El primer «pirata del aire» en España: «Quiero ir a Cuba, Tirana o Marsella. Esto es un secuestro»
Con una pistola de juguete , un joven de 18 años, Mariano Ventura, retuvo el 7 de enero de 1970 un avión de Iberia. «Apestaba a alcohol» , cuenta la crónica de ABC. La aventura se frustró en cuatro horas
Dos pasajeros evitaron ayer mismo en un avión turco que un tercero llevara a buen puerto el secuestro de la nave con la amenaza de llevar una bomba enredada en su cuerpo , que al final no fue tal. En las últimas semanas, han sido varios los casos de intentos de raptos de aeronaves frustrados por el resto de la tripulación. ¿Quién lo impidió en el caso del primer secuestro aéreo español? Hoy se cumplen 41 años desde esa "aventura" que inauguró la "piratería aérea" en España , como se llamó en ese tiempo, vivo aún Francisco Franco y en el que uno de sus generales jefes de la región militar de Zaragoza, el teniente general Rute Villanova, alumbró la idea de dejar el aeródromo de la capital maña a oscuras, ordenando la "operación bloqueo" de la nave de Iberia retenida. Tres décadas después, el relato de lo sucedido tiene elementos más bien cómicos. Cuatro horas y media duró el primer secuestro aéreo en nuestro país y el "pirata del aire" no era otro que un estudiante de Informática que antes de ir a Barajas, en la noche de Reyes, había comprado una pistola de plástico con apariencia de una real en una juguetería de la capital. A las 20.15 horas del 7 de enero de 1970 embarcó en el avión regular que Iberia fletaba entre Madrid y Zaragoza , el vuelo IB 032 del Convair Metropolitan 440 . ABC abrió al día siguiente el periódico con la información que relataba que la nave viajaba con 43 tripulantes a bordo, uno de ellos, de nombre Mariano Ventura Rodríguez , madrileño de 18 años y, a la postre, el secuestrador.
«Quiero ir a Cuba y sin rechistar»
Ventura le dijo al pasaje: «Tendrán que agradecerme todos poder visitar esas ciudades»
Cincuenta minutos después de tomar asiento, el joven con su arma de juguete encañonó a una azafata, según relató una de las pasajeras testigo de este episodio que marcó la historia de la navegación aérea en España, y ambos se dirigieron a la cabina del comandante. La azafata, María del Mar Ochoa -en su estreno en el puesto- "muestra tranquilidad", mientras el secuestrador comunica al comandante Luis Arias Bernal y al radio Martínez Sánchez que se trata de "un secuestro" . No le faltó tiempo para decir sus intenciones, un tanto abstrusas a medida que transcurre la "conversación": "Quiero ir a Cuba inmediatamente y sin rechistar". Una vez le comunican que es imposible dado el combustible que lleva el avión, cambia: "Bueno, pues entonces iremos a Tirana, en Albania". Respuesta: también es imposible. Ventura, visiblemente trastornado, amenaza a todo el pasaje: "Tienen que hacerlo ya, de lo contrario, comenzaré a disparar sobre los pasajeros".
Pero a las 21.15 horas y ya sobrevolando el aeropuerto de Zaragoza, el comandante que aún tenía la pistola apuntándole en el cuello dio el aviso de lo que ocurría dentro del avión a la torre de control, disparándose todas las alarmas en la Comandancia de la región militar. Mariano Ventura seguía empeñado en que parasen en Zaragoza, repostasen el combustible que faltaba y reemprendiesen vuelo rumbo a Tirana, aunque según algunos papeles de historias aeronáuticas consultados, llega a pedir otro rumbo: se conforma con ir a Marsella, después de que le hayan informado que para terminar en tierra albana, sería necesario hacer dos escalas, una en Marsella y, luego, en Roma.
El sarcasmo del secuestrador
El secuestrador sale enfurruñado de cabina y habla a los asustados pasajeros: "Ustedes van a conocer Marsella, Roma y Tirana. Tendrán que agradecerme todos haber podido conocer estas bonitas ciudades".
«Si se entrega pasará dos años en la cárcel; si no, al amanecer será fusilado»
Con menos sorna se lo estaba tomando en esos momentos la Jefatura militar, que ordenó bloquear el avión, apagar todas las luces de las pistas una vez que el avión tomara tierra y le dan la orden al comandante Arias Bernal que "entretenga" al captor y gane algo de tiempo . Mientras aterrizan, la nave es rodeada por vehículos militares, coches de policía y todos los camiones y tractores que logran reunir. Aunque en la información que firma en ABC Ricardo Vázquez-Prada no se detalla, los mismos relatos de la historia aeronáutica comentan que en ese lapso temporal el mecánico del avión Álvarez-Caribe llegó a inventar que había una seria avería eléctrica que impedía seguir volando. "En realidad, había desconectado varios fusibles de acuerdo con el plan", señalan. Mariano Ventura se desquicia: "Les doy 15 minutos para que despeguemos o iniciaré una matanza de la que nadie se librará".
Pero en ese momento las autoridades militares estaban iniciando ya un diálogo por megafonía con el joven, para tratar de reducirlo, mientras guardias civiles desinflaban dos de los neumáticos del avión, comentan. La información rigurosa habla de que las baterías del avión se agotan, se quedan a oscuras, y el capitán de la Policía Armada "convence" al captor, con la posibilidad aún patente de que fuesen más de uno los delincuentes: "Si se entregan, les pueden salir un par de años de cárcel, pero si les ocurre el más mínimo percance a los pasajeros o tripulación, al amanecer serán fusilados".
Una vez en Zaragoza, camiones y tractores bloquean el paso del avión
El secuestrador, vencido, sale por la escalerilla auxiliar del avión. El periodista de ABC cuenta entonces: "El secuestrador no mostraba miedo ni nerviosismo. Apestaba a alcohol. Al cabo de un rato se sintió mareado y pidió varias vedes un médico".
El resto de la historia cuenta un interrogatorio en los calabozos de la Jefatura Superiro de Policía de Zaragoza y ante el juez militar de instrucción, para pasar a ingresar provisionalmente en la prisión provincial de Zaragoza.
Más de 200 millones de pesetas que abonó Iberia
Mariano Ventura pasó poco tiempo en la prisión madrileña de Carabanchel, como le habían advertido, mientras que la compañía nacional Iberia pagó 1 00.000 pesetas por los gastos y daños ocasionados a la nave durante este episodio, y otros 200 millones de pesetas más por el encarecimiento de sus primas de seguros . Al día siguiente arribó a España, casualmente por motivos de agenda, el director del servicio de seguridad de IATA (Asociación Internacional del Transporte Aéreo), Anthony R. Stephens, quien comentó que se habían computado 105 secuestros aéreos en los últimos tres años, y éste era el primero notificado en España, pero que en Estados Unidos comenzaban ya estar tan habituados que se había impuesto recientemente una condena de 20 años de reclusión a un delincuente aéreo y la pena de muerte era factible para un "pirata del aire". Historias del pasado que parecen un alegato recordatorio de nuestro presente.
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