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Los candidatos

El juego estratégico de la cúspide socialista no es tanto «ganar» a Rajoy como impedir su mayoría absoluta

Día 31/05/2011

SEGÚN César González Ruano, la entrevista es un género periodístico que hace uno y cobra otro. En el caso de que el entrevistado sea Mariano Rajoy, esa doble función que apuntaba el viejo maestro recae en el entrevistador. Acaba de demostrarlo el director de ABC, Bieito Rubido que, además de ser gallego, añade a su talento periodístico la sabiduría hermenéutica. En las dos entregas de su entrevista con el líder de la oposición ha conseguido destilar diez puntos, diez líneas de pensamiento, que constituyen lo más parecido a un programa de Gobierno que, aún habiendo sido dos veces candidato a su presidencia, no conocíamos hasta ahora en quien, presumiblemente, dentro de un año será el responsable del Ejecutivo. He leído buena parte de las entrevistas, no muchas, que Rajoy ha concedido en los últimos 25 años, desde sus días de presidente de la Diputación de Pontevedra, y sumándolas todas sale de ellas menos sustancia que de ésta que comento. Un alarde de cautela que define bien al personaje; pero que, dado el giro que supone la presencia de Alfredo Pérez Rubalcaba en la carrera presidencial, puede llegar a volverse en su contra.

El muy pluriempleado Rubalcaba —¡más que María Dolores de Cospedal!— ya dijo ayer que se presenta a las legislativas porque entiende que puede ganar. ¿Puede? Tal y como se diseña su aparición en escena, con unas primarias que no lo son en plenitud, con prisas e incluso con el avasallamiento de Carme Chacón, más bien parece que el juego estratégico de la cúspide socialista, Zapatero incluido, no es tanto «ganar» a Rajoy como impedir su mayoría absoluta. Es decir, vista la poca habilidad del PP para ganar amigos y aliados —véase el caso de Francisco Álvarez Cascos en Asturias—, estar en condiciones de formar con otros grupos una mayoría capaz de desplazar a la que puedan obtener los de la gaviota.

La sustitución de un presidente nefasto, y sería difícil negar que José Luis Rodríguez Zapatero lo sea, por quien es su segundo es algo más próximo al malabarismo y la prestidigitación que a los planteamientos clásicos de la alternancia en el poder. Rubalcaba, ¿significa la continuidad del zapaterismo o se integra en el Gobierno con traición y repugnancia a lo que son sus ideas y supuestos, a lo que dice saber que España necesita? Aún así el PP debiera andarse con tino. El candidato socialista es hábil y maniobrero y si algo puede ayudarle a conseguir sus fines es la astucia silente, la expectativa prudente, que marca la línea de Rajoy. Las últimas elecciones las perdió el PSOE y, por ello, las ganaron los de la gaviota. El orden de factores altera el producto.

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