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El pez y la cabra

Con una miajita de memoria o de vergüenza, esta cultura democrática del «Tomahawk» sería imposible

Día 24/03/2011

MEMORIA de pez y coño de cabra: he ahí la heráldica de la España contemporánea.

—Ése tiene menos vergüenza que el coño de una cabra —le oí decir a un andaluz en los toros.

Con esa expresión te ahorras toda la «Ética para Amador». Y además te indica que el andaluz no es de Cádiz, pues entonces, en vez de «el coño», hubiera dicho «el chupapiera», también llamado «toto» o «totete», como Antonio Burgos tiene escrito.

Con una miajita de memoria o una miajita de vergüenza, esta cultura democrática del «Tomahawk» sería imposible, aunque te lo embuden por detrás un Nobel de la Paz como Obama y un simple con «ansias infinitas de paz» como Zetapé.

Cosas de la geopolítica.

La geopolítica es el nombre técnico de la rapiña, que eso ya está en Quevedo. Por la geopolítica fueron a las guerras del Golfo González y Aznar, y por la geopolítica ese pato cojo (pato de Zola) que es Zapatero va a Libia detrás del ganso francés, que es quien pone la póliza de la Onu. Una guerra es justa o injusta según lo diga Francia (acuérdense de aquel merluzo que en el Congreso, cuando lo de Iraq, gritó «Vive la France!»), sólo que ir a la guerra sin Francia, y esto lo dijo el general Norman Schwartzkopf, es como salir a cazar ciervos sin tu acordeón.

—Mi corazón es francés, pero mi coño es internacional —diría la gran Cocó para explicar sus relaciones con la oficialidad nazi.

Memoria de pez, coño de cabra, y cada día, una rueda de molino con su ración de alfalfa.

Uno esperaba que dijeran lo de siempre: que ayudamos a bombardear Libia para que Francia nos ayude con la Eta, pero Valenzuela, un ex empleado de Zapatero, dice en el diario global que los «progresistas de buena fe» han de pensar en la España del 36, aunque se extravía de fecha: la analogía correcta es la España del 34: Cataluña y Asturias sublevadas como Misrata y Ajdabiya, por lo que, siguiendo la doctrina del buenismo rebelde, los «Tomahawk» debieron caer en el lomo de don Niceto Alcalá Zamora y del «mariconazo» —el fogonazo lírico es de Miguel Hernández— de Gil Robles. Ya lo dijo Emilio Prados:

—Fue necesario que llegara el año de la sangrienta represión de Asturias para que todos los poetas sintiéramos como un imperioso deber adaptar nuestra obra, nuestras vidas, al movimiento liberador de España.

Y ahí tenemos a Pepiño Blanco, en Málaga (lo más cerca de Libia que se atreve a estar), diciendo «vamos a liberar al pueblo de Libia».

—En este momento, los segundos son preciosos —aclara Méndez, el Largo de Badajoz, no sabemos si ante una palangana de merluza de Casa Hortensia, simulando con los lomos y las colas los ejércitos en liza.

El pez y la cabra.

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