Diez medidas que estudia el Gobierno para combatir el yihadismo

Tipificar la colaboración en conflictos extranjeros

En los últimos meses los principales gobiernos internacionales se han reunido a contrarreloj para acordar cómo combatir una de las principales amenazas a la seguridad mundial: el yihadismo. Después de que España decidiera esperar para integrarse en la coalición internacional que combatirá al grupo Estado Islámico, distintos ministros del Gobierno se esfuerzan por disipar la imagen de pasividad.

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, anunció el martes que el Gobierno pretende modificar el Código Penal para que la participación en conflictos armados en el extranjero sea un delito . El objetivo de esta modificación es frenar el reclutamiento que grupos como Estado Islámico realizan en nuestro país y evitar que se marchen a combatir la yihad a lugares como Siria.

Esta es solo la primera de las posibles medidas que enumeró el ministro y que se concretarán (o se descartarán) después de que se haya diseñado un plan concreto en las organizaciones internacionales. La Fiscalía ya alertó en su Memoria anual del peligro de este tipo de terrorismo en nuestro país y del «papel clave» que ocupa España en la radicalización de los sujetos y su reclutamiento para la yihad. Sin embargo, Margallo ha recalcado que la intervención militar no es la única salida para paliar este problema.

Un plan de prevención de la radicalización

El pasado junio, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, ya anunció que el Gobierno aprobará un Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta.

Este proyecto abordará medidas que afectaría tanto al plano educativo como el de las políticas sociales. El objetivo es «dar voz a las víctimas» del radicalismo, pero también al Islam moderado. Es decir, se impulsará el discurso de aquellos que apuesten por una visión tolerante.

Convertir el adoctrinamiento pasivo en un delito

España es un país clave en el reclutamiento de yihadistas, ya que hay varias estructuras operativas en nuestro país que facilitan esta movilización de radicales españoles a zonas de conflicto. Internet tiene una gran responsabilidad en su radicalización. Foros, webs y redes sociales ponen a disposición de los jóvenes todo tipo de conocimientos y consignas.

Aunque el enaltecimiento del terrorismo ya es un delito, el Gobierno quiere también tipificar en el Código Penal el adoctrinamiento pasivo. Esto significa que aquellas personas que se radicalizan «voluntariamente» a través de este tipo de páginas también tendrían responsabilidad penal.

El uso de las bases

Como miembro de la OTAN, España prestará ayuda a una posible coalición estadounidense para combatir el yihadismo. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ofreció el pasado sábado su apoyo a su homólogo estadounidense, Chuck Hagel.

Aunque no se concretó el tipo de soporte que prestará España, parece que ceder recursos como las bases norteamericanas en territorio nacional sería una de las medidas más probables. Las bases de Morón (Sevilla) y Rota (Cádiz) son claves en la estrategia de seguridad estadounidense.El Gobierno tendría que aprobar este uso y

Aportación de equipamiento militar no letal

La aportación de equipamiento de material militar no letal es otra de las posibilidades que enumeró el ministro Margallo el pasado martes en la comisión del Congreso. Si esta acción se llevase a cabo, se repetiría la aportación (aunque en diferente cuantía) que hizo el estado español al conflicto ucraniano.

El pasado septiembre España donó unos 2.080 kilogramos de material militar a Ucrania, entre los que se encontraban 300 cascos y 500 chalecos antifragmentos.

Donación de material militar letal

Al igual que Francia o Estados Unidos han hecho donaciones de fusiles y armas a las fuerzas kurdas en Iraq, España podría dar armamento letal a los países o coaliciones que combatan al yihadismo.

Sin embargo, hasta que no se concrete una estrategia a nivel internacional no se sabrá si el envío de armas letales se hará efectivo o no y en que cuantía.

Aviones para la inteligencia o el abastecimiento

Margallo también ha planteado la posibilidad de contribuir con «capacidades aéreas para inteligencia o abastecimiento» en operaciones exteriores contra el yihadismo. Esta aportación consistiría en mandar aviones para fines de inteligencia como podría ser sobrevolar algunas zonas, vigilar o aportar datos útiles.

Esta contribución sería similar a la que hizo España en la operación de la OTAN que sirvió para derrocar el régimen de Gadafi en Libia.

Asesoramiento y formación militar

España podría mandar fuerzas de seguridad para que instruyan y asesoren a los opositores al yihadismo en zonas como Siria o Iraq. Se imparten conocimientos y técnicas para que las fuerzas locales puedan actuar y atajar el problema dentro de su mismo territorio.

Este tipo de actuaciones ya se han realizado en países como en Somalia, Malí o Níger.

Retirar el pasaporte a los sospechosos

Aunque tampoco es una medida firme, el Gobierno también se plantea la posibilidad de retirar el pasaporte o las ayudas sociales a los españoles sobre los que pese la sospecha del yihadismo. Esto evitaría que los musulmanes radicalizados se fuesen a países como Siria y después retornasen para continuar la yihad en territorio nacional.

El Gobierno británico de David Cameron o el holandés también se han planteado este tipo de medidas para contener el proceso de radicalización en territorio nacional.

Reforzar el intercambio de información

La información es un bien estratégico fundamental. Por ello, el intercambio de datos entre las fuerzas de seguridad internacionales es básico para atajar un problema global como el yihadismo, como también se hace para luchar contra otras redes criminales internacionales como en el caso del narcotráfico.

Reforzar la cooperación en esta materia es una de las razones que han llevado al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, a encontrarse este martes con el director de la CIA, John O. Brennan, y el del FBI, James B. Comey, en Washington.