Columnas

Columnas / PERSPECTIVA

Pisar el área

Culpar a los empresarios de aprovecharse de la situación es no entender nada de economía política

Día 02/06/2011

LA reforma de la negociación colectiva se ha convertido en la primera prueba del candidato vicepresidente. El Gobierno parece condenado a legislar y el contenido del decreto no será inocuo. Sobre todo después de que el Banco de España haya certificado el acta de defunción de la reforma laboral que ha sido incapaz no ya de crear empleo, sino ni siquiera de aumentar la contratación indefinida. Las elecciones locales han cambiado muchas cosas. Entre otras, la actitud de la patronal. Aunque en puridad ya antes su presidente había sido llamado al orden por una Junta Directiva que consideraba excesivas las renuncias. Piensan los empresarios, y no les falta razón, que nunca antes se han dado condiciones objetivas tan favorables para reformar en profundidad un marco de relaciones laborales que es considerado unánimemente responsable subsidiario de la destrucción de empleo, el primero obviamente el desplome de la construcción. Lo cierto es que basta mirar la reforma laboral impuesta en Portugal para ver cómo vienen los tiempos. La presión internacional es inmensa. La indignación nacional con la situación del empleo, masiva. Y los resultados electorales, transparentes.

Culpar a los empresarios de aprovecharse de la situación es no entender nada de economía política, de teoría de juegos y de estrategias negociadoras. Qué han hecho los sindicatos con el derecho de veto que les concedió el presidente Zapatero durante sus siete primeros años de legislatura. Pero es además inútil, porque el problema no es el proceso sino el resultado, como ha tenido que reconocer el Partido Socialista al renunciar a las primarias para evitar males mayores, Chacón dixit. El núcleo de la cuestión no está en si hay o no acuerdo, sino en si lo que salga será razonable, si servirá para crear empleo, ampliar el crecimiento potencial de la economía española y satisfacer las exigencias de nuestros acreedores.

Volvamos a Rubalcaba. Como candidato busca aumentar su base electoral y recuperar a los electores perdidos con el giro a la derecha impuesto por la realidad económica. Como vicepresidente, aplacar a nuestros acreedores y evitar una debacle económica. Acreedores por cierto especialmente escépticos al conocer el impacto electoral en las cuentas públicas autonómicas aún antes de que hayan llegado los nuevos gobiernos y hagan sus correspondientes auditorías. Podría salir del Gobierno para no asumir esa contradicción, pero ya es demasiado tarde para desentenderse del legado ZP y además la sombra de Borrell le quitaría el sueño. Podría hacerse nombrar secretario general, pero entonces se habría acabado la legislatura. Tendrá que asumir su nueva responsabilidad. En definitiva, que estamos ante el primer reto a la capacidad de imaginación del supuesto fichaje estrella de la nueva temporada. Será interesante verle pidiendo a los concentrados en la Puerta del Sol que sean realistas, que abandonen la utopía y que acepten una caída de los salarios reales para aumentar sus posibilidades de encontrar empleo y a los sindicatos que abandonen sus sueños autogestionarios y que hagan como los alemanes, que se bajen el salario, aumenten las horas y cedan al empresario la capacidad de ajustar internamente las plantillas mediante la movilidad funcional, horaria y de centros de trabajo. Los sociólogos insisten últimamente en la fuerza de la narrativa pública para influir en los comportamientos electorales. A ver qué cuento se inventa este gran fabulador porque se arriesga a acabar como Kaká, otro clásico transferible antes de debutar, si el ilustre madridista me permite la comparación.

Búsquedas relacionadas
  • Compartir
  • mas
  • Imprimir
publicidad

Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U.