Europa pedirá al G-20 un compromiso para no devaluar más las divisas
El Fondo de Estabilidad de la Eurozona será permanente, habrá más disciplina presupuestaria y más vigilancia económica
La Cumbre de Otoño de la Unión Europea que ha terminado esta tarde en Bruselas ha lanzado un mensaje claro a los países miembros del G-20 que se reunirán en unos días en Corea en el sentido de que tienen que dejar de devaluar sus divisas, para obtener ventajas competitividad a corto plazo, por ser muy negativo para la recuperación del conjunto de la economía mundial.
La idea que transmitirán los líderes europeos a sus homólogos del G-20 es que el camino iniciado en Europa de saneamiento presupuestario, cambios de la regulación financiera y reformas estructurales es el que se debería adoptar en el resto de las economías más poderosas del mundo, en aras de evitar los desequilibrios y la fuga de capitales hacia zonas más laxas en cuanto a regulación se refiere.
Se ha decidido convertir el fondo de rescate en permanente
En relación con la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) se considera que el acuerdo del 23 de octubre contribuirá a mejorar la eficacia, credibilidad y legitimidad de la institución y le permitirá desempeñar su papel de apoyo al funcionamiento del sistema monetario y financiero internacional. En este sentido añaden que la reforma de las cuotas y otras reformas más amplias en el ámbito de la gobernanza deberán presentarse juntas, constituyendo un paquete único de carácter general, y dentro del mismo horizonte temporal.
Sobre las tasas e impuestos de las instituciones financieras, tanto a escala internacional como europea, el acuerdo es que tendrá que haber más coordinación entre los diferentes planes que se apliquen al respecto, con el fin de evitar la doble imposición.
Además los Jefes de Estado europeos han decidido convertir el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o fondo de rescate en permanente para poder garantizar la estabilidad del conjunto de los países a largo plazo. Este fondo, que se dotó con 750.000 millones de euros e iba a estar en vigor sólo hasta 2013, tendrá como novedad que además de la participación de los países europeos, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional estará presente también la banca privada, aunque no se ha determinado aún la fórmula con la que se realizará.
La reforma del Pacto de Estabilidad cambiará en parte las reglas de juego económicas
El carácter permanente de este fondo, y la exigencia de Alemania de que previamente se tiene que cambiar el Tratado de Lisboa para que su aportación a él no pueda ser rechazada por la Corte Constitucional alemana, centró la Cumbre de Otoño de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebró esta semana en Bruselas. Finalmente, y después de arduas discusiones, Europa cedió ante Alemania y se acordó realizar una mini reforma del Tratado que pueda ser aprobada por los Jefes de Estado y no requiera referéndum, como ocurrió con el Tratado de Lisboa, en vigor desde diciembre de 2009 después de un periodo de 10 años de ratificaciones en los países.
Al margen del cambio del Tratado los líderes europeos acordaron una importante reforma del Pacto de Estabilidad, el germen del euro, que supondrá cambiar en parte las reglas del juego que había hasta el momento en materia económica en Europa.
Entre las novedades figura que se tendrá en cuenta para la estabilidad presupuestaria tanto la deuda como el déficit públicos con los topes conocidos del 60% y el 3% del Producto Interior Bruto (PIB) respectivamente. De este modo los países que rebasen estos límites, tanto los de déficit como de deuda, tendrán que enfrentarse a los procedimientos sancionadores de la Comisión Europea.
París consiguió no darle nuevos superpoderes económicos a Bruselas
Estas sanciones, cuyo automatismo fue defendido tanto por el Ejecutivo comunitario como por el Banco Central Europeo y Alemania, finalmente pasará por la mesa del Consejo de Ministros de Economía de la Unión Europea, o lo que es lo mismo, podrán ser controladas por los políticos con la regla de la mayoría inversa. La idea original se “diluyó” a petición de Francia, que consiguió arrancar a Alemania esta cesión a cambio de apoyarla en la petición de la reforma del Tratado de Lisboa. París no quería darle nuevos superpoderes a Bruselas.
Además, estas amonestaciones se podrán producir no sólo después de que los países hayan rebasado los límites de déficit y deuda, sino también antes de que esto se produzca, o lo que es lo mismo, cuando la tendencia de aumento de los desequilibrios sea muy acusada. Alemania había pedido incluso que se retirara el derecho de voto en los Consejos a los países que incumplieran el Pacto de Estabilidad, aspecto que se incluyó en las conclusiones de la Cumbre pero cuya puesta en marcha no está exenta de dificultades.
Habrá también multas, que ya están contempladas en el Pacto de Estabilidad actual pero no se han aplicado nunca, para los países incumplidores en forma de depósitos remunerados. En principio éstas se aplicarán sólo a los países de la Eurozona pero la idea es que poco a poco se amplíen al resto de países europeos, para lo que se condicionarán determinados gastos de la UE al cumplimiento de los requisitos del Pacto de Estabilidad.
La CE abrirá procedimientos por desequilibrios como la burbuja inmobiliaria española
A lo anterior se le añade la instauración de una evaluación anual de los elementos de vulnerabilidad y del riesgo de desequilibrios macroeconómicos y, en los casos graves, la Comisión Europea abrirá procedimientos por desequilibrio excesivo. Con este sistema se controlará que no se vuelvan a producir desajustes como el ocurrido en España con la burbuja inmobiliaria.
También echará a andar el “semestre europeo” por el que todos los países tendrán que enviar las grandes líneas de sus presupuestos anuales a Bruselas antes de ser aprobados en los respectivos Parlamentos, es decir, habrá un control “ex ante” de cada euro que se prevé ingresar o gastar en las arcas públicas de los países, más que nada para evitar sustos.
Esta importante reforma, pese a ser más “light” de la que querían tanto la Comisión como el BCE, supone un avance vital en la coordinación presupuestaria por la vía del aumento de las sanciones, imprescindible para garantizar la estabilidad en la Eurozona y apuntalar la recuperación económica.
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