Iker Muniain se está recuperando de su microrrotura muscular, pero llega muy justo al partido ante Japón y los médicos aconsejan no arriesgarse para evitar recaídas.
Este jugador es un diablo en el campo y un culo inquieto en la concentración. No para; Iker Muniain siempre está en movimiento. No sabe lo que es detenerse media hora y hablar con alguien. Si dialoga, es caminando, yendo de un lado para otro. Es hiperactivo. Siempre juega así, al máximo de revoluciones. Por eso se lesionó después de enfrentarse a Senegal. Quiso dirigir el fútbol ofensivo para contrarrestar el juego de los africanos y forzó demasiado. Sufrió una microrrotura muscular de la que se recupera paulatinamente. Ahora son los médicos los que no quieren arriesgarse con él.
El doctor Guillén y los preparadores físicos le han tenido en palmitas. Carrera continua y fisioterapia durante varios días. Se entrenó aparte a lo largo de varias jornadas. Ayer volvió a ejercitarse solo. Y los doctores aconsejan a Milla que no le fuerce. No jugó ante México y los normal es que no lo haga frente a Japón el jueves. Si fuera una final, claro que la jugaría. Pero es el primer encuentro. Hay que tener a los dieciocho hombres en buen estado para llegar al final de este maratón en busca del oro.