Se equivoca Alfonso Guerra cuando dice que las elecciones primarias son un invento americano. La génesis del proceso al que ahora está abocado el PSOE se remonta mucho antes porque no conviene olvidar que las primeras primarias de la historia las ganó Barrabás.
Quizás por eso, y también por otras muchas razones, Carmen Chacón ha dejado pasar la vez facilitando la estabilidad del PSOE, que es tanto como decir la jerarquía de Rubalcaba, la supervivencia de Zapatero y la agonía de España. El aparato socialista se sale con la suya de evitar un Congreso Extraordinario que habría provocado un brusco cambio de timón dentro del partido y de las listas electorales.
Poco más de 200.000 militantes van a mantener en vilo el futuro de 47 millones de ciudadanos porque las primarias sólo favorecen las perspectivas del presidente del Gobierno para blindarse en el poder hasta marzo de 2012. Un objetivo legítimo si no fuera porque la situación económica no aguanta ni de lejos los nueve meses que aún faltan para que Zapatero consiga su objetivo de agotar la legislatura.
España está fuera de cuentas, como demuestra el cuadro clínico de magnitudes económicas, por lo que no existe ni un segundo que desperdiciar en la adecuación de las reformas estructurales. La Administración del Estado, el mercado de trabajo, el sistema financiero y el gasto público son asignaturas pendientes que no pueden supeditarse al debate político en un momento de tensión electoral y crisis económica.
El PSOE quiere mostrar su alarde democrático por encima de su responsabilidad como inquilino del Gobierno, sin reparar en que la pirueta se ejercita sin red y sobre la cuerda floja. Zapatero y los suyos van a ganar un tiempo valiosísimo. El mismo que pierde España.
