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Columnas / AD LIBITUM

Rapsodia para pequeños

En esto de las televisiones públicas ocurre lo contrario que con las naranjas: una mejor que dos... y peor que ninguna

Día 12/06/2011

DADO que los dos grandes partidos del muestrario político nacional andan más afanados, el uno, en la explotación de su rotundo éxito en los últimos comicios municipales y autonómicos y, el otro, en atemperar la magnitud de su derrota, organizar la sucesión digital y presentarnos a José Luis Rodríguez Zapatero como si siguiera siendo el líder, habrá que fijarse, con atención, en los nombres que brotan como novedad, personal o posicional, en los partidos más pequeños, crecientes por desgaste de los mayores, de los que cabe esperar la regeneración democrática que todos cacarean, pero que nadie acomete.

Es notable, por ejemplo, la radical actitud de Francisco Álvarez Cascos en Asturias. Quien tuvo la humildad personal y la grandeza política de olvidar un pasado poderoso para enfrentarse a un incierto futuro al servicio de su tierra al frente de un partido tan mínimo que tiene por sigla el bordado de la pechera de su camisa —FAC—, más parece un marciano que un político español del centro derecha en los días que vivimos. Rompió con el PP, su partido de procedencia, por discrepancias profundas sobre lo que debiera ser una política para el Principado y quiénes debieran protagonizarla. Especialmente quienes, en ningún caso, debían continuar en la explotación perpetua de sus viejos modos escasos de fruto y transparencia. Ahora, convertido en la primera fuerza política astur, antepone esos principios a la facilidad de unos pactos y, al margen de los resultados —que ya los iremos viendo—, hace que la dignidad se anteponga al éxito. Como dice Baura, está dispuesto a despreciar los versos en bien de la poesía.

Entre quienes son pequeños por el tamaño de su partido, no por su talla personal, también resulta aleccionador el caso de Luis de Velasco, cabeza del grupo parlamentario de UPyD en la Asamblea de Madrid. Otro veterano de formación cabal y, en este caso, en el centro izquierda que (s.e. u o.) parece definir el partido de Rosa Díez. En la exigible ambición de reducir al mínimo el gasto público, especialmente en lo que se va en glorias y privilegios, el nuevo diputado regional ha propuesto que solo exista en el Gobierno un coche con asignación personal, el destinado a la presidenta, que se reduzcan el número y el sueldo de los diputados y que se suprima LaOtra, el segundo canal de los de Telemadrid. No alcanzo a comprender por qué no también el primero. En esto de las televisiones públicas, el disparatado despilfarro que, además, atenta contra la libertad y el pluralismo informativos, ocurre lo contrario que con las naranjas: una mejor que dos... y peor que ninguna.

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