cuidar para seguir siendo competitivos. También pone el foco en habilidades transversales como la capacidad de adaptación, el pensamiento crítico o el aprendizaje continuo.

Más allá del título

Porque tener un título ya no basta. Lo que antes se veía como un pasaporte laboral, hoy -y cada vez más- es sólo el punto de partida. El informe Habilidades del Futuro, elaborado a partir de 15.000 entrevistas en 15 países, traza el mapa de un mundo laboral que está mutando rápidamente. Según recoge el estudio, el 74 por ciento de los europeos considera que las futuras generaciones trabajarán en empleos que hoy no existen. Ocho de cada diez personas en todo el mundo reconocen que necesitan seguir formándose. Parece inevitable que la IA se sitúe en el foco de atención: seis de cada diez encuestados consideran que saber manejar inteligencia artificial será imprescindible para mantener su empleo. Uno de cada tres cree, directamente, que su puesto podría desaparecer por culpa de ella.

En España parece que hemos tomado nota: el 81 por ciento de los encuestados manifiesta que quiere seguir aprendiendo. No se trata de volver a la universidad, sino de adquirir competencias que antes no se estudiaban porque no existían siquiera: ciencia de datos, pensamiento computacional, visualización de información. La formación continua se convierte en una herramienta de supervivencia laboral, pero también en un motor para crear valor. No sólo se trata de encontrar trabajo. Se trata de encontrar el siguiente. Y está ocurriendo ya. En los foros de emprendimiento, en las pymes que lanzan nuevas líneas de negocio digital, en los perfiles técnicos que se reinventan como formadores o asesores.

Ana Botín, presidenta ejecutiva de Banco Santander, amplía el foco: “el auge de la inteligencia artificial está cambiando no solo nuestra forma de trabajar, sino también de vivir y aprender”, afirma. “Con esta transformación llegan inmensas oportunidades: impulsar la productividad, mejorar la competitividad y crear nuevas formas de valor. Pero también plantea un serio desafío: ¿Estamos preparados y somos capaces de adaptarnos a este nuevo mundo?”. Y la entidad que dirige se ha puesto manos a la obra para que este interrogante tenga una respuesta afirmativa.

La respuesta de Banco Santander: formación abierta, digital y global

Desde hace casi tres décadas, Banco Santander mantiene una apuesta firme por la educación, la empleabilidad y el emprendimiento. En este tiempo ha destinado más de 2.400 millones de euros a iniciativas educativas y ha ayudado a más de 3,7 millones de personas y empresas, a través de acuerdos con más de 1.100 universidades.

Desde el banco se han comprometido a invertir 400 millones de euros entre 2023 y 2026 para apoyar la educación, la empleabilidad y el emprendimiento. Una ayuda que se antoja necesaria, observando las respuestas que recoge el informe Habilidades del futuro: un 44 por ciento considera el coste de la formación como uno de los principales obstáculos a la hora de afrontarla; una tercera parte alude a la falta de tiempo.

Experiencia frente a títulos

El informe señala también que el 39 por ciento de los encuestados elegiría hoy una formación distinta a la que hizo. Esa cifra dice mucho. Pero más revelador es que la experiencia práctica y la formación no formal (cursos, talleres, programas especializados) están ganando terreno frente a los títulos universitarios. En Estados Unidos, el 48 por ciento cree que pesan más. Mientras que en América Latina, el 76 por cien se declara dispuesto a usar plataformas de aprendizaje digital.

¿Quién debe encargarse de esa formación? Las opiniones divergen. El 43 por ciento opina que son las empresas quienes deben asumir el liderazgo. Algo menos de una tercera parte de los entrevistados considera que la responsabilidad es del individuo. Y un 25 por ciento se la atribuye al sector público. La realidad es que, por ahora, muchos adultos siguen formándose por su cuenta, sin esperar a que nadie se lo pida. Porque intuyen que adaptarse no es una ventaja. Es una condición.

“En Santander creemos que las empresas deben ser parte de la solución”, continúa Botín. “Con iniciativas como Santander Open Academy queremos promover el aprendizaje continuo, ayudando a las personas a adquirir y actualizar sus competencias y a acceder a nuevas oportunidades para que nadie se quede atrás”. Santander Open Academy es una iniciativa que ofrece una amplia oferta con más de 1.000 becas, cursos y contenidos en colaboración con instituciones académicas, expertos y empresas líderes.

Nuevas plataformas educativas

Todo apunta a un nuevo ecosistema donde universidades, plataformas, empresas y usuarios comparten el terreno del aprendizaje. El informe muestra que el 89 por ciento de los encuestados aún no conoce bien las plataformas digitales de formación, pero un 60 por ciento afirma que estarían dispuestos a utilizarlas. Entre ellos hay desde jóvenes que buscan dar el salto profesional hasta perfiles sénior que quieren actualizarse o cambiar de sector. Esa pluralidad marca el ritmo del cambio.

A medida que el trabajo se redefine, también lo hace la educación. Aprender ya no es algo que ocurre al principio. Es lo que permite seguir. Y el que no lo entienda, corre el riesgo de quedarse fuera mientras otros ya están dentro, aprendiendo lo siguiente.

Una tendencia global con respuestas distintas según la región

El informe Habilidades del Futuro revela diferencias claras según la región. En Europa, el 70 por ciento de los encuestados ha cambiado de sector, empresa o función a lo largo de su carrera. Aun así, son los más críticos con su formación previa: el 38 por cien cree que no les preparó para el mundo laboral. En cambio, muestran un optimismo moderado respecto al futuro: el 64 por ciento ve buenas oportunidades laborales en su país.

Estados Unidos valora más la experiencia práctica que los títulos. Un 48 por ciento cree que la educación no formal (cursos, talleres, programas especializados) será más útil que la formación reglada. Además, algo más de la mitad considera que las empresas deben liderar la formación de sus empleados.

En América Latina predomina la autogestión del aprendizaje. Dos de cada tres encuestados ven con buenos ojos el uso de plataformas digitales de formación, y el 76 por ciento estaría dispuesto a utilizarlas. También es la región donde menos cambios profesionales se han producido hasta ahora: una tercera parte de los entrevistados no ha cambiado nunca de trayectoria laboral.