Estupor en el PSOE con Zapatero por reabrir el debate sucesorio y ocultar su decisión

Casi ningún dirigente socialista apoyó ayer el fondo ni las formas con las que José Luis Rodríguez Zapatero hizo público que ya ha tomado una decisión sobre su candidatura en 2012: el lunes, en la copa de Navidad de La Moncloa, y asegurando que esa decisión la conocen solo su esposa, Sonsoles Espinosa, «y una persona del partido». Solo Leire Pajín salió a defenderle a capa y espada. En privado, el diagnóstico común es «frivolidad», ya que lo ocurrido dificulta, incluso, mantener congelado el debate hasta después de las elecciones autonómicas y municipales de 2011, como él quiere.

Por aquello de que ya tenía una entrevista matinal concertada previamente con RNE y de que todas las miradas estaban concentradas en él, al vicesecretario general del PSOE, José Blanco, no le quedó más remedio que salir del paso mostrando su «sorpresa» por la revelación. «Honestamente, me ha sorprendido pero tampoco es nada nuevo. En todo caso siempre tomaría la decisión pensando en el interés del partido», dijo Blanco, quien no quiso desvelar si es la persona del PSOE que sabe el secreto.

Lo grave de las palabras del presidente del Gobierno, coinciden varias fuentes consultadas por ABC, es que reabren un debate que él mismo quiere aparcado hasta mediados del año próximo para no sentirse como un «pato cojo» (la denominación que reciben los presidentes estadounidenses en su segundo y último mandato). Esa situación le maniataría en decisiones importantes que todavía tenga que tomar en relación al final de ETA o a las importantes reformas económicas que se avecinan. «Así no sé cómo vamos a aguantar», concluye un diputado. Todos niegan la mayor en cuanto le ponen un micrófono por delante. El último, el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, que el mismo lunes había dicho: «En el PSOE no hay debate sucesorio» porque nadie se plantea que Zapatero pueda no ser el candidato... salvo él.

«Es el mejor activo», proclamaba ayer Blanco en la radio. «Yo sólo aspiro, espero y trabajo para que José Luis Rodríguez Zapatero sea el próximo candidato, que creo que debe serlo», decía Manuel Chaves intentando taponar la vía de agua abierta, pero, a la vez, dejando caer lo que piensa. Como Blanco y el portavoz parlamentario, José Antonio Alonso, —«jamás he hablado con él de este tema»—, el presidente del PSOE tampoco sabe «nada» de la decisión presidencial, pero aprovechó para reconvenir al líder socialista porque «no deben alimentarse especulaciones políticas». Chaves sostenía hasta hace bien poco lo que la inmensa mayoría de la «vieja guardia» socialista: ante unas perspectivas electorales malas o muy malas, «lo único que no puede hacer el capitán es abandonar el barco» ni aunque las encuestas den 15 puntos de ventaja a Mariano Rajoy; «o, precisamente, por ello», ironiza un diputado. El problema es que ahora Rajoy empieza a estar mejor valorado que Zapatero y eso se interpreta como señal inequívoca de que resta a la sigla.

Otro que se abona a la tesis de Chaves es el diputado madrileño Juan Barranco, el cual piensa que «lo mejor para no alimentar especulaciones es no decir nada», según declaró a Ep. Barranco, enfrentado a las tesis de Zapatero en las recientes primarias madrileñas, zanjó la cuestión con un ilustrativo «...pero allá él». Enfrente se sitúa la ministra de Sanidad y ex secretaria de Organización, Leire Pajín: «Si hay alguien en este país que ha demostrado que conoce perfectamente los tiempos políticos —recalcó—, ese es Rodríguez Zapatero».

El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien se ha mostrado partidario de que el sucesor de Zapatero se decida en unas primarias, declaró ayer a ABC «prefiero no opinar» para no ahondar en el debate. El mandatario extremeño, Fernández Vara, optó por la ironía y, en Cáceres, prefirió hablar del tiempo, aunque con mesaje: «La verdad es que cuando me he levantado esta mañana yo pensaba que no iba a llover tanto y está lloviendo bastante».