Tiempo de preparación: 55 minutos para cuatro personas
En una cazuela ancha y baja haz un sofrito con AOVE, cebolleta, el ajo picado, el pimiento verde y una pizca de sal sin que coja color. Pela los tomates y pícalos a cuchillo. Haz un atadillo con el manojo de albahaca y añádelo cuando el sofrito esté pochado. Dale unas vueltas y vierte el tomate, sazona y guisa unos 20 minutos. Retira, al cabo, el atadillo y pasa la salsa por un pasapurés. Mantén la salsa en la misma cazuela. Si prefieres la salsa dulce, agrega una pizca de azúcar al sofrito; si más picante, una de cayena. Arrima al fuego una cazuela grande con abundante agua sazonada. Según hierva, echa la pasta. Cuece hasta que esté al punto que nos guste, más o menos hecha, tierna o al dente.
Pon el queso en un bol y machácalo con las púas de un tenedor. Añade el resto de los elementos. Escurre la pasta y espárcela sobre el tomate sofrito. Déjala unos minutos a fuego muy suave, meneando, para que chupe bien el sabor. Rocíala con un hilo de AOVE crudo, dale otro meneo y sírvela. Reparte por encima el queso con hierbas, que, al mezclarse en el plato, se fundirá formando una apetitosa salsa.
Los veganos pueden sustituir el queso por productos derivados de la soja, tofu o yogur.