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Mitsubishi Montero 5P 3.2 DI-D Motion A/T, en forma

Pese a los años en la brecha, el Montero se mantiene como uno de los 4x4 más capaces cuando toca aventurarse campo a través. También es amplio y versátil en ésta, su carrocería de 7 plazas, razonablemente confortable, suficientemente rápida y, en todo caso, bien equipada en el tope de gama Motion. Las que siguen son nuestras recomendaciones para con un producto que, por cierto, hace poco recibía una ligera puesta al día.

e.c.
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Robusto, capaz, amplio, bien hecho y mejor presentado, fiable... El Montero de Mitsubishi, rival de los Land Rover Discovery4 y Toyota Land Cruiser, entre otros, es ya un mítico 4x4 que no hace mucho recibía una discreta actualización para mantener la forma. Los cambios lo dotaron de un remozado frontal con parrilla delantera más agresiva y paragolpes más estilizado, en línea con el estrenado por el nuevo Outlander de la firma nipona. De igual modo, añadía protector inferior negro (antes plata) y llantas de aleación de 18 pulgadas renovadas.

Ya en el interior, la iluminación de la instrumentación pasó a ser roja intensa acorde con otros accesorios, y recibió nuevas molduras decorativas y mandos de elevalunas.

Y en cuanto a seguridad, incorporó priorización del freno BOS, que prima la acción de frenado frente al acelerador en caso de pisar ambos pedales a la vez.

Mitsubishi no alteró, sin embargo, su excelente propulsor de gasóleo 3.2 Di-D de 200 CV/441 Nm, una mecánica de cuatro cilindros algo ruidosa en frío, pero de contrastada fiabilidad. Homologa una media de 8,5 l/100 km, si bien ni a ritmo moderado hemos logrado bajar de 10,2. En realidad, es más fácil moverse en el entorno de los 11 l/100 km, un gasto en todo caso coherente para un vehículo de casi 1,90 metros de altura que fija sobre la báscula una tara de alrededor de 2.500 kg en orden de marcha.

Eso sí, no adolece de falta de respuesta, dentro de un orden solvente cuando llega el momento de afrontar un largo repecho de autovía o un adelantamiento, con independencia de la carga soportada. En este sentido, un sprint desde parado y hasta 100 km/h de poco más de 11 segundos, así como una velocidad punta de 180 km/h, que llaneando logra con rapidez, se antojan suficientes en un vehículo de semejante envergadura.

La gama Montero se estructura en 2 acabados: Spirit y Motion, el último el más equipado y objeto de nuestra prueba con carrocería larga de 5 puertas (la corta es de 3) y caja de cambios automática y secuencial INVECS-II mediante convertidor de par y 5 marchas, todo eficacia en cuanto a funcionamiento.

Sumamente apto

Sobre la transmisión 4x4, equipa la llamada Super Select 4WD SS4-II con 4x4 engranable en la pequeña palanca anexa a la del cambio (se puede seleccionar hasta 60 km/h en punto muerto). Integra reductora e incluso bloqueo del diferencial trasero (junto al central), perfecto para superar situaciones de muy baja adherencia.

Precisamente, la combinación cambio auto secuencial/transmisión Super Select 4WD SS4-II/generosos ángulos de trabajo offroad mantienen al Montero enre los grandes cuando se aleja del asfalto. Es increíble lo bien que se desenvuelve en este entorno, incluso con la carrocería larga, de generosa batalla, algo que por otra parte no debe extrañar valorando la tradición de un modelo que, en estas lides, se remonta a 40 años. Literalmente, pasa por todas partes, y tiene que ser muy comprometido o muy escabroso el trazado para detenerlo, pues a base de par y de buen hacer cambio y transmisión se sobreponen a la relativa capacidad de sus cubiertas mixtas de serie.

Valorando su completa dotación de serie comprende desde climatizador (de un solo ambiente) a equipo de sonido con lector de CD/MP3, un completísimo ordenador de viaje con brújula digital y exposición de ratios de consumo, altitud y otros, sensores crepuscular y de lluvia, retrovisor interior automático, xenón (pero sólo en la función de cruce), pedales de aluminio, tapizado mixto cuero/tejido de alta calidad, regulación eléctrica de asientos delanteros, vidrios traseros sobretintados, estribos y molduras laterales, las citadas y renovadas llantas de 18 pulgadas, control de velocidad, cargador para seis discos compactos, Bluetooth telefónico con mandos sobre el volante… Sólo se echa de menos un navegador integrado, aunque no faltan 6 airbag, controles de tracción y estabilidad, asistencia al freno motor en descensos y ABS con EBD.

Mejor con tranquilidad

En lo dinámico, buenas noticias, pese a no tratarse de un producto para ir «volando», ni siquiera en autovía, donde por altura se muestra un tanto sensible a las ráfagas de viento racheado, situación en la que la dirección pierde precisión. Con todo, resulta confortable para viajar a los moderados ritmos que obligan las leyes actuales. Por su parte, la frenada es correcta, si bien hay que tener claro el peso que llevamos entre manos y la suavidad y largo recorrido de suspensión (pensada para rodar en campo con agilidad) si la idea es apurar la detención. Otro apunte: aún con su tamaño, callejear por calles estrechas no es problema gracias a su abultada capacidad de giro.

¿Veterano? Lo es, para qué negarlo, pero como los buenos vinos el Montero parece madurar con el paso del tiempo, que no envejecer. Hay productos más modernos, mejor equipados, pero no es exajerado aseverar que pocos, muy pocos ofrecen la aptitud campera de éste. Sumen unas más que correctas calidad y presentación, y un habitáculo donde es posible acomodar a 7 pasajeros (la tercer fila, una banqueta escamoteable y ocultable en el piso del maletero, ideada para niños). El balance es claro: sigue siendo un modelo a considerar.

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