Tiempo de preparación: 4 horas y media para cuatro personas
Enciende el horno a 120 ºC con un buen rato de antelación. En un bol echa el queso, la nata, los huevos, el azúcar, la maicena, la vainilla y la sal, y bate para conseguir una mezcla lisa y homogénea. Pon la mezcla en moldes de silicona desmoldables individuales y mételos en el horno 1 hora o hasta que, meneando los moldes, notemos que los bordes están cuajados, pero el centro tiene tembleque considerable. Entonces sácalos del horno y déjalos reposar en la encimera de la cocina al menos 1 hora. Pasada, cúbrelos y mételos en la nevera para que se asienten, otras 2 horas más como mínimo.
Pela el mango y córtalo en dados regulares y medianos, salvando la dureza del centro. Coloca los dados en un bol y, por encima, vierte la pulpa de las frutas de la pasión abiertas en dos, que habrás sacado con ayuda de una cuchara. Ralla una pizca de limón, añade unas gotas de zumo y las hojas de albahaca cortadas en juliana finísima. Menea y refresca. Saca las tartas de queso, desmóldalas frías y derrama por encima la fruta aliñada, extendiéndola por toda su superficie.
Si nos gusta la tarta de queso más brava, podemos sustituir una pequeña parte del mascarpone por un queso azul, una torta del Casar o cualquier otro queso con demostrada personalidad.