Jean-Charles de Castelbajac se da un baño de masas con Kipling

El masstige , el fenómeno de «prestigio para las masas», está de moda. Y es que las firmas más exclusivas ya no temen compartir lecho con aquellas más populares y queridas por el gran público. Missoni acaba de presentar una línea de ropa y hogar en alianza con la cadena de gran distribución Target , Karl Lagerfeld se ha asociado con los almacenes de bajo coste Macy's, Michael Kors se lanzará al diseño de joyas con Fossil... y la lista continúa.

Ahora es el turno de Jean-Charles de Castelbajac y Kipling. El marqués más cool de Francia y la marca belga de maletas de viaje y mochilas preferidas por más de 35 millones de «urbanitas» de todo el mundo se han juntado para concebir la colección de bolsos más colorida de la temporada. «Me siento atraído a Kipling como me siento atraído a Renault, me gustan las marcas de calidad que están al alcance de la mano» , explica Castelbajac desde su atelier a pasos del mercado parisino de Les Halles. «En esta colección con Kipling está todo conectado a un concepto intelectual, nada es casualidad», agrega el diseñador, tan famoso por vestir a las princesas del pop (Lady Gaga, Katy Perry) como a los reyes del rap y el hip-hop (Kanye West, Jay-Z).

Ciertamente, el aristócrata ha echado mano de los archivos de su mítica maison —y de su propia vida— para esta colección. «Los bolsos de mano pequeños, por ejemplo, los diseñé inspirado en los que usaba una novia de mi juventud , una chica super - chic de Versalles —dice— ¡Boom! Así nace el nuevo estilo burgués». Los bolsos de mano y de hombro más grandes reproducen el patchwork multicolor que lo catapultó a la fama en la década de 1980. «Quería revivir el aire juguetón de aquel sofá que diseñé en el 82 con los colores de Lego, pero reinterpretado para una nueva generación», explica.

Para el marqués de Castelbajac, el lema de esta colaboración es «algo para todo el mundo». « Quiero que todos puedan encontrar algo de sí mismos en estos bolsos —aclara—. Un toque de burguesía, un toque de rock and roll, un toque de pop». Un espejo de su creador, un artista acostumbrado a coquetear con la high class parisina y con los jóvenes bohemios del extrarradio. «Ese es mi talento», se excusa. Con él, el masstige sabe más a prestigio y elegancia que a masas. Nobleza obliga.