Obama, ante Netanyahu: «El vínculo de EE.UU. con Israel es inquebrantable»
Insiste en que las conversaciones directas de paz entre israelíes y palestinos comenzarán antes de octubre

Dentro de un esfuerzo compartido por pasar página a su visible desencuentro, el presidente Obama y el primer ministro Netanyahu se concentraron ayer en la Casa Blanca en desmentir la existencia de fisuras dentro de la tradicional alianza entre Estados Unidos e Israel. Pese a las tensiones acumuladas, los dos líderes volvieron a insistir en ese vínculo «inquebrantable» que viene marcando desde hace casi medio siglo la política americana hacia Oriente Medio.
Con una paráfrasis a su estilo del escritor Mark Twain, Netanyahu recalcó el entendimiento y confianza existentes entre su gobierno y la Administración Obama: «Las informaciones sobre el final de la relación especial no son solo prematuras, son también claramente falsas». Aprovechando la ocasión para invitar a su anfitrión americano a realizar una visita oficial a Israel. A lo que Obama respondió con un afirmativo «estoy listo». Al ser preguntado específicamente si había sido un grave error distanciarse de Israel durante la primera parte de su mandato presidencial, Barack Obama rechazó por completo la premisa de unas supuestas malas relaciones: «Si ustedes miran a todas las declaraciones públicas que he hecho durante el último año y medio, verán una constante reafirmación de la relación especial entre Estados Unidos e Israel».
Junto a esa escenificada reconciliación, después de que la anterior visita de Netanyahu al Despacho Oval fuese abruptamente cancelada por la crisis de la flotilla turca, el presidente de Estados Unidos aprovechó para insistir en conseguir nuevas conversaciones directas de paz entre palestinos y judíos. Proceso que según la Casa Blanca se debería reactivar antes de que el próximo 26 de septiembre termine la moratoria existente sobre nuevos asentamientos judíos en Cisjordania.
Correr riesgos
Ante el significativo precio político que el gobierno de Estados Unidos debe pagar cuando presiona diplomáticamente a Israel, Obama insistió en que nunca se le ocurriría pedir al gobierno de Tel Aviv algo que pudiera perjudicar o comprometer su seguridad nacional. Según Obama, «creo que el primer ministro Netanyahu quiere paz y que está dispuesto a asumir riesgos para conseguir esa paz».
Como parte de esa coreografía de entendimiento, tras una reunión de noventa minutos, la Casa Blanca permitió ayer fotografías, amistosos saludos, guiños de confianza y declaraciones conjuntas en el Despacho Oval. Simbólicas distinciones que no tuvieron lugar tras la más tensa cita celebrada en Washington el pasado mes de marzo. Con todo, el resentimiento acumulado por parte de la Administración Obama ante los desplantes a la hora de seguir construyendo asentamientos judíos en territorios palestinos ocupados.
El primer ministro de Israel, como en ocasiones anteriores, se volvió a declarar ayer dispuesto a negociar cuanto antes con el presidente palestino Mahmud Abbás. Con intención de tomar «pasos concretos» en las próximas semanas para avanzar en ese proceso «de forma muy robusta». Con todo, los palestinos insisten en que esa disposición es una maniobra de relaciones públicas mientras Israel sigue expandiendo sus asentamientos. A juicio de Obama, el ímpetu de mantener negociaciones directas —que según él deben comenzar pronto— tendría que ser suficiente para restar importancia a la cuestión de la moratoria que terminará en septiembre. Aunque tanto el presidente de Estados Unidos como el primer ministro Netanyahu reconocieron ayer que un acuerdo final será bastante difícil y requerirá de grandes sacrificios.
El proceso de negociaciones directas entre Israel y los palestinos terminaron en diciembre del 2008, cuando el gobierno de Tel Aviv lanzó una ofensiva militar de casi un mes contra la franja de Gaza para detener el lanzamiento de cohetes por parte de Hamás. Para resucitar ese proceso, la Administración Obama ha venido patrocinando negociaciones indirectas, con cinco rondas bajo la mediación del enviado especial George Mitchell.
Benjamín Netanyahu no dejó de alabar las nuevas sanciones contra Irán firmadas por el presidente Obama. Las medidas de la Casa Blanca tienen necesitan respuestas similares por parte de otras naciones, dijo, para plantar cara con efectividad al desafío nuclear de la teocracia de Teherán. Según el líder israelí, el castigo internacional se debe concentrar en la industria petrolera iraní.
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