FUE el Arcipreste de Hita el introductor en nuestra literatura de las serranas, esas galanas mozas sin pelos en la lengua (aunque repartidos profusamente por todo el resto del cuerpo), que asaltaban al viajero en mitad del camino y lo dejaban, tras la coyunda, molido como cibera. A estas «fermosas damas», de «sobrecejas anchas y más negras que tordos», «orejas mayores que añal borrico», «pescuezo negro, ancho, velloso, chico», «narices muy gordas, luengas, de zarapito» y otros primores que no cuento por no aburrir al lector dedicó el Arcipreste muy amorosas y burlescas cantigas, que remataba entonando una plegaria a la Virgen: pues alguien que sobrevivió al asalto de estos viragos, sin duda había de necesitar una especialísima protección del cielo.
Menos protegidos que nuestro cachondo Arcipreste deben de andar los zagales de la Dirección General de Tráfico, a quienes pastorea una garrida hembra llamada doña Aurora Cedenilla, que en sus proezas deja chiquitas a todas las serranas del Arcipreste, y aun a aquella Aldonza Lorenzo que —según nos asegura el buen Sancho— tiraba «tan bien la barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo» y un día «se puso encima del campanario de la aldea a llamar a los zagales que andaban en un barbecho de su padre y, aunque estaban de allí a más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre». No sabemos si doña Aurora Cedenilla tendrá tan recia voz como Aldonza Lorenzo, porque el correo electrónico la alivia de subirse a los campanarios para requerir a los zagales que pastorea en la Dirección General de Tráfico; lo que nadie podrá discutir es que, como Aldonza Lorenzo, es moza «nada melindrosa», que «con todos se burla y de todo hace mueca y donaire». Y para probar su delicado ingenio no hay sino que leer la felicitación que, con el nacimiento del nuevo año, ha enviado a sus zagales: «Me gusta que la felicitación sea en verso, por eso de elevar la calidad epistolar (¡ejem!). En 2010 la rima era fácil (¡FELIZ 2010... POR EL CULO TE LA HINCO OTRA VEZ!, copiando la de: ¡2005... por el culo te la hinco!), pero, para mi consternación, no daba con una adecuada para 2011... ¿O sí? A todos vosotros, con mi cariño, os deseo: ¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO... y CHÚPAME UN HUEVO!!!".
¡Vive Dios, que esta doña Aurora Cedenilla es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho! ¡Qué rejo que tiene! ¡Qué galanura en la expresión, qué gracia en los conceptos, qué sutileza en las precisiones anatómicas! ¡Y qué amenos parajes del alma permiten anticipar tan acendradas palabras! ¡Ganas entran de quedarse a vivir en ellos, como un polluelo en su nido! Pues resulta que a tan dulcísima serrana un melindroso zagal, jefe provincial de Tráfico de Palencia para más señas, se ha atrevido a censurarle el tono de la felicitación, utilizando para ello la misma vía del correo electrónico que antes había empleado doña Aurora. ¿Habráse visto atrevimiento tamaño? En un santiamén, el desvergonzado ha sido destituido y señalado con oprobio, como no podía ser de otro modo, pues ante una serrana que para estrenar el año quiere hincártela y demanda que le chupes sus vellosas partes pudendas obligación de todo zagal es consentir sin mojigatería y transigir sin melindre. Aunque huela a chotuno y sea una villana harta de ajos, aunque tenga prietas barbas y miembros de gran yegua caballar, ante una lozana serrana sólo cabe —como nos enseña el Arcipreste— una respuesta cabal, que es humillarse y sonreír, sonreír agradecido, aunque duelan los esfínteres y la lengua, después del lametón, se nos llene de pelos.