Santos Inocentes: jornada para reírse del prójimo cuando se conmemora la matanza de niños decretada por Herodes. ¡Peculiar idiosincrasia la del humor de los españoles!
-Dicho así suena macabro, pero, aunque la cuestión no está lo suficientemente estudiada, parece que esta celebración tiene más que ver con el hecho de que en español la palabra inocente tiene también el significado de «bobo» o tío que no se entera. O sea, que fue surgiendo más por su nombre que por lo que se recuerda en esta fecha.
-¿Es una necesaria catarsis social?
-El de tener licencia por un día para engañar a los demás es un rito colectivo que existe prácticamente en todas las culturas y que tiene una función: la de recordarnos que no somos tan listos como nos creemos y que debemos estar siempre alerta porque hasta nuestros mejores amigos nos pueden tomar el pelo. En España tenemos los Inocentes, en el mundo anglosajón el April's fools, los franceses e italianos el «Pez de Abril»... Hasta en la India se celebra la fiesta llamada «Holi», que suele caer hacia febrero o marzo, en la que se puede engañar al prójimo y se le mancha con polvos de colores.
-Como nuestros monigotes en la espalda.
-Esos son típicos de España. No existen por ahí.
-Parece que lo de las inocentadas va a menos.
-Sí, se va perdiendo y cada vez se gastan menos bromas. En parte, porque la sociedad está ahora mucho más fragmentada y los núcleos de relación (familia, amistades) son cada vez más reducidos. Y hacer una inocentada requiere un alto grado de confianza para que el engaño sea bien encajado. ¡Ya sabes, la estrecha relación del amor con el humor! Por otro lado, los españoles desde hace un par de décadas nos empezamos a considerar europeos y nos hemos vuelto más serios en el mal sentido de la palabra. No hemos mejorado tanto en lo que sí deberíamos haberlo hecho (puntualidad, eficacia o disciplina), y sin embargo nos reímos menos.
-Ya resulta inútil la búsqueda de la noticia falsa en los periódicos cada 28 de diciembre.
-Pues yo reivindico esos guiños, en los medios de comunicación y en todo lo demás. La BBC, considerada baluarte de seriedad, ha hecho algunas de las mejores inocentadas que recuerdo.
-¿Alguna antológica?
-En un April's fools emitió unas imágenes sobre la recogida del espagueti en Italia. Se lo tragó muchísima gente, hasta el extremo de que unos años después se hizo una encuesta y todavía había británicos que creían que los espaguetis salían de los árboles. Es tronchante, lo puedes ver en YouTube. Y me gusta mucho el hilarante documental (también de la BBC) sobre el cerebro de Einstein. Aunque nunca se ha reconocido que se trataba de un reportaje falso, estoy convencido de que lo fue.
-Las bromas de esta jornada también revelan las diferentes calidades de humor. Hay tantas zafias o que se pasan de frenada...
-Por eso mi socio y yo defendemos el «humor positivo», porque el humor suele malutilizarse desde posiciones de abuso. Por ejemplo, en el «mobbing» o en las relaciones de violencia de pareja.
-¿Es educable o maleable el ser bienhumorado?
-Resulta complicado establecer de una manera clara si se nace con más o menos sentido del humor. Pero, aunque haya aspectos heredados, desde luego que se puede desarrollar, y en nuestra empresa trabajamos habilidades de juego que contribuyen a ello. Adaptadas a los adultos, claro.
-Porque la risa es la cualidad humana por antonomasia.
-Eso dijo Aristóteles: «Homo Ridens». Pero no es del todo cierto. En los simios se da una «protorrisa» ante las mismas cosas por las que se tronchan los niños de uno o dos años: con las cosquillas, jugando al corre que te pillo... Lo que no hace jamás un animal es reírse de otro. ¡O sea, no gastan inocentadas!
ANTONIO
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