Suscribete a
ABC Premium

El «test de la verdad», tras las «huellas» del crimen en el cerebro de Carcaño

La Policía quiere someter al asesino confeso de Marta del Castillo a una prueba neurológica que podría rastrear la información que éste albergue sobre el paradero de la joven

El «test de la verdad», tras las «huellas» del crimen en el cerebro de Carcaño GUILLERMO MESTRE / HERALDO DE ARAGÓN

m.r. castro

Cinco años después de que Miguel Carcaño acabara con la vida de Marta del Castillo, las múltiples versiones que el asesino confeso ha dado sobre cómo se deshizo del cuerpo siguen sin arrojar luz a la desaparición de la joven sevillana.

La Policía, en su empeño en dar con el cuerpo de la chica, ha recurrido a un método ya utilizado en otros casos similares: el «test de la verdad», una prueba neurológica —su nombre científico es P 300— que consiste en la utilización del aparato de electroencefalografía (EFG) para rastrear la información que Carcaño pudiera almacenar en su cerebro sobre el paradero de la joven. Sin embargo, ayer mismo el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) aseguraba que el juez del caso no habíarecibido ninguna petición policial para someter al test de la verdad a Carcaño por lo que la prueba parece estar, de momento, en el aire.

Lawrence Farwell ideó esta técnica que persigue las «huellas del cerebro», bajo la premisa de que éste no se comporta igual ante información que le es desconocida que ante aquella que reconoce. Farwell asegura que la prueba sólo tiene un 1% de posibilidad de error y, desde entonces, se ha ido extendiendo en el campo de las investigaciones judiciales debido a que se considera más efectiva que los tradicionales detectores de mentiras porque es muy difícil de manipular.

La prueba que se le pretende realizar a Carcaño consiste en colocarle una especie de casco dotado de sensores conectados a una máquina, la EFG, que registrará su actividad neurológica. Una vez conectado, un ordenador irá emitiendo imágenes a las que Carcaño deberá exponerse. Algunas de estas imágenes serán anodinas y otras estarán relacionadas con el caso. La EFG registrará y analizará las ondas electroencefalográficas que vaya emitiendo el cerebro de Carcaño, de forma que, cuando reconozca alguna de esas imágenes, las ondas sufrirán alteraciones.

Esto es debido a que la actividad eléctrica cerebral puede alterarse ante determinados transtornos, especialmente aquellos relacionados con variaciones en la capacidad de memoria o atención. Por ejemplo, las ondas electroencefalográficas se modifican en cuadros epilépticos, por lo que su uso permite precisamente identificar si el sujeto los padece.

Las estructuras cerebrales encargadas de la atención y la memoria activan una serie de ondas que es posible captar con los sensores que se colocan en la cabeza del sujeto. Esas ondas son las P 300, de carácter positivo, que aparecen en torno a los 300 milisegundos tras la aplicación del estímulo si éste es reconocido y relevante para el sujeto. Por ejemplo, el arma homicida, el rostro de la víctima o el lugar donde se ocultó su cuerpo.

La EFG captará las ondas P 300 que emita Carcaño para ver qué imágenes reconoce y cuáles no y si existen diferencias significativas entre unas y otras. Quizás las «huellas» de su cerebro desvelen por fin dónde están los restos de Marta del Castillo.

El «test de la verdad», tras las «huellas» del crimen en el cerebro de Carcaño

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación