La música de uno de los compositores rusos más universales protagonizó anoche el estreno absoluto en el teatro de la Maestranza de "La Consagración", una obra con coreografía e interpretación de Rafael Estévez y Valeriano Paños. Ambos creadores han investigado sobre los hechos históricos que precedieron la composición de "La Consagración de la primavera" de Ygor Stranvinsky, que el año próximo cumplirá su primer centenario de vida y que fue realizada para Les Ballets Russes de Serguei Diaghilev. La obra cuenta con la colaboración como artista invitado del bailaor Antonio Canales y el bailarín del contemporáneo, Antonio Ruz.
"La Consagración" se divide en dos partes bien diferenciadas. En la primera, son los campesinos los protagonistas y con música de cantes de trilla y gañanía los bailarines van desarrollando las labores del campo, la siembra, la siega, la trilla, y por bulerías los momentos de descanso. Se palpa el enfrentamiento con el patrón, interpretado por el bailarín de contemporáneo Antonio Ruz, rígido y autoritario y entre los campesinos aparece Antonio Canales, quien por tangos y soleá nos desvela los momentos mas flamencos de la noche. Sigue siendo el maestro de los tangos por excelencia. Esta primera parte, más popular, es demasiado larga, más de una hora. Es difícil para un creador meter la "tijera", pero a veces eso es una virtud.
La música de Stravinsky protagoniza la segunda parte de esta "Consagración". La coreografía coral es contundente, revela muchísimos pasos de danza española y sale y entra en el flamenco a base de zapateado, de escorzos y braceo. La compañía echa el resto pues las exigencias coreográficas son muchas. Destaca Nani Paños en la ejecución y Antonio Canales en la interpretación, mientras la música y la danza nos llevan de forma segura e "in crescendo" al dramático final donde la revolución campesina es aplastada por el poder.
"La Consagración" es una obra que tiene detrás un serio trabajo de investigación, tanto de música y cante, como de baile y coreografía. La segunda parte, sobre todo, es reveladora de lo que se está haciendo en las jóvenes compañías de hoy día, en las que la conjunción de la danza española, el flamenco y ciertos gestos contemporáneos, conforman nuevas propuestas de la estética dancística del flamenco, con una disciplina en la ejecución que redunda siempre en la brillantez de la danza y en la contundencia de la propuesta creativa.


















