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Columnas / MONTESSINO

La socialización de la pobreza

Definitivamente el país mágico de Zapatero no sabe crear riqueza. Estamos volcados en redistribuir pobreza

Día 01/04/2011

¡QUÉ bien se circula por Madrid! En el centro de Madrid, a partir de mediados de mes desaparecen los atascos en hora punta. De la noche no hablamos porque entre unos y otros han logrado hundirla. Con ella los muchos puestos de trabajo que generaba. Madrid, a partir de las diez de la noche entresemana. No es ya que parezca una somnolienta capital de provincias europea. Parece Varsovia bajo ley marcial. La capital de España capea como ninguna comunidad la crisis gracias a una política dedicada a paliar los desatinos de la política económica del Gobierno socialista. Con casi cinco puntos menos de paro que la media nacional, unas finanzas saneadas y un crecimiento mayor a los demás, ha logrado evitar las situaciones desastrosas de otras autonomías. Pero las posibilidades de esta isla del sentido común de aislarse de tendencias generales y desmanes ajenos son limitadas. Y las dificultades para las economías familiares son cada vez más dolorosamente visibles en el paisaje urbano. El empobrecimiento de los españoles en esta legislatura no tiene parangón en los países de nuestro entorno. Ni en nuestra historia. Y ahora, el precio de la gasolina por encima de 1,33 euros, ha convertido para muchos el coche en un fugaz lujo de principios de mes. Hemos pasado unos años en los que la manifestación más brutal de la crisis ha sido la pérdida de empleo. Ahora, sin que ni siquiera el Gobierno se atreva ya a hablar de creación de empleo, hemos pasado a la socialización de la pobreza. Que es lo que mejor saben hacer algunos. Entre los sectores sociales más débiles rige ya en España la pura economía de supervivencia. Cuando no de la beneficencia. Ahora son cada vez más las familias de clase media que tienen que cambiar de hábitos de vida. Renunciar a pequeñas conquistas por las que trabajaron toda su vida adulta. Y recortar su nivel y calidad de vida. Muchas han dejado ya o dejarán próximamente de pertenecer en rigor a esa clase media. En una trágica reversión de la permeabilidad

social. Por primera vez este país desde la Guerra Civil. Y la tendencia se agudizará en un futuro próximo. Ayer la subida del Euribor cerraba marzo con un nuevo mazazo para las hipotecas. Una de 150.000 euros a 25 años subirá más de 50 euros mensuales. La tasa de inflación se ha situado ya en el 3,6 por ciento. Y los precios que más suben son los derivados del petróleo y la comida. Artículos de primera necesidad. A partir de hoy, los hogares pueden sufrir un alza en la factura de la luz del 5,2 por ciento. A sumar a las subidas previas. Ayer se anunciaba la subida del precio del gas natural y del butano. Habrá más sorpresas que harán aun más difícil a las familias medias españolas llegar a fin de mes.

El Banco de España ya ha dicho algo que era obvio: los presupuestos de este año del Gobierno son papel mojado. Eran ya falsos cuando se hicieron. Ahora sólo se confirma la mentira. Frente al 1,3 por ciento que pretendía el Gobierno que creciera el PIB, será un 0,8 por ciento, cuando no un 0,5 por ciento. Como los presupuestos se basan en datos falsos, no se podrá cumplir el objetivo de reducir al 6 por ciento el déficit. Al menos con los ingresos existentes. Salvo que el Gobierno imponga un recorte brutal de gastos por un lado o nos venga con una subida de impuestos por otra. Ya veremos por dónde salen. Definitivamente el país mágico de Zapatero no sabe crear riqueza. Estamos volcados en redistribuir pobreza. Y condenados a hacerlo cuando se haya ido. Sepa que no le olvidaremos.

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